EL AUGE POPULISTA

Thierry Baudet, el nuevo referente de la extrema derecha en Holanda

Thierry Baudet, líder de la formación ultra Foro por la Democracia.

Thierry Baudet, líder de la formación ultra Foro por la Democracia. / periodico

Carles Planas Bou

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La noche del 15 de marzo del 2017 fue muy tensa en La Haya. Los Países Bajos contenían el aliento ante unas elecciones que podían suponer la primera gran victoria de la extrema derecha en el oeste de Europa. A pesar de su caída, los conservadores repitieron un triunfo que frenaba las aspiraciones del líder islamófobo Geert Wilders, pero entre el alivio y el júbilo de muchos, el populismo antiislámico ganó un nuevo aliado que ahora sacude al país: Thierry Baudet.

Tan carismático como engreído, la nueva estrella del nacionalismo xenófobo neerlandés tiene tan solo 36 años. En 2015 fundó el think tank Foro por la Democracia (FvD) y a finales de 2016 lo convirtió en un partido para dar el salto a la Tweede Kamer, el parlamento nacional. Pocos podían augurar entonces que este pasado marzo, en sus primeras elecciones regionales, se convertiría en la formación más votada del país con un 14%, un sorprendente vuelco electoral que no se veía desde 1917 y que dilapidó la mayoría progresista del Senado.

El extravagante y provocador Baudet está protagonizando un ascenso meteórico que recuerda los pasos de Pim Fortuyn, padre del populismo antiislámico en Holanda, asesinado en 2002 por un activista ecologista. Convertido en el nuevo enfant terrible de la ultraderecha, ha sabido aprovecharse de la desilusión entre los votantes de Wilders para atraerlos con un discurso contrarrevolucionario que atrae a muchos holandeses. Los sondeos le otorgan ya un 17% en intención de voto, lo que supondría también su victoria a nivel nacional.

Europa blanca

Ese éxito inmediato se debe en parte a su encanto mediático. Fotogénico, repeinado y vestido siempre como un dandi, este Patrick Bateman de la política holandesa ha posado desnudo en su cuenta de Instagram y ha sido masajeado por ciertos medios que han normalizado su imagen como la de un modelo.

Más allá de la forma, Baudet ha basado su ascenso en la reivindicación de la identidad nacional. Está convencido de que los Países Bajos y la civilización occidental están al borde del colapso, que las élites del país odian su cultura —algo que describe con el término oikofobia— y que los inmigrantes musulmanes son responsables de ello. En un claro señal de racismo biológico, habla de estos como "elementos malvados y agresivos que están siendo introducidos en nuestro organismo social" y se alza como defensor mesiánico de una Europa judeocristiana que debe ser "predominante y culturalmente blanca".

Baudet asegura que en su partido no caben racistas ni antisemitas mientras por otro lado se reúne con supremacistas blancos de EEUU y se fascina con la figura del filofascista Jean-Marie Le Pen. Otros miembros destacados de FvD han asegurado que la raza negra es intelectualmente inferior, que hay que expulsar a los refugiados de vuelta a Siria y que el matrimonio homosexual corrompe la sociedad. Como Wilders, ha intentado captar el voto gay y de las mujeres instrumentalizándolo para señalar al fundamentalismo islámico como enemigo común, algo que tampoco le ha privado de decir que ellas son "biológicamente inferiores” y coincidir con un polémico autor que aseguró que desean "ser subyugadas".

Elitismo 'antiestablishment'

Aunque pueda parecer una contradicción, Baudet es un elitista antiestablishment. Menosprecia una clase política "estúpida" a la que se refiere como "cártel", a las universidades y a los periodistas, pero no esconde su creencia de que toda sociedad necesita una "capa superior". Hijo de una familia de clase media, licenciado en Historia y doctorado en Derecho, se vende como una versión más culta y sofisticada de Wilders y exhibe una actitud petulante y aristocrática que rechaza abiertamente la modestia.

Así, se autodefine como "el intelectual más importante" de su generación. Abrió su primer discurso parlamentario en latín y es habitual escucharle hablar con odio del arte y la arquitectura moderna y celebrar sus victorias haciendo referencia al Mochuelo de Atenea, una figura de la mitología griega que simboliza la sabiduría y el poder.

Esta estrategia le ha servido para nutrirse de casi un tercio de los votantes de Wilders pero también para ensanchar la base del populismo antislámico de los Países Bajos. Aunque el ultra de cabellera oxigenada aún capta mejor al voto obrero blanco, Baudet sabe llegar a las élites que critica y al voto protesta con el Gobierno conservador.

Salida de la UE

Su discurso apocalíptico también se traduce fuera de sus fronteras. Como todo euroescéptico de manual, aboga por la salida de los Países Bajos de la Unión Europea (apodada Nexit), por el regreso al Estado-nación como rechazo a un multiculturalismo que ve impuesto por Bruselas, así como por mejorar relaciones con Rusia. También quiere introducir un modelo de democracia directa como el suizo, con más referéndums a la población y un sistema de voto electrónico. Con todo eso, las encuestas también le dan la segunda posición y hasta cinco escaños para las elecciones europeas del próximo 26 de mayo.

En un país donde crece la concienciación medioambiental, Baudet ha demostrado que se puede nadar a contracorriente. En diciembre el Parlamento impulsó una ley que pretende recortar las emisiones contaminantes un 95% para el 2050, una de las más ambiciosas del mundo. Aunque fue apoyada por siete partidos, el FvD catapultó su victoria oponiéndose a un plan que ve como un nuevo derroche ante la "histeria" del cambio climático. De llegar a gobernar seguirá los pasos de Donald Trump para abandonar el acuerdo internacional sobre la reducción de emisiones.