'Midterms' 2022

Estados Unidos, en vilo ante unas elecciones legislativas cruciales y llenas de tensión

Multimedia | Jaque negacionista en las elecciones legislativas de EEUU

Qué esperar si los republicanos ganan en EEUU

Los republicanos parten como favoritos para hacerse con el control al menos de una Cámara y abrir dos años de gobierno dividido

“Está en juego la democracia de Estados Unidos”. Idoya Noain nos prepara para las 'Midterm' americanas

Idoya Noain

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En su era política más turbulenta en décadas, Estados Unidos celebra este martes elecciones legislativas, unos comicios marcados por la tensión y la incertidumbre a los que se llega tras una campaña extraordinaria y de los que pueden salir un gobierno dividido por, al menos, los dos próximos años.

En estas ‘midterms’ se renueva toda la Cámara Baja, donde las encuestas y expertos electorales dan muchas posibilidades a los republicanos de cosechar algunos o bastantes más que los cinco escaños que necesitan para hacerse con una mayoría que representaría un profundo revés para la agenda de Joe Biden y los demócratas. Se elige también un tercio del Senado, donde la lucha por el control está encarnizada y podría acabar decidiéndose en Georgia, Pensilvania y Nevada. Se deciden, asimismo, 36 gobernadores y decenas de legislaturas y cargos estatales.

En la campaña, en la que según los datos de la organización Open Secrets se ha invertido la cifra récord para unas legislativas de 16.700 millones de dólares (entre anuncios, salarios y operaciones para movilizar el voto), ha quedado reflejada la polarización cada vez más acentuada del país. Y de lo que la población decida en las urnas, donde ya en voto anticipado se han depositado 40 millones de papeletas, puede salir un país donde esas brechas se intensifiquen aún más.

Miedos tangibles y existenciales

Estos comicios llegan conforme los estadounidenses, como tantos ciudadanos alrededor del mundo, sufren los golpes de la inflación, el asunto en el que los republicanos han centrado su atención y su mensaje, en paralelo a la principal preocupación expresada por los votantes. Son las primeras elecciones que se celebran después de la pandemia, las primeras después de que el Tribunal Supremo decidiera acabar este verano con la protección constitucional del derecho al aborto y las primeras, también, tras el asalto al Capitolio.

Persisten las teorías conspiratorias sobre un inexistente fraude electoral en 2020 que latieron tras aquella insurrección, que azuzó y sigue azuzando el derrotado Donald Trump. Han sido abrazadas por cerca de 300 candidatos republicanos. De salir victoriosos y relegar de sus puestos a republicanos que se resistieron y frenaron en 2020 los esfuerzos de Trump por revertir los resultados, podrán acabar con algunos de los guardarraíles que hace dos años frenaron una crisis democrática institucional. Y esta podría llegar en las presidenciales del 2024, a las que Trump ha indicado que volverá a presentarse.

El presidente Biden, líderes y candidatos del Partido Demócrata y numerosos observadores y analistas advierten de que en juego este martes no está solo el control del Congreso o de los estados, sino de la democracia misma. Pero esas alertas chocan con la visión de figuras y muchos votantes republicanos, y especialmente de las bases del partido, que consideran que la auténtica amenaza la representa una agenda demócrata que consideran “extremista” y de “izquierda radical” en cuestiones sociales. Y esos miedos existenciales se combinan en las urnas con temores más tangibles, ya sea por la situación económica, por el crimen y la inseguridad o por el retroceso de derechos y libertades.

Esperanzas desvanecidas

Aunque tras la decisión del Supremo sobre el aborto los demócratas vieron un fuerte impulso que dio esperanzas para estas 'midterms', éstas se han ido desvaneciendo en las últimas semanas de campaña, conforme calaban más los mensajes republicanos sobre inflación e inseguridad pero también sobre inmigración o sobre guerras culturales en cuestiones como la enseñanza de cuestiones de raza, género y educación sexual.

Con luchas clave disputadas y un potencial recuento lento, se elevan los miedos a turbulencias y a maniobras de los negacionistas electorales

Entre señales de fuga de votantes que apoyaron a Biden en 2020 como las mujeres moderadas de las afueras de las grandes ciudades y con previsión también de que los republicanos mejoren sus resultados entre latinos e incluso de que arañen algunos votantes negros más que hace dos años, la coalición electoral demócrata hace agua. Y los progresistas ven peligrar incluso bastiones tradicionales como el gobierno de Nueva York, Nuevo México y Oregón.

No pierden, en cualquier caso, la esperanza de que la movilización por el aborto sea suficiente, si no para ganar, al menos para frenar el impacto de la derrota. Su apuesta es que aumente la participación. Y no esperan que el resultado sea peor en el Congreso que el que sufrieron en 2010 con Barack Obama en la presidencia, cuando perdieron 63 escaños, o que los 40 escaños que los republicanos perdieron en 2018 con Trump en el Despacho Oval.

Resultados inciertos

Para saber si tienen razón o si se produce la ola roja que vaticinan algunos republicanos habrá que esperar a resultados que pueden tardar en conocerse, igual que ya sucedió en 2020. Y ese es otro de los factores que eleva la tensión en estas ‘midterms’, que se viven ya con el miedo elevado entre funcionarios electorales tras dos años de amenazas, con la desinformación de nuevo rampante y con el fantasma de la violencia política desatado especialmente tras el reciente ataque al marido de Nancy Pelosi.

Hace dos años Trump no esperó al lento y legal recuento de voto por correo y anticipado para declararse ganador y empezar a alimentar fantasmas conspirativos. Y se teme que algo parecido pase a partir de este martes. Para la jornada, además, los republicanos, movidos por estrategas ultra como Steve Bannon y abogados que trabajaron con Trump, han puesto en marcha una campaña para llenar los colegios electorales de trabajadores y observadores a los que animan a documentar y retar cualquier acto que consideren sospechoso o útil para combatir o cuestionar luego resultados desfavorables. Y la campaña en los tribunales ya ha empezado con decenas de demandas para rechazar votos (algunas de las cuales, como sucedió también en 2020 con 61 de las 62 de Trump y sus aliados, ya han empezado a caer).

EEUU contiene la respiración, como nunca antes en unas ‘midterms’.

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