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Los evangelistas, clave del éxito de Bolsonaro

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Abel Gilbert

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¿Qué locura que hice? ¿Dónde estaba con la cabeza, Luccino? He dejado el Randolfo solo con mis soldados”, dice Otávio. Pero antes de irse al cuartel, lo besa.  La escena de “Orgullo y pasión”  transmitida por el canal Globo tuvo un enorme impacto en Brasil antes de las elecciones y contribuyó en parte al 'tsunami' conservador que benefició a Jair Bolsonaro. El tabú del beso gay en los culebrones había sido roto en 2013 por el mismo canal Globo en 'Amor a la vida'. Pero nunca había ocurrido algo así a las seis de la tarde, una hora proclive a las miradas infantiles. Y, para colmo, la escena involucraba a un militar. Radio Harpa Cristiana inició de inmediato una campaña para que sus oyentes “digan a Globo” que había sido blasfema. Los 'bispos' (pastores) no se cansaron desde entonces de repetir el fragmento bíblico Romanos 1: 21-31: “Y del mismo modo también los hombres, dejando el uso natural de las mujeres, se encendieron en sus concupiscencias los unos con los otros, cometiendo cosas nefandas hombres con hombres”.

Si algo faltaba en algunos creyentes indecisos era la invitación de sus iglesias a arrodillarse ante Bolsonaro. El capitán en la reserva tuvo también sus actos de condescendencia: se bautizó en aguas del río Jordán, el mismo día de la destitución de la presidencia Dilma Rousseff, sumó a sus filas al pícaro pastor Magno Malta y además selló una alianza con  Record TV, la segunda emisora má importante de Brasil, en manos de la Iglesia Universal del Reino de Dios (IURD), a la que pretende convertir en una suerte de Fox News, uno de los soportes de Donald Trump.

Las distintas iglesias pentecostales reúnen a unos 42 millones de fieles. Las más poderosas son la Asamblea de Dios y la IURD. Esta última fue fundada por Edir Macedo en 1977 en una cárcel. Macedo, según la revista 'Forbes', tiene hoy una fortuna en 570 millones de euros. “Pare de sufrir” es el lema de la IURD y, señalan los especialistas, parte de su éxito y el del fundador. Macedo no se cansa de atacar al Vaticano y desafiar a los sumos pontífices cada vez que besan el suelo de este país (Juan Pablo II, Benedicto XVI y Francisco), hasta el punto de mostrarse a favor del aborto. Su Teología de la Prosperidad (Dios premia la devoción y las dádivas con bienes materiales) tiene solo en Río de Janeiro más de dos millones de seguidores. El alcalde carioca, Marcelo Crivella, del Partido Republicano, es su sobrino.

Ambiciones políticas

Veinte años atrás, Macedo consideraba a Luiz Inácio 'Lula' da Silva como la encarnación de Satanás. Su sentido del pragmatismo lo llevó a olvidarse de la demonización y aliarse con el Partido de los Trabajadores (PT) en los tiempos de bonanza económica de Brasil. Los pentecostales contribuyeron en el Parlamento luego a acelerar el golpe institucional que sacó de la presidencia a Dilma Rousseff. Acercarse a Bolsonaro era una cuestión de tiempo. Lo mismo que volver a considerar  diabólico al PT. El domingo de las elecciones, la IURD realizó en la periferia carioca su ritual de “la sombra de la cruz” en un estadio cerrado multitudinario. Ahí, delante de miles de feligreses, un 'bispo' subió al escenario y, como en otras ocasiones, con el estadio completamente a oscuras, dejó que la luz artificial que emanaba su cruz iluminara a los fieles deseosos de alguna enfermedad y dolor. Hubo aullidos y agradecimientos. La luz le llegó a ellos también con el mandato de elegir al nuevo mesías. No por nada, les recuerdan, ese es el segundo nombre de Bolsonaro.