'Midterms' 2022

Elecciones EEUU: El avance republicano entre minorías agudiza la crisis de la coalición demócrata

Recortan la ventaja entre votantes latinos y empiezan a abrir grietas en el voto negro

La formación conservadora tiene 35 candidatos hispanos al Congreso y 31 negros

Asistentes al evento de campaña de la candidata republicana al Congreso Mónica de La Cruz y la representante Mayra Flores, en McAllen (Texas).

Asistentes al evento de campaña de la candidata republicana al Congreso Mónica de La Cruz y la representante Mayra Flores, en McAllen (Texas). / Allison Dinner / APF

Idoya Noain

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

La demografía no es el destino. Esa realidad electoral y política es cada vez más evidente en Estados Unidos. Desde los años 90 del siglo XX, y especialmente tras la reelección de Barack Obama en 2012, tanto demócratas como republicanos identificaron en los cambios demográficos, con un peso cada vez mayor de las minorías, un futuro que electoralmente beneficiaba supuestamente a los demócratas. Ese diagnóstico, no obstante, erró. Se demostró en la elección de Donald Trump en 2016, en las legislativas de 2018 y en las presidenciales de 2020. Y todo apunta a que volverá a probarse este martes en las elecciones de mitad de mandato.

La coalición sobre la que se edificó la llegada de Obama a la Casa Blanca hace aguas mientras el Partido Republicano avanza en su objetivo de postularse como el partido multirracial de la clase trabajadora. A la sangría de votantes blancos de esa clase trabajadora hacia los conservadores que fue vital para el triunfo de Trump se suma una fuga cada vez más pronunciada de votantes latinos y, aunque en mucha menor medida, de votantes negros. Y aunque el Partido Demócrata sigue teniendo consistente ventaja entre los latinos y abrumadora entre la población negra, y pese a que algunos estrategas y organizadores demócratas y analistas creen que es demasiado temprano para hablar de una erosión definitiva, numerosas voces apuntan a cambios que pueden ser duraderos.

Los latinos y el caso de Nevada

Pocos votos se observan con más atención que el de los latinos, que representan la quinta parte de la población de EEUU, el 14,3% del censo electoral y son el bloque de votantes que crece a ritmo más rápido en EEUU, habiendo aumentado un 142% desde el 2000. Son un bloque que desafía la categorización y se ha probado elección tras elección radicalmente más complejo y diverso que la imagen monolítica con que se trató durante mucho tiempo.

Trump, pese a su discurso xenófobo, alcanzó a la parte de ese electorado que se alinea con valores conservadores alejados de políticas progresistas en cuestiones como el aborto o los derechos de la comunidad LGBTQ, favorable a la mano dura con la inmigración sin papeles y también a trabajadores que sentían desconexión de clase con el Partido Demócrata. Y el republicano no solo mejoró en 2016 los resultados entre latinos de Mitt Romney, sino que en 2020 los elevó otro 8% (10% según el centro Pew).

Esas ganancias han contribuido, por ejemplo, a que Florida se asiente cada vez más del lado republicano y a que lo haga también el sur de Texas, la zona cerca de la frontera que históricamente fue bastión demócrata. Y el voto latino este martes será clave en estados fundamentales para el control del Senado como Pensilvania, Arizona y Nevada.

La  disputada lucha en este último estado por el escaño que libran la demócrata Catherine Cortez Masto y el republicano Adam Laxalt es quizá el más revelador ejemplo de tendencias a nivel nacional. Para los latinos la economía es, como para la población en general, la preocupación dominante. Y aunque Cortez Masto, la primera senadora latina, cuenta para renovar su cargo con una ventaja de 33 puntos en apoyo entre ellos, puede ser insuficiente para superar a Laxalt, un candidato que se opuso a la subida del sueldo mínimo, como fiscal general rechazó las protecciones a los ‘dreamers’ (hijos de inmigrantes sin papeles que llegaron a EEUU antes de 2007) y que además de apoyar la teoría conspiratoria sobre un inexistente fraude electoral en 2020 ha repetido la del “gran reemplazo”, acusando a los demócratas de usar inmigrantes para “destruir los valores que hicieron de EEUU una gran nación”.

Que Laxalt esté siendo visto como aceptable entre latinos pese a esos postulados, igual que lo fue Trump, es “lo que debería realmente preocupar a los demócratas”, según analizaba en ‘The Washington Post’ Carlos Odio, fundador de Equis Research, una firma especializada en el estudio y el avance de la comunidad latina. “Si esa barrera realmente ha caído y se mantiene tumbada es posible que haya un realineamiento mayor”.

El votante negro

Algo similar pasa con los votantes negros. Aunque los demócratas mantienen su firme ventaja en ese bloque de votantes, que Biden ganó sobre Trump en 2020 con un margen de 75 puntos, Trump pasó del 6% del voto negro que obtuvo Romney al 8% en 2016 y el 12% en 2020. Y ese último año mejoró un 6% sus resultados entre hombres negros, uno de los datos que ratifican las observaciones de los analistas que perciben cada vez más una brecha de género y generacional que resquebraja el voto unitario negro y obliga al aparato demócrata a dejar de dar algunas cosas por garantizadas.

Incluso con mensajes y políticas lastradas por el racismo, incluyendo aprobación de normas que están limitando y restringiendo el derecho a voto de una forma que castiga especialmente a minorías, el Partido Republicano avanza. Y la formación está también dando un impulso a su imagen de diversidad, dando apoyo y dinero a candidatos de minorías.

Este martes en las papeletas para la Cámara de Representantes en Washington habrá 22 hombres y seis mujeres negros como candidatos republicanos, además de 33 hispanos, 13 asiáticos y tres indios americanos. Para el Senado los republicanos tienen tres aspirantes negros y dos latinos.