Ejecución

Irán aplica la pena de muerte a un angloiraní acusado de espionaje

Alireza Akbari, que fue viceministro de Defensa, ha sido ejecutado por su presunta relación con el MI6 británico

El presidente iraní, Ebrahim Raisi, habla a la multitud durante su visita a la ciudad de Yazd.

El presidente iraní, Ebrahim Raisi, habla a la multitud durante su visita a la ciudad de Yazd. / -/Iranian Presidency/dpa

Adrià Rocha Cutiller

Adrià Rocha Cutiller

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La prensa oficialista iraní ha confirmado este sábado la ejecución del ciudadano británico-iraní y antiguo viceministro de Defensa de la República Islámica de Irán, Alireza Akbari, de 61 años. 

Akbari fue detenido en 2019 acusado de espiar por el Reino Unido, unos cargos que el hombre siempre negó. "Estoy consternado por la ejecución del ciudadano Alireza Akbari en Irán. Este ha sido un acto insensible y cobarde, llevado a cabo por un régimen bárbaro que no respeta los derechos humanos de su propio pueblo. Mis pensamientos están con los amigos y la familia de Alireza", ha dicho este sábado el primer ministro británico, Rishi Sunak, cuyo Gobierno intentó parar la ejecución y ahora promete represalias diplomáticas por lo sucedido.

"Alireza Akbari, quien había sido condenado a muerte por sus crímenes de corrupción en la tierra y su acción en contra de la seguridad interna y externa de nuestro país a través de sus actividades de espionaje para los servicios de inteligencia del Gobierno británico, ha sido finalmente ejecutado", ha anunciado la agencia oficial iraní Mizan en un comunicado este sábado. 

Según las autoridades de la República Islámica, Akbari, que fue viceministro de Defensa entre 1997 y 2005 (durante el mandato del anterior presidente reformista iraní Mohammed Jatamí), recibió casi dos millones de euros, 265.000 libras esterlinas y 50.000 dólares por pasar información de Irán al Reino Unido. 

De hecho, según Teherán, el hombre habría estado vinculado en la muerte, en noviembre de 2020, de Mohsen Fajrizadeh, considerado como padre del programa nuclear iraní. Fajrizadeh fue tiroteado en su coche en las afueras de Teherán, la capital iraní. Ningún país extranjero ha aceptado la responsabilidad del asesinato, pero las miradas apuntan a Israel, país que lleva décadas atacando el programa nuclear iraní para intentar evitar que la República Islámica consiga desarrollar la bomba atómica.

Confesiones bajo tortura

"Con más de 3.500 horas de tortura, drogas psicodélicas y métodos de presión fisiológicos y psicológicos… me han quitado toda mi voluntad. Me han llevado al límite de la locura. Me han obligado a hacer confesiones falsas a la fuerza a través de violencia y amenazas de muerte". Estas frases, que ha publicado la versión en persa de la 'BBC', fueron pronunciadas hace unas semanas por el propio Akbari, en una nota de voz que ha salido a la luz pocas horas antes de la ejecución.

De hecho, este pasado jueves, Akbari apareció en la televisión pública iraní aceptando haber colaborado con un espía inglés, que supuestamente se le acercó en 2019 para pedirle información sobre Fajrizadeh. 

Este tipo de apariciones públicas son constantes en la televisión iraní, donde disidentes y opositores son mostrados ante las cámaras arrepintiéndose de sus actos o confesándolos. Organizaciones de DDHH consideran que, en la gran mayoría de los casos, estas confesiones son forzadas y obtenidas a través de tortura o amenazas.  

"Esta ejecución espantosa demuestra una vez más el respeto dolorosamente escaso de las autoridades iraníes por el derecho a la vida", ha dicho este sábado Amnistía Internacional en un comunicado.

Además de a Akbari, en el último mes, Irán ha ejecutado a cuatro personas más, todas condenadas a muerte por haber participado en la ola de protestas que recorre el país desde mediados de septiembre. Además, hay una decena adicional de condenados esperando en el corredor de la muerte. En total, durante estos cuatro meses de manifestaciones, cerca de 500 personas han muerto a manos de la represión policial y de las milicias leales a la República Islámica.