polémica con los símbolos

Baviera colgará cruces en todos sus edificios públicos

Angela Merkel.

Angela Merkel. / periodico

Carles Planas Bou

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Todos los edificios públicos de Baviera estarán presididos por una cruz. Así lo decidió este martes el Gobierno conservador de este rico ‘land’ alemán, una decisión que según su primer ministro, Markus Söder, responde a su “claro compromiso con la identidad bávara y los valores cristianos”.

Aunque la medida podría vulnerar el requisito de neutralidad religiosa por parte de la administración pública, Söder lo ha descartado remarcando que la cruz es un “símbolo fundamental de la identidad cultural cristiana y occidental”, con lo que, asegura, ese gesto supone un apoyo al “orden legal y social” de Alemania. Hasta ahora y tras años de disputa, la presencia de cruces cristianas en las escuelas y los tribunales bávaros ya se había convertido en una realidad.

Apoyado en su mayoría absoluta, la decisión del Ejecutivo no requerirá de la aprobación parlamentaria y empezará a aplicarse el próximo 1 de junio en las oficinas que dependen del Estado bávaro. Ayer ya se instaló la primera cruz en la entrada de la Cancillería regional.

La Unión Socialcristiana de Baviera (CSU), partido hermanado con la Unión Demócrata Cristiana (CDU) de la cancillera Angela Merkel, obtuvo en las elecciones del 2013 un abrumador 47,7% de los votos que le permite gestionar su feudo sin sobresaltos.

Críticas de la oposición

Sin embargo, la ampliación del uso de las cruces en los edificios del Gobierno no ha gustado a todos. La oposición ha criticado duramente el gesto electoralista de los conservadores bávaros, siendo el líder del partido liberal (FDP), Christian Lindner, quien ha sido más duro al comparar el uso político de la religión practicado por Söder al del presidente turco Recep Tayyip Erdogan.

El presidente de la iglesia protestante alemana, Heinrich Bedford-Strohm, se ha unido a esas quejas al lamentar que se "abuse" de la cruz “con propósitos políticos”. El pastor de la universidad de Würzburgo, Burkhard Hose, ha ido más allá. “El cristianismo es utilizado cada vez más por usted para perseguir a personas de otras religiones”, ha denunciado.

Giro ultra en clave electoral

La hegemonía de la CSU puede flaquear el próximo 14 de octubre, cuando se celebran las elecciones regionales de este poderoso ‘land’, el segundo más rico de toda Alemania. En las elecciones federales del pasado 24 de septiembre la CSU obtuvo un 44,2%, con una caída del 9,8% que capitalizó la formación ultranacionalista e islamófoba Alternativa para Alemania (AfD), que rompió el tablero y captó un 10,5% de los sufragios.

Defender la patria, la identidad nacional y el cristianismo. Las palabras de Söder van en la clara dirección de evitar que ese trasvase de votos a la ultraderecha se repita en clave regional y lleve a la CSU a bajar del 40% de los votos por primera vez desde la reunificación de Alemania. Los últimos sondeos sitúan a los conservadores bávaros con un 42%, mientras que a AfD le otorgan un 13%.

Ese temor en las filas de la CSU ha llevado a los aliados de Merkel a mimetizarse cada vez más con el discurso de la ultraderecha, que sí ha celebrado que se vuelvan a colgar cruces en los edificios del Gobierno. Tras hacerse con el control del Ministerio del Interior y Patria, nombre modificado para reforzar ese mensaje nacionalista, el titular de la cartera y máximo dirigente de la CSU, Horst Seehofer, se lanzó a contradecir en público a Merkel para sentenciar que “el islam no pertenece a Alemania”, el eslogan favorito de AfD.

Tanto en Baviera como a nivel regional, las duras restricciones impuestas por la CSU a los inmigrantes, sus ataques al islam y su estrategia de vincularlo a problemas de seguridad parecen reforzar el temor de Hose.