May aplaza la votación del 'brexit' por miedo a una gran derrota

La primera ministra pedirá a Bruselas "clarificaciones" sobre la salvaguarda para Irlanda del Norte

Theresa May, en la Cámara de los Comunes.

Theresa May, en la Cámara de los Comunes. / AP / JESSICA TAYLOR

Begoña Arce

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Theresa May tratará de modificar el acuerdo del 'bréxit' alcanzado entre el Gobierno británico y la Unión Europea el pasado 25 de noviembre, después de aplazar la votación del pacto en la Cámara de los Comunes, prevista para este martes. La primera ministra tomó la decisión la víspera, para evitar una derrota catastrófica, que hubiera podido obligarla a dimitir, junto al resto del Gobierno.

May reunió a su Gabinete el lunes por la mañana para informarle del aplazamiento. A primera hora de la tarde lo comunicó oficialmente al país con una declaración en la Cámara de los Comunes. “He escuchado cuidadosamente lo que se ha dicho en esta Cámara y fuera de ella, por los miembros de todas las formaciones”, afirmó. “Al escuchar esas opiniones está claro que, si bien hay un amplio apoyo para muchos de los aspectos clave del acuerdo, en un punto- el de la salvaguarda para Irlanda del Norte- sigue habiendo una amplia y profunda preocupación. A causa de eso, si vamos adelante con el voto mañana, el acuerdo puede ser rechazado por un margen significativo. Vamos por tanto a aplazar el voto previsto”.

May confirmó que mantendrá conversaciones urgentes con los líderes de la Unión Europea, para discutir posibles cambios y obtner "clarificaciones" en la salvaguarda para Irlanda del Norte, el punto crítico que no aceptan euroescépticos y unionistas. Sin fijar una nueva fecha para la futura votación del acuerdo, dio a entender que ésta tendría lugar en enero, cuando el Parlamento reanude sus trabajos después de la pausa de Navidad.

Gesto desesperado

El aplazamiento venía perfilándose desde hacía días, ante el alcance del motín entre los euroescépticos conservadoresMás de un centenar de ellos habían advertido que votarían en contra del acuerdo. May se exponía a una derrota sin precedentes en la historia reciente del país. De nada han servido dos semanas de intensa campaña de la primera ministra entre los diputados rebeldes con reuniones, contactos personales, promesas y presiones, para arráncales el voto.

El aplazamiento fue interpretado como un gesto desesperado y un signo de la debilidad extrema de May. “El Gobierno ha perdido el control de los acontecimientos”, declaró el líder laborista Jeremy Corbyn, en su réplica. Corbyn advirtió que no tiene sentido el que May aplace la votación para volver a presentar “el mismo acuerdo” a los diputados y le preguntó si estaba buscando lograr cambios sustanciales o sólo cosméticos.

Fuera salvaguarda

Tras una conversación telefónica con May, la líder del Partido Democrático del Ulster (DUP), Arlene Foster, recalcó nuevamente cual es la posición del partido. “Mi mensaje ha sido muy claro. La salvaguarda debe desaparecer. Se ha desperdiciado demasiado tiempo. Necesitamos un acuerdo mejor. Es molesto el que haya llevado tanto tiempo el que la primera ministra escuche”.

Esa salvaguarda prevé que el Reino Unido permanezca en la unión aduanera y que Irlanda del Norte también esté alineada con ciertas normas del Mercado Único, hasta que se establezca una nueva relación comercial entre Londres y Bruselas, negociada en el periodo de transición -entre el 29 de marzo de 2019 y finales de 2020-.

Crisis nacional

El aplazamiento de la votación alarmó a la City. La libra esterlina cayó a su valor más mínimo en los últimos veinte meses frente al dólar y también ante el euro. La Confederación de la Industria Británica (CBI), que reúne a la patronal, advirtió que el país corre el riesgo de “deslizarse hacia una crisis nacional”. “Éste es otro golpe para las empresas que necesitan desesperadamente de claridad”, indicó en un comunicado la directora de la CBI, Carolyn Fairbairn. “Los planes de inversión están paralizados desde hace dos años y medio. A menos que se alcance un acuerdo rápidamente, el país corre el riesgo de deslizarse hacia una crisis nacional”.  Fairbairn pidió a los políticos “de ambos lados del Canal” que alcancen un consenso.  “Nadie puede permitirse el meterse en la Navidad con la amenaza de que no haya un acuerdo que cueste empleo y golpee los niveles de vida”.