cumbre en marruecos

El Pacto de las Migraciones nace cojo por las significativas ausencias

EEUU, Italia y Hungría, entre otros, no asistirán al encuentro de Marrakech

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Beatriz Mesa

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Marrakech (Marruecos) celebra este lunes y martes la cita que ha de culminar con la firma del Pacto Mundial de las Migraciones, auspiciado por Naciones Unidas, pero el goteo de bajas de países importantes hace preveer un acuerdo debilitado por las ausencias.  Estados Unidos, ItaliaHungría, AustriaAustralia e Israel, entre otros, con políticas antimigratorias en sus agendas, ya han declinado la invitación de asistir a la conferencia internacional. Aducen que temen una pérdida de soberanía y critican que el documento no distinga entre emigración legal e ilegal. De ahí la pregunta que se hacen algunos diplomáticos en Rabat:"¿Podemos seguir hablando de un pacto mundial?". 

Frente al discurso de mano dura de Trump, la Unión Europea no ha sido capaz de tener una sola voz ante la cumbre de Marrakech. Son los países del centro de Europa -Eslovaquia, Hungría, Bulgaria, República Checa y Polonia- los que con más firmeza se oponen al pacto, mientras que Italia ha dicho que no se sumará a él "por el momento", dejando la puerta abierta a hacerlo en un futuro, y Bélgica, por su parte, sufre luchas intestinas en su Gobierno precisamente por esta cuestión.

Frente a ellos, países como Alemania España darán un apoyo explícito al Pacto con la presencia en Marrakech de la canciller alemana Angela Merkel y del presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez.

Este encuentro desvela profundas divergencias en relación a espinosos aspectos que pretenden abordarse desde la vertiente humanista en detrimento de la clásica óptica de la seguridad de los Estados.  «La tendencia general se decanta por la apertura para conseguir reflejar la existencia de una conciencia colectiva sobre los beneficios de la migración», ha manifestado Habib El Malki, presidente marroquí de la Cámara de Representantes, durante los prolegómenos de la conferencia. El Malki aboga por la adopción de un pacto que apueste por una migración ordenada, regular y por la voluntad de consagrar la libertad de circulación de personas a través del mundo.

Precisamente el tema de la libertad de circulación levanta ampollas en Europa, que mira preocupada a su orilla del sur no sólo por por el impacto de los regueros de muertos en aguas del Mediterráneo central sino por cómo afrontar y gestionar las llegadas de migrantes que seguirán multiplicándose en los próximos años.

Gestión de flujos migratorios

¿Cómo se deben gestionar los flujos migratorios en origen tránsito teniendo como previsión el boom demográfico en África y la dinámica de mantener las mismas bolsas de pobreza, los mismos índices de natalidad en las regiones del Sahel y observando los vaivenes que ya están sufriendo estos países por los efectos del cambio climático?. 

Estas preguntas son las que durante los días 10 y 11 marcarán las negociaciones entre los líderes políticos, diplomáticos, académicos y agentes sociales. Se pondrán encima de la mesa temas como el riesgo que corre el inmigrante en su periplo así como las consecuencias para los nuevos modelos de sociedad en Occidente. 

La gran incógnita, que abordarán los expertos, es si el mundo está preparado para estos grandes moviemientos de personas. "La respuesta es no, de lo contrario no veríamos los partidos extremistas ganando las elecciones en Europa», argumenta un senador español que pide anonimato recién llegado a la ciudad donde tendrá lugar la firma del pacto.  «Que EEUU no esté presente marca ya las grandes divisiones, aunque la más interesada en encontrar vías de solución es Europa con respecto a los flujos que vienen del sur» , ha asegurado un diplomático español en Marruecos alarmado por el incremento notable en el último año de llegadas de ciudadanos marroquís a suelo europeo, especialmente de menores no acompañados.

Externalizar fronteras

«La primera nacionalidad de migrantes en España es la marroquí y le sigue Guinea», han explicado fuentes policiales de la UE, que plantean la viabilidad de externalizar las fronteras europeas en países ajenos a su territorio con el fin de frenar los flujos migratorios.

Retener en tránsito a los colectivos migratorios, a ojos de los expertos, no soluciona un problema estructural y vulnera, aún más de lo que se viene haciendo, los derechos humanos de las personas. Marruecos ha dicho rotundamente no, pero Níger, uno de los países más pobres del mundo, ya fue engatusado por un buen puñado de euros y ya colocó los primeros cimientos de lo que se ha convertido en el primer centro retención de migrantes que buscan Libia como salida al mar del mediterráneos central.