PERFIL

Rudy Giuliani: de héroe a amenaza para la democracia

El abogado de Trump ha pasado de ser alabado por su gestión del 11-S cuando fue alcalde de Nueva York a ser criticado por convertirse en el principal defensor de las conspiraciones del presidente

Rudy Giuliani.

Rudy Giuliani. / periodico

Carles Planas Bou

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De ser aplaudido por su gestión del atentado a las Torres Gemelas a sudar tinte para defender las conspiraciones de fraude electoral impulsadas por Donald Trump. La trayectoria de Rudolph 'Rudy' Giuliani, abogado personal del presidente con una larga experiencia política, es una historia de ascenso y caída, un claro reflejo de la transformación de Estados Unidos y de la deriva del Partido Republicano.

Aunque en la escuela había pedido el voto por los demócratas, Giuliani no tardó en convertirse en un republicano moderado en temas sociales. Criado en Long Island, Nueva York, desarrolló una brillante carrera como abogado que le llevó, con tan solo 29 años, a trabajar para el fiscal general de EEUU. De Washington regresó a su hogar, donde se ganó un nombre por su lucha contra la mafia y el narcotráfico.

En 1993 su popularidad y carisma mediático le propulsó a la alcaldía de Nueva York, que ocupó durante ocho años marcados por una reducción del crimen a base de una agresiva política de mano dura (que perjudicó a la comunidad afroamericana) y de los impuestos, pero, sobretodo, por su gestión del atentado terrorista contra el World Trade Center. Su reacción ante el 11-S le convirtió en un héroe. "Es el alcalde de los Estados Unidos", le apodó Oprah Winfrey. La revista 'Time' lo encumbró como el hombre del año.

Después de la mayor tragedia nacional del país, Giuliani utilizó esa fama para saltar al mundo de los negocios, donde amasó una fortuna trabajando para clientes cuestionables como un grupo iraní considerado organización terrorista por EEUU.

Aliado de Trump

Tras un intento fallido de carrera presidencial en el 2007, reapareció en el primer plano político en el 2016 para apoyar a Donald Trump, incluso cuando sus comentarios despectivos contra las mujeres hicieron tambalear su candidatura. En el 2018, Giuliani pasó a ser el abogado personal de Trump y uno de sus más fieles aliados, difundiendo en los medios diversas teorías de la conspiración.

Ahí su carrera dio un irónico giro, pasando de ser un emblema legal contra el crimen a ser investigado por corrupción. Giuliani encabezó la presión de Trump al Gobierno de Ucrania para que investigase a Joe Biden y a su hijo Hunter para golpear así sus posibilidades electorales. Eso impulsó el proceso de 'impeachment' contra el presidente, el tercero de la historia de EEUU.

La derrota republicana en las elecciones ha acentuado la deriva de Giuliani, paralela a la de Trump. Por 20.000 dólares de minuta diaria, ahora lidera los esfuerzos legales del presidente para intentar anular un recuento de votos claro. Tras casi 30 años sin ejercer, sus acusaciones de fraude han sido catalogadas por otros abogados como una "vergüenza". Ante la falta de resultados en los tribunales, ha retorcido su estrategia ante los medios para pedir la retirada de millones de votos en los estados clave que Trump ha perdido y hablar de una conspiración comunista global para echar al presidente. Su última rueda de prensa le ha convertido en carne de meme. Pero sus actuaciones también se han visto como una amenaza para la democracia del país que una vez le veneró.