Represión gubernamental

Al menos 12 muertos en otra jornada violenta de protestas en Irán

Teherán acusa a Occidente e Israel de planear una guerra civil en el país tras meses de manifestaciones ciudadanas

Una noche de violencia en Irán deja al menos 12 muertos

Una noche de violencia en Irán deja al menos 12 muertos. /

Adrià Rocha Cutiller

Adrià Rocha Cutiller

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Más de 360 muertos, 16.000 detenidos y decenas de miles de heridos después, Irán ha acusado este viernes a todos sus enemigos externos de estar detrás de las protestas que sacuden el país persa desde septiembre. Una acusación que llegaba después de una de las noches más violentas desde que comenzó la oleada de contestación contra el régimen tras la muerte de la joven Mahsa Amini a manos de la policía de la moral. Al menos 12 personas murieron en distintas ciudades del país, donde volvió a resonar con fuerza el grito de "mujer, vida y libertad". En la ciudad sureña de Ize se prendió fuego a un seminario religioso y hombres armados en motocicletas dispararon contra viandantes y policías, según la agencia oficial de noticias iraní.

La versión oficial asegura que hubo varios ataques contra las fuerzas de seguridad. Tanto en Ize como Isfahan, en el centro del país, donde hombres armados que viajaban en motocicletas habrían matado a dos basiji (miliciano islámico) y herido a otras ocho personas. Una serie de ataques que las autoridades atribuyeron a "grupos terroristas", al tiempo que apuntaban a los enemigos fuera de sus fronteras de estar azuzando la calle, una acusación que repiten desde hace tiempo, pero que está subiendo de tono. "Los servicios de seguridad, el ilegítimo régimen de Israel y algunos políticos occidentales, que tienen planes de guerra civil, destrucción y la desintegración de Irán, deberían saber que Irán no es Libia ni Sudán. Hoy, nuestros enemigos atacan la integridad de Irán y su identidad. Pero la sabiduría de nuestra gente les ha decepcionado", ha dicho este jueves el ministro de Exteriores iraní, Huséin Amirabdolahian.

A pesar de la enorme represión policial (con fuego real directo contra manifestantes) y judicial (con condenas a muerte), las protestas y el descontento social siguen intactos dos meses después de su inicio.

"Las condenas a muerte de manifestantes, después de que las autoridades hayan detenido a decenas de miles de manifestantes pacíficos y matado a cientos haciendo un uso indiscriminado de la fuerza, son un claro intento de aterrorizar a los iraníes para que se callen", ha dicho esta semana Hadi Ghaemi, director de la organización Iran Human Rights, con sede en Noruega. "Si estos juicios continúan, empezaremos a ver ejecuciones sumarias de decenas y, probablemente, cientos de personas. Esto es algo que la República Islámica es perfectamente capaz de hacer".

Represión y condenas

Hasta la fecha una veintena de personas han comparecido ante un tribunal acusadas de crímenes que acarrean la pena capital en Irán. De ellos, cinco han sido ya condenados. Sus penas de muerte tienen que ser aún confirmadas por un tribunal superior.

"La comunidad internacional tiene que ser clara con las autoridades iraníes: las condenas a muerte tienen que resultar en una intensificación extraordinaria del aislamiento económico y político de la República Islámica", ha continuado Ghaemi.

A causa de la brutal represión gubernamental —a cargo de un cuerpo paramilitar, los Basijs, formado por exconvictos reconvertidos a la causa—, las protestas son cada vez más violentas. Las autoridades, además de gases lacrimógenos, usan armas y fuego real directamente contra los manifestantes, algunos de los cuales van armados con cuchillos y cócteles molotov, lanzados contra edificios gubernamentales. 

De los 12 muertos de la última jornada, uno era un coronel de la policía, que fue apuñalado en la provincia de Sanandaj, el corazón de las protestas. Mahsa Amini, la joven por cuya muerte empezó todo, era originaria de esa región.