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Biden amplía su ventaja en las encuestas tras la semana horrible de Trump

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Ricardo Mir de Francia

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Donald Trump pasó el domingo ingresado en el hospital Walter Reed de Bethesda, la tercera jornada desde que diera positivo por coronavirus, pero la vida política de Estados Unidos no se ha detenido. A menos de un mes para las elecciones presidenciales, Joe Biden ha ampliado su ventaja en los sondeos a raíz del rechazo que generó la actuación del presidente en el caótico debate del martes y su posterior contagio por Covid-19, que ha vuelto a poner en evidencia la extrema temeridad con la que ha afrontado una pandemia que ha matado a más de 200.000 estadounidenses. Las dos encuestas realizadas durante la semana dan al demócrata una ventaja de dos dígitos, sin que se atisbe por el momento una ola de simpatía hacia el presidente por las tribulaciones que está padeciendo. 

Todas las crisis presentan una oportunidad, pero nada indica que la Casa Blanca esté sabiendo conjugar la desgracia de Trump para revertir sus menguantes opciones de reelección. Por un lado, su positivo ha vuelto a situar el centro de gravedad de la campaña en la conversación sobre el coronavirus, tras meses de esfuerzos republicanos para desviar la atención sobre sus estragos. “Ya había pánico antes de que esto empezara, pero ahora nos hemos convertido en algo así como el partido estúpido”, le ha dicho a ‘The Washington Post’, Edward Rollins, copresidente de Great America, uno de los grupos que trabajan para reelegir a Trump. “Nuestros candidatos tienen ahora que defenderse todos los días de lo que hizo el presidente respecto al virus”. 

Fuera de la cama

A lo que habría que añadir la renovada crisis de credibilidad que se ha instalado sobre la Casa Blanca ante los mensajes contradictorios que ha enviado sobre el estado de salud de Trump. Este domingo sus médicos afirmaron que “sigue mejorando” y no descartan darle el alta en 24 horas. “Hoy se encuentra bien, ha estado activo. Nuestro plan es que coma y beba, esté fuera de la cama tanto como sea posible y se mueva. Si sigue sintiéndose tan bien como hoy, el plan es darle al alta a partir de mañana”, dijo uno de los galenos que le atienden. 

Pero esos mismos médicos también confirmaron que Trump tuvo fiebre alta el viernes por la mañana y su saturación de oxígeno en la sangre cayó a niveles preocupantes tanto el viernes como el sábado. Un cuadro bastante alejado de los “síntomas leves” que el doctor Sean Conley describió la víspera. De hecho, le han administrado dexametasona, un corticosteroide empleado para reducir los procesos inflamatorios. La Organización Mundial de la Salud solo lo recomienda en pacientes de covid-19 en “estado grave o crítico” porque, de otro modo, puede reducir la respuesta inmunitaria del ante el virus. 

Los médicos no quisieron responder a la pregunta de si el patógeno habría dañado sus pulmones y acabaron admitiendo que el parte azucarado del sábado buscaba reflejar “la actitud optimista” proyectada por el presidente. En su círculo más cercano se ha instalado el pánico ante el goteo de contagios que afecta ya a una decena de sus aliados políticos. “La gente está perdiendo la cabeza”, le dijo a ‘Politico’ una fuente de la Casa Blanca. Aunque no está claro donde y cuándo comenzó el brote, agunos de los contagiados ayudaron al presidente a preparar el debate con Biden; otros le acompañaron en sus actos de campaña de la semana; y la mayoría asistieron a la ceremonia de nominación de la jueza Amy Coney Barrett para el Tribunal Supremo, celebrada hace ocho días en la Casa Blanca. 

Test rápido

Visto desde la perspectiva de la pandemia, esa fiesta fue lo más parecido a un aquelarre, una bacanal de irresponsabilidad. 150 invitados, casi todos sin mascarilla, sentados codo con codo en el Jardín de Rosas. Besos, abrazos y apretones de manos, amén de la recepción que se ofreció antes y después dentro de la Casa Blanca. Según ha contado los invitados, a la entrada se les hizo un test rápido, les dijeron que todos habían dado negativo y se les pidió que se quitaran las mascarillas. Para Trump eran un signo de debilidad, tanto que en los últimos meses ha regañado públicamente a aquellos que han tratado de utilizarla en su presencia. 

Pero esa aura de invencibilidad ha volado ahora por los aires. De acuerdo con una encuesta de Reuters/Ipsos, realizada después de que el presidente diera positivo, el 65% de los estadounidenses, incluido uno de cada dos votantes republicanos, “cree que, si Trump se hubiera tomado el coronavirus con más seriedad, probablemente no se hubiera contagiado”. Ese mismo sondeo da a Biden 10 puntos de ventaja en intención de voto sobre su rival. 

Mayor todavía es su diferencia en la encuesta de NBC/The Wall Street Journal, completada después del debate del martes. Nada menos que 14 puntos. Para los encuestados, el demócrata ganó de forma abrumadora el cara a cara. Y no es la única señal preocupante que arroja para Trump. Biden le saca 27 puntos de ventaja entre los pensionistas, los más golpeados por la pandemia, un grupo que el republicano ganó por siete puntos en 2016. 

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