Persecución y hostigamiento

La principal oenegé de derechos humanos de Egipto cierra por el acoso del régimen

La histórica Red Árabe de Información sobre Derechos Humanos, de las pocas independiente del país, suspende sus actividades “ante la ausencia del mínimo indispensable de Estado de derecho"

Las organizaciones egipcias en favor de los derechos humanos se enfrentan a amenazas, encarcelamientos y bloqueos

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egipoto / REUTERS

Andrea López-Tomàs

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“Ante la ausencia del mínimo indispensable de Estado de derecho y de respeto a los derechos humanos, la Red Árabe de Información sobre Derechos Humanos decide suspender sus actividades”. Con una declaración tan contundente, la histórica ANHRI (en sus siglas en inglés), una de las pocas organizaciones independientes que sobrevivían en Egipto, ha optado por disolverse. Su forzado adiós ha puesto de manifiesto la crítica situación que viven las oenegés en el Egipto del presidente del país, el mariscal Abdelfatá al Sisi. Persecución, hostigamiento, amenazas y prisión son el panorama al que se enfrentan estas organizaciones para seguir denunciando las incesantes violaciones de derechos humanos.

Desde el golpe de Estado que lo catapultó a la presidencia en el 2013, Al Sisi ha llevado a cabo una represión a gran escala contra la disidencia, los críticos contra el Gobierno y los islamistas de los Hermanos Musulmanes. Organizaciones, como ANHRI, que trabajan para monitorear y encausar al Gobierno egipcio por sus medidas autoritarias también están siendo perseguidas. En el 2019, la ley de oenegés impuso severas restricciones a estas instituciones independientes y a la participación civil. Somete a las organizaciones a costosos controles de seguridad y vigilancia. 

"Esta ley faculta al Gobierno para denegar el registro a organizaciones independientes de derechos humanos por motivos vagos”, afirman 18 oenegés internacionales en una carta enviada a las autoridades egipcias exigiendo la derogación de esta ley. "Sólo se autorizan las labores de 'desarrollo social' alineadas con los planes del Gobierno, y se prohíbe cualquier labor cívica que las autoridades consideren ‘política’, o que atente contra el orden público o la moral”, denuncian grupos como Amnistía Internacional y Derechos Euromediterráneos. 

La proliferación de nuevas oenegés en Egipto las ha convertido en ONGG, “organizaciones no gubernamentales gubernamentales” como explica ANHRI en su último comunicado. "Crean una imagen falsa de la situación de los derechos humanos y participan en las violaciones y difamación contra las pocas organizaciones independientes que quedan", apunta. Miles de personas languidecen en las cárceles egipcias bajo una detención preventiva prolongada, entre las cuales se cuentan periodistas, defensores de los derechos humanos, políticos, abogados, activistas y hasta influencers.

65.000 detenidos

Según organizaciones de derechos humanos, unas 65.000 personas han sido detenidas por motivos políticos desde el 2013. A muchas se las acusa de apoyar actividades terroristas o difundir noticias falsas para justificar sus detenciones preventivas. Tras la llegada del presidente de Estados Unidos, Joe Biden, al poder, Al Sisi decidió lanzar el pasado mes de septiembre una estrategia nacional de derechos humanos. Un mes después, levantó el estado de emergencia que asfixiaba al país desde abril del 2017. Bajo este decreto, gozaba de una autoridad absoluta para reprimir protestas y encarcelar a disidentes.

Pero activistas desde el exilio y la clandestinidad en Egipto apuntaron que estos sólo eran cambios cosméticos. “Las autoridades continúan deteniendo arbitrariamente a defensores de los derechos humanos y trabajadores de la sociedad civil en condiciones de detención miserables y punitivas y someten a otros a procedimientos injustos, incluso por tribunales de emergencia”, denuncian las 18 oenegés. Esta nueva estrategia de Al Sisi responde al cambio en la Casa Blanca. Se marchó Donald Trump que le consideraba su “dictador favorito” y le dio carta blanca durante toda su legislatura.

"Esperanza y confianza"

El Departamento de Estado anunció en septiembre que retendría el 10% de los 1.300 millones de dólares anuales en ayuda militar debido a sus preocupaciones por los derechos humanos. Un recorte que la oenegés de derechos humanos consideraron del todo insuficiente.

“Estamos llenos de esperanza y confianza de que algún día esta fase oscura de la historia de Egipto, que está inundada de violaciones y la ausencia de la ley, llegará a su fin”, concluye el comunicado de la ANHRI. En sus 18 años de existencia, los trabajadores de esta oenegé independiente han sido arrestados, agredidos, sometidos a robos y a citaciones ilegales. Pero aún confían en el futuro: "Hasta que llegue el día, seguiremos trabajando como individuos para construir un Egipto libre de prisioneros de conciencia, opresión e impunidad”.

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