MÁS DE 200 muertos en en EL PAÍS DEL ÍNDICO

Ocho detenidos por la masacre terrorista de Sri Lanka

Al menos 290 muertos y más de 500 heridos es el balance de una serie de atentados contra iglesias y hoteles de lujo en el país asiático

Interior de la iglesia de San Sebastián en Colombo, Sri Lanka,  tras la explosión.

Interior de la iglesia de San Sebastián en Colombo, Sri Lanka, tras la explosión. / periodico

Adrián Foncillas

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Ocho explosiones en hoteles e iglesias han dejado centenares de muertos en Sri Lanka en el día que los fieles católicos celebraban el Domingo de Resurrección. El recuento oficial provisional, actualizado a primera hora de este lunes, eleva la cifra a 290 muertos y más de 500 heridos. Se desconoce la autoría del masivo atentado que ha empujado al Gobierno a blindar al país de nuevos ataques con un toque de queda “hasta nueva orden”.

El presidente, Maithripala Sirisena, se ha mostrado consternado por la masacre, ha pedido calma a la población y ordenado que se tomen las medidas “más severas contra los responsables de esta conspiración”. El primer ministro, Ranil Wickremesinghe, ha condenado el “cobarde” ataque. “Llamo a todo el pueblo de Sri Lanka durante este trágico momento a que se mantenga unido y fuerte. El Gobierno está tomando las medidas necesarias para controlar la situación”, ha pedido.

El presidente ha dictado el toque de queda inmediato e indefinido en la totalidad de la isla de 21 millones de habitantes. También ha ordenado la centralización de la información a través de los medios oficiales y bloqueado temporalmente el acceso a redes sociales como Facebook y Whatsapp para evitar la propagación de rumores.

Fuentes hospitalarias han informado de que entre los muertos figuran 35 extranjeros de nacionalidad británica, holandesa, estadounidense, portuguesa y china. El personal diplomático de la embajada española en Nueva Delhi se ha desplazado a Sri Lanka para intentar contactar con los 92 nacionales registrados en el país.

Aviso a la policía

El titular de la cartera de Economía, Mangala Samaraweera, ha lamentado la muerte de “muchos inocentes” en lo que parece una “acción coordinada para sembrar la muerte, el caos y la anarquía”. El arzobispo de Colombo, Malcolm Ranjith, ha solicitado una manifestación popular de apoyo a las víctimas, sugerido al personal médico que regrese al trabajo a pesar de las vacaciones y exigido “un castigo sin piedad” a los “animales” que han causado la tragedia.

Las seis primeras explosiones se han registrado con escasos minutos de diferencia sobre las 9 AM (hora local) y al menos dos han sido ejecutadas por terroristas suicidas, según fuentes policiales. La primera bomba ha detonado en la Iglesia de San Antonio, en la capital, seguida de otra en la Iglesia de San Sebastián, en la localidad de Negombo. Poco después se conocían otros atentados en la Iglesia de Zion, en la ciudad costera de Batticaloa, y en tres hoteles de lujo de Colombo: Cinnamon Grand, Shangri-la y Kingsbury. Ya pasado el mediodía, y con el país sumido en el caos, un ataque a un hotel en el sur de la capital ha dejado dos muertos. Y en el suburbio de Orugodawatta, tres policías han muerto cuando intentaban capturar a un terrorista suicida.

Efectivos policiales se desplazaron rápidamente a los hoteles e iglesias y acordonaron las instalaciones. En la masiva operación posterior han detenido ya a ocho sospechosos.

Ningún grupo ha reclamado aún la autoría del peor atentado que sufre la isla del Índico en décadas. Un documento mostrado a la agencia France Press por el jefe de policía Pujuth Jayasundara incluye una alerta a sus subordinados firmada diez días atrás sobre hipotéticos atentados suicidas en “importantes iglesias”. Las instrucciones aclaran que los atentados estaban siendo planeados por el NTJ (National Thowheeth Jamaath), un grupo musulmán radical que ha cometido actos vandálicos sobre estatuas budistas.

Ola de condenas

Los atentados han provocado la previsible ola de condena global. El papa Francisco ha aludido a ellos al dirigirse a las decenas de miles de fieles congregados en la plaza de San Pedro en un día señalado del calendario católico. “Quiero expresar mi afectuosa cercanía a la comunidad cristiana, golpeada cuando se había reunido para rezar, y a todas las víctimas de esta violencia cruel”, ha afirmado. El presidente estadounidense, Donald Trump, ha comunicado sus “profundas condolencias” al pueblo esrilanqués y ofrecido su ayuda. Su homólogo de la vecina India, Narendra Modi, ha declarado que “no existe espacio para esta barbarie en nuestra región”.

El presidente turco, Tayyip Erdogan, ha calificado los atentados de “un ataque a toda la humanidad” y desde Nueva Zelanda, donde recientemente murió una cincuentena de musulmanes en ataques a mezquitas, su primera ministra, Jacinda Arden, ha pedido que “entre todos encontremos el deseo y las respuestas para acabar con esta violencia”.

Sólo el 6 % de la población del país asiático es católica, pero la comunidad cumple la sensible función de apaciguar las tensiones entre las diferentes etnias porque cuenta con fieles entre los tamiles y los cingaleses. Los ataques de hoy suponen el fin de una razonable calma desde que la guerra civil terminara una década atrás habiendo dejado más de 250.000 desplazados y 100.000 muertos.

La población sufrió durante 26 años los fragorosos enfrentamientos entre la mayoría cingalesa, de religión budista, y la minoría hinduista tamil, sin que la comunidad internacional atendiera a los flagrantes crímenes de guerra de ambos bandos. El Ejército acabó aplastando a los grupos terroristas tamiles, que en plena escalada del caos habían asesinado al presidente Ranasinghe Premadasa y ejecutado decenas de ataques suicidas. Los tamiles denuncian desde entonces los abusos y la discriminación gubernamental.