Contra los mandatos de vacunación

La protesta se multiplica en Canadá y crece la crítica por la lentitud de respuesta de las autoridades

Ciudadanos de Ottawa hacen contramanifestaciones mientras se intensifica el apoyo al "convoy de la libertad"

La policía cierra con arrestos la crisis en el puente más importante para el tráfico comercial entre Canadá y EEUU

Idoya Noain

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El termómetro marca más de dos dígitos bajo cero, la sensación térmica es aún más gélida. La temperatura no invita a estar en las calles pero en Ottawa, y en otros puntos de Canadá, las protestas que se iniciaron con un convoy de camioneros el pasado 28 de enero para alzarse contra los mandatos de vacunación han seguido creciendo este fin de semana. A la par, se eleva también la voz y la acción de quienes se oponen a los manifestantes y es palpable el descontento de quienes critican a las autoridades, a todos los niveles, por la inacción o la lentitud de las respuestas para acabar con la crisis.

Solo este domingo, dos días después de que una orden judicial instara a los manifestantes a despejar el puente Ambassador, la más vital infraestructura para el tráfico comercial rodado entre Canadá y Estados Unidos, la policía ha realizado arrestos y ha decomisado vehículos entre quienes se habían quedado en las inmediaciones y seguían obligando a que el cruce siguiera cerrado. "Hoy nuestra crisis nacional en el puente ha acabado", ha declarado Drew Dilkens, el alcalde de Windsor, la ciudad de Ontario que el Ambassador une con Detroit, aunque no ha especificado cuándo se reabrirá al tráfico.

"Canadá es una nación que cree en el derecho a la libertad de expresión pero también estamos regidos por la ley", ha asegurado también en un comunicado Dilkens, que ha llamado a los líderes provinciales federales a "evitar cualquier retórica política de división" y a "redoblar esfuerzos para ayudar a todos los canadienses conforme salimos de casi dos años de confinamientos y restricciones por la pandemia".

En la capital, no obstante, nada tiene de momento visos de cambiar. Como ha pasado en los dos fines de semana previos, un "significante flujo de manifestantes" según la policía, llegaban este fin de semana al centro, que sigue paralizado por la presencia camiones y vehículos.

Esta vez, no obstante, quienes se oponen a los mandatos de vacunación o piden desmantelar el Gobierno no eran los únicos que tomaban las calles. El domingo un grupo de ciudadanos cansados de la presencia en la ciudad del llamado "convoy de la libertad" tomaba la iniciativa para bloquear la llegada al centro de quienes iban a apoyar la protesta.

Y el sábado en el parque Lansdowne, a tres kilómetros de la zona del Parlamento también varios miles de personas participaron en una contramanifestación. "Hemos estado callados pero anima ver mucha gente fuera pese al frío", decía en esa marcha Yves, un profesor de la Universidad de Ottawa. "Si la mayoría no nos expresamos entramos en terreno resbaladizo. Hemos dado demasiado espacio a personas que son intolerantes, gente que cree que tiene derechos absolutos".

Voces en defensa de las vacunas

La contramanifestación del sábado estaba llena de pancartas reclamando la ciudad y las calles, pidiendo "volver a hacer Ottawa aburrido", pero también defendiendo vacunas y mascarillas o denunciando las corrientes ultras que se perciben bajo la protesta.

"Los camioneros son una minoría, tienen mucha gente de la extrema derecha detrás", aseguraba Jane, una mujer a punto de cumplir 70 años, que señalaba a los millones de dólares donados para las protestas que han permitido a los camioneros y quienes los apoyan con sus vehículos no gastar dinero en la comida o el combustible con que mantienen los motores en marcha. "Mucha gente no está informada de quién está moviendo todos los hilos", lamentaba.

Los manifestantes también rompían la imagen de protesta puramente pacífica que se esfuerzan por dar quienes protagonizan y apoyan el convoy. Repetían historias de agresividad, de ataques individuales, de ciudadanos que han sido intimidados... "En cuanto expresas una opinión diferente dejan de ser tan amistosos", aseguraba el profesor, "y hablan de defender sus derechos pero no respetan los de los demás". Unas horas más tarde, dos supermercados tenían que cerrar temprano tras no poder contener a la gente que entraba sin la mascarilla.

Descontento con la policía y las autoridades

En la contramanifestación era fácil encontrarse también con el descontento con la policía y con las autoridades, tanto municipales como provinciales y, también, a nivel federal. "Sentimos que la policía, la ciudad y los políticos no nos están cuidando. Ellos están teniendo un papel adormilado, dan grandes discursos, se señalan unos a otros... pero lo que necesitamos es liderazgo", decía Sarah, una mujer de 39 años.

Este sábado se anunciaba que la policía de Ottawa, la de Ontario y la Real Policía Montada del Canadá han creado un centro de mando integrado pero en la capital se insiste en que para ver más acciones deben aún esperar la llegada de refuerzos. El primer ministro, Justin Trudeau, convocaba este sábado una reunión del Grupo de Respuesta a Incidentes para hablar de "más acciones inmediatas" para acabar con los "bloqueos y ocupaciones ilegales", y anunciaba otra reunión el domingo.

La policía de Windsor, la que por fin realizaba arrestos en el puente Ambassador, defendía por su parte su calendario de actuación. "Se actuó con prudencia durante el transcurso de la manifestación para evitar crear una situación inestable", explicaron en un comunicado, en el que defendieron haber mantenido "líneas abiertas de comunicación y negociaciones continuadas" con los manifestantes. "Este ejercicio de discrecionalidad no debe confundirse con falta de acción", dijeron.

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