ORIENTE PRÓXIMO

La infancia se hiela en Siria

Unos niños juegan en el campo de Batbu, en la ciudad siria de Alepo.

Unos niños juegan en el campo de Batbu, en la ciudad siria de Alepo. / periodico

Víctor Vargas Llamas

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El frío ha irrumpido con fuerza en Siria y los países vecinos para culminar el potencial de una tormenta perfecta que afecta especialmente a desplazados y refugiados en su huida de la hambruna y la barbarie. La situación se está cebando especialmente con los más vulnerables, bebés de pocos meses o incluso semanas de vida que están sufriendo como nadie los estragos de la naturaleza y la degeneración que rodea a un conflicto sin visos de solución a corto plazo. En las últimas semanas, al menos 15 niños han perdido la vida en Siria por las temperaturas gélidas, la falta de medios y la deficitaria estructura de asistencia sanitaria, especialmente grave en el caso de las embarazadas y los recién nacidos, como denuncia Unicef.   

Más de la mitad de estas víctimas se han producido en el campo de desplazados de Rukban, en las proximidades de la frontera con Jordania. La mayoría de ellos no pasaban los cuatro meses y uno apenas contaba con una hora de vida. Un panorama similar es el que se encuentran más de 10.000 personas en la localidad de Hajin, adonde se han desplazado para alejarse de las poblaciones trágicamente salpicadas por el conflicto armado. Otros siete pequeños no han soportado las adversas condiciones del periplo y han perdido la vida. El balance global habla de más de 6,2 millones de personas que deambulan sin más rumbo que el de dejar atrás el horror y 5,6 millones han traspasado las fronteras con destino a países próximos.

Sin embargo, tampoco allí las expectativas que les aguardan son más halagüeñas. Las nevadas, los fuertes vientos y el bajón de temperaturas que ha experimentado el Líbano desde que el 6 de enero llegara la tormenta Norma ha afectado notablemente "a las condiciones de refugio de los 151 asentamientos informales" del país, según la oenegé Acción contra el hambre, que alerta de la llegada de un nuevo frente. "Las extremas temperaturas y la falta de acceso durante la próxima tormenta supondrán un verdadero problema en Aarsal --afirma la directora de la entidad,  Beatriz Navarro--, donde se asientan 50 000 refugiados sirios en condiciones ya muy precarias".

Desgaste

El desgaste de casi 8 años de conflicto aumenta la pesada carga de la subsistencia en Siria. "Todo se agrava con la escasez de medicamentos, los continuos cortes de electricidad y la extrema vulnerabilidad de quienes deben moverse de forma forzosa, sin un techo bajo el que cobijarse, sin ropas de abrigo, en trayectos de un sinfín de km...", revela Lorena Cobas, responsable de emergencias del Comité Español de Unicef. Cobas lamenta que con acciones sencillas la situación podría mejorar notablemente. Detalles como rebajar los 14,5 millones de personas sin acceso al agua potable y, así, la exposición a enfermedades. O como un acuerdo entre las partes para la apertura de corredores humanitarios que alivien la existencia de las familias.

Mientras eso no sucede, "la mayoría de hogares han ido perdiendo casi todo su patrimonio para acceder a unos alimentos y a combustible que no deja de encarecerse", revela Cobas, que recuerda que el 85% de las familias "viven por debajo del umbral de la pobreza". Y subraya que la situación es especialmente acuciante para los más pequeños. "Tres de cada cuatro niños no estudian y tienen que trabajar para subsistir, muchos de ellos están desnutridos y no pocas niñas son obligadas a casarse para mejorar la situación económica de sus parientes --añade Cobas--. Así mo pueden tener futuro. Y si ellos no lo tienen, el país tampoco lo tendrá".