Siete meses de trabajo

"No hay té en la taza", dijo Isabel II a la artista catalana que hizo su último retrato real

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REPORTAJE MULTIMEDIA | Isabel II, la última gran reina

Miriam Escofet, ganadora del concurso de retratos más prestigioso del mundo, se citó dos veces con la monarca y la dibujó en 2020

Miriam Escofet con el retrato de la reina Isabel II

Miriam Escofet con el retrato de la reina Isabel II / Agencias / El Periódico

Alexandra Costa

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Un día de 2019, a la artista catalana Miriam Escofet le sonó el teléfono. Sus manos y su arte eran muy codiciados porque un año antes había ganado el BP Portrait Award, el concurso anual de retratos más prestigioso del mundo. El listón estaba por las nubes, pero el encargo único y especial que recibió, todavía más. El Ministerio de Relaciones Exteriores de Reino Unido le encomendó retratar a la reina Isabel II. Esa sería el homenaje del departamento por la contribución de la monarca a la diplomacia británica, ya que la soberana visitó más de 100 países durante su reinado. "Fue extraordinario", declaró sobre la experiencia, en la que capturó la esencia de la que consideraba la "persona más reconocible del mundo". Lo consiguió.

Escofet fue la elegida por recomendación de la National Portrait Gallery y se reunió con la reina en dos ocasiones. Una en Windsor, donde la fotografió durante media hora. La otra, en el Palacio de Buckingham, se fijó en sus expresiones faciales. La retratista definió a la soberana como "fantástica" y expresó que esos ratos pasaron volando y fueron "intensamente preciosos".

Una monarca entregada

"Está muy enfocada en darte lo que necesitas. Está muy presente y concentrada en el trabajo que tiene entre manos", detalló la retratista, según informó 'The Guardian'. Esos dos encuentros le bastaron para "trabajar con mucho cuidado en la composición y el diseño" de la obra, contó. "Mis pinturas están cuidadosamente planeadas", concretó. Por eso, desde el principio tuvo una duda: si retratar a la monarca sentada, mostrando su figura completa, u optar por un plano más cerrado.

"No hay té en la taza"

Tras siete meses de trabajo, llegó la presentación oficial. Sin embargo, en ese lapso de tiempo sucedió algo que nadie imaginaba: la pandemia y el confinamiento por el covid. El acto se hizo a través de una videoconferencia en directo y la reina Isabel II vio la obra acabada por primera vez en una pantalla de ordenador.

Eso no le impidió tirar de su perspicaz carácter: "No hay té en la taza", bromeó con la artista sobre la vasija dibujada sobre una mesa, la cual se sitúa a la derecha de la soberana junto a un gran ramo de flores. "Tiene una agudeza real, realmente te absorbe. Supongo que es sabiduría", opinó Escofet.

La artista explicó que ni el equipo de trabajo de la reina ni ella interfirieron en la obra. Solo les enseño un boceto de su idea. "En la primera sesión le pregunté sobre su experiencia con retratos anteriores y si tenía algún favorito en particular. Traté de bromear con ella, pero fue muy diplomática", comentó.

El segundo encuentro fue en febrero de 2020. "Hablé la mayor parte del tiempo porque quería obtener una reacción de su rostro", dijo Escofet a los medios de comunicación. De hecho, en esa ocasión hablaron de la situación del coronavirus en China, sin saber lo que pronto acontecería en el resto del mundo.

Desafíos de pintar a la reina

Sobre los desafíos de pintar a la reina, Escofet expresó la voluntad de mostrar la esencia de alguien tan importante. "Es una cualidad que realmente solo sientes cuando conoces a alguien. Isabell II una persona muy poderosa, pequeña y bastante luminosa. Puedes sentir esta energía vital de ella. Eso se volvió muy útil para mí porque notaba casi un aura de realeza a su alrededor cuando en realidad quería hacer un retrato muy humano", detalló la pintora.

Como no podía ser de otra manera, la soberana se mostró complacida con la obra. En este sentido, el jefe del servicio diplomático, Sir Simon McMcDonald, puso palabras a la pintura. "Hay verdad, dignidad y sabiduría en el retrato".