La crisis del coronavirus

Acuerdo en EEUU para el nuevo paquete de ayudas de la pandemia

Demócratas y republicanos consensúan finalmente un plan de rescate de 900.000 millones de dólares

Biden, que ambiciona más ayudas pero está pendiente del control del Senado, aplaude el esfuerzo bipartidista

El líder de la mayoría republicana, Mitch McConnell, a su llegada al Congreso.

El líder de la mayoría republicana, Mitch McConnell, a su llegada al Congreso. / EFE

Idoya Noain

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“La ayuda está en camino”. El presidente electo de Estados Unidos, Joe Biden, y el líder de la actual mayoría republicana en el Senado, Mitch McConnell, coincidieron el domingo en elegir la frase después de que demócratas y republicanos anunciaran que finalmente habían alcanzado un acuerdo para un segundo gran rescate de los ciudadanos y la economía estadounidense golpeados por la pandemia de coronavirus. El plan, que estará dotado con unos 900.000 millones de dólares y llega nueve meses después del histórico rescate que en marzo inyectó 2,2 billones de dólares, esperaba recibir la luz verde del Congreso este lunes.

Llegar al pacto no ha sido fácil. Durante meses lo lastraron consideraciones electoralistas y las profundas divisiones partidistas. Tras las elecciones presidenciales y ante la regresión de EEUU en términos sanitarios y económicos por el resurgimiento de la pandemia, que ya ha dejado en el país unos 318.000  fallecidos y tiene a más de 20 millones de personas en el paro, se impuso la sensación de urgencia.

Tanto demócratas como republicanos hicieron concesiones, con los primeros abandonando reclamaciones de ayudas directas a estados y municipios y los segundos tirando la toalla en su intención de crear un escudo contra demandas por coronavirus para empresas, escuelas y centros médicos. Y aunque a última hora las negociaciones frenéticas estuvieron a punto de descarrilar por un intento republicano de limitar los poderes de la Reserva Federal para asistir en la crisis, ese empeño acabo perdiendo fuelle el fin de semana, abriendo las puertas al esperado acuerdo, que representa un salvavidas, siquiera temporal.

Las claves del rescate

Según el nuevo rescate, los estadounidenses que en 2019 tuvieron ingresos inferiores a 75.000 dólares anuales recibirán un cheque de 600 dólares, la mitad de lo que distribuyó el de marzo. Resucitan además los suplementos semanales a la prestación de desempleo, aunque también se reducen y esta vez, se cobrarán 300 dólares semanales extra (en vez de 600) durante 11 semanas. Y se expanden ese mismo tiempo los beneficios para autónomos y trabajadores de la gig economy (economía de plataformas, de reparto a domicilio...etc)

El plan destina, además, 319.000 millones a negocios, incluyendo para resucitar el programa de préstamos para mantener los salarios en pymes que expiró en verano, ampliándolo ahora a oenegés y medios de comunicación locales. Reserva 15.000 millones para cines, locales de actuaciones en vivo y otras instituciones culturales.

El nuevo rescate extiende también una moratoria en los desahucios que iba a expirar a finales de año y destinará 25.000 millones a asistencia para pagos de alquileres, distribuirá 82.000 millones entre escuelas y universidades y dará 13.000 millones para ayuda de alimentos, 10.000 millones para cuidado infantil y 7.000 para expandir la banda ancha. El combate directo del coronavirus se verá financiado con casi 70.000 millones de dólares para ayudar en la distribución de la vacuna y 22.000 millones para pruebas, rastreo y mitigación de contagios.

Biden, por una fina cuerda

La bienvenida a un paquete de rescate que economistas y otros expertos veían como imperioso ha sido generalizada. Se considera, no obstante, insuficiente y demócratas como Nancy Pelosi lo definen como solo “un importante primer paso”. Su esperanza, y la de Biden, es poder hacer más una vez que el demócrata tome posesión el 20 de enero, incluyendo dar la ayuda directa a estados y municipios y más a los ciudadanos más afectados, metas que le alinean con los más progresistas.

El presidente electo, no obstante, camina por una fina cuerda. El control del Senado no se decidirá hasta que Georgia vote dos escaños en segunda ronda el 5 de enero. Y si los republicanos mantienen el control de esa Cámara, Biden tendrá difícil sacar adelante sus iniciativas. Por eso también este domingo, al reaccionar al anuncio de acuerdo, el demócrata, que este lunes volvía al sureño estado a hacer campaña, aplaudió el inusual esfuerzo bipartidista. “Soy optimista de que podremos responder a este momento juntos”, dijo.