Derechos humanos

Más violencia y represión en Irán tras un mes de protestas

Las autoridades iranís han pasado a reprimir las manifestaciones con fuego real, mientras el descontento de la población sigue en aumento

Según organizaciones de derechos humanos, al menos 200 personas, entre ellas 28 menores, han muerto ya por la actuación policial en las manifestaciones

Mujeres manifestándose por Masha Amini.

Mujeres manifestándose por Masha Amini. / Reuters

Adrià Rocha Cutiller

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Foziyeh dice que para ella todo ya ha cambiado. Hace un mes, cuando salía a la calle, esta joven de Irán acataba las normas, rechistaba, se enfadaba, pero se cubría el pelo al salir, y su afán de protesta no iba más allá de quejarse con sus amigas, sufrir en la ansiedad conjunta de saber que la realidad podría ser otra. 

Pero en un mes justo, desde el pasado 16 de setiembre, las cosas han cambiado. Ahora cuando va a la calle, Foziyeh ya no se cubre el pelo. Ya no. "Veo a la gente que me mira caminar con la cabeza alta y sin cubrirme, y veo que piensan que soy muy valiente. Pero la verdad es que cada segundo que camino por la calle sin hiyab muero de miedo", dice esta joven.

"Y pienso en qué me pasaría, cómo me defendería si los basijs -el cuerpo paramilitar iraní encargado de reprimir las protestas y la población violentamente- me atacasen. Y no pienso que por ello sea valiente. De hecho tiemblo. Cada segundo. Pero lo hago porque ya no creo que sea una protestante. Soy una luchadora, aunque no luche físicamente", dice Foziyeh, cuyo nombre real es otro.

Para ella, y para miles de jóvenes iranís, todo cambió el 16 de setiembre. Ese día, Mahsa Amini, de 22 años, fue declarada muerta en un hospital de Teherán tres días después de que la policía de la moral la detuviese por llevar su velo "incorrectamente".

Las autoridades iranís aseguran que Amini murió ella sola, de un ataque al corazón, y que nadie la tocó. Su familia asegura que su cuerpo estaba lleno de golpes y moratones, y que la joven fue asesinada por los propios agentes, que la apalizaron primero en el coche patrulla y, después, en comisaría.

"Mujer, vida, libertad"

Pocos se creyeron la versión del Gobierno: su muerte despertó la furia de miles, y las ciudades iranís, desde hace un mes, estallan en contra del hiyab obligatorio y del régimen teocrático de la República Islámica. El lema de estas manifestaciones es "Mujer, vida, libertad", pero también es "Muerte al dictador" -en referencia al ayatolá Alí Jameneí- y "Muerte a los basijs".

Con el paso de las semanas, la represión ha ido en aumento. Según el Centro para los Derechos Humanos en Irán, una oenegé iraní con sede en Noruega, 201 personas han muerto ya por la represión policial y de los basijs. Entre los fallecidos, según esta organización, hay 28 menores de edad. Las muertes se concentran, sobre todo, en la última semana. Las autoridades han empezado a reprimir las manifestaciones con armas de asalto y fuego real.

Y las detenciones se cuentan por miles. "Tengo cuatro amigos que han sido detenidos este mes. Hace unos días liberaron a uno, que estuvo encarcelado por 17 días. Al principio pude hablar con él, pero ahora ya no porque no me contesta cuando le llamo. Creo que piensa que tiene el teléfono pinchado, y es posible", explica Foziyeh. "Está aterrado, en pánico. Me dijo que en prisión le disparaban con una pistola de electroshocks en la cara y que le pegaban hasta cansarse. Que a veces venían grupos de gente sin uniforme y le decían que le ejecutarían mañana, o que se pasaría 50 años encerrado", añade.

Responsables y traidores

Dentro del poder en Irán, cada vez son más los que critican la dureza "excesiva" de la represión contra las protestas, y hay algunos que incluso se muestran abiertos, aunque tímidamente, a perseguir menos en el futuro el uso del hiyab obligatorio.

Pero arriba del todo, en la oficina del líder supremo, las palabras son duras y los responsables, claros: la injerencia extranjera de Estados Unidos e Israel, además de traidores iranís en el extranjero. Jameneí lo dijo durante los primeros días de protestas y ahora, un mes después, lo sigue repitiendo. 

"La interferencia de nuestros enemigos en los disturbios recientes es reconocido por todos -dijo el líder supremo iraní esta semana-. Estos disturbios dispersos, pasivos y patosos, son diseño del enemigo en contra de los movimientos grandes e innovadores de la nación iraní. Por esto tuvieron que reaccionar".

Las protestas, sin embargo, con el acceso a internet en Irán casi totalmente restringido, siguen. "Esto se ha convertido en una batalla desigual", dice Foziyeh antes de perder la conexión a internet: "Ellos tienen armas. La gente no tiene más que su voz".

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