El techo de cristal

Clinton reúne a sus seguidores en Nueva York en un edificio de gran simbolismo, una inmensa estructura de vidrio La amargura por la acritud de la campaña está presente en el recinto

Seguidores de Hillary Clinton siguen el escrutinio electoral a través de una gran pantalla colocada en el centro Jacob Javits.

Seguidores de Hillary Clinton siguen el escrutinio electoral a través de una gran pantalla colocada en el centro Jacob Javits.

IDOYA NOAIN / NUEVA YORK

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El 1 de noviembre, en el mismo instante en que le llegó su papeleta, Robin Romans emitió por correo el que considera «el voto más importante» de su vida. Esta mujer de 55 años del estado de Washington iba a irse de vacaciones a Nueva York y sabía ya que iba a extender su estancia en la ciudad.

Quería estar junto a Hillary Clinton en la noche electoral. «Quería ver cómo se hace la historia». Y este martes espera ese momento «emocionada y optimista» a las puertas del Jacob Javits, el centro de convenciones junto al río Hudson elegido por la candidata demócrata para su fiesta, una enorme construcción con una estructura más que simbólica: está hecha de cristal.

Ese es el material del que, metafóricamente, se dice que es el techo que hasta ahora ha impedido a las mujeres alcanzar el más alto cargo en Estados Unidos, la presidencia. Y es el que los miles de votantes y seguidores que se han acercado hasta aquí quieren ver caer. «Soy optimista por lo que podría representar tener una mujer presidenta para muchas mujeres jóvenes y niñas», dice Cynthia Noe, una neoyorquina de 60 años. «Y creo que Clinton puede ayudar a que el foco se gire hacia cuidar más unos de los otros, en vez de a la animación de la guerra y el enfrentamiento que ha dominado tanto tiempo».

Entre quienes esperan ansiosos a proclamar a Clinton 'madam president' hay también hombres como John Carrion. Y este profesor universitario de 32 años, que también dice querer «ver cómo se hace la historia» y se declara feminista, asegura que Clinton «va a ser extremadamente buena presidenta». Habla con más conocimiento de causa que otros. Porque fue becario de Clinton hace 11 años, cuando era senadora por el estado de Nueva York.

DEFENSA DE LOS LGTB

«Se le critica como alguien que dice cosas por conveniencia pero yo estoy convencido de que cree en lo que dice», asegura Carrion, para quien una de las posiciones más importantes de Clinton es su defensa de los derechos LGTB. Y cuando se le recuerda que hasta en Saturday Night Live se ríen de que Clinton haya tardado bastante en alcanzar esa posición, el ríe también. «Es una política inteligente. Las cosas llevan tiempo».

Entre votantes como estos, pese al optimismo y la sensación de estar viviendo un hito, hay también una sensación amarga: la de que esta campaña y estas elecciones han sacado a la luz un país mucho más dividido de lo que ninguno de ellos creía. «Ha quedado claro que no cuidamos a todo el mundo pero no era consciente de la profundidad de la rabia que sienten muchos que se sienten abandonados», dice Noe.

UN LARGO CAMINO

«Estoy sorprendido y entristecido de pensar que sigue habiendo gente que piensa que hombres y mujeres no son iguales, creo que es totalmente trágico», explica Carrion. «En este año y medio se ha dado a mucha gente carta blanca para mostrar racismo, misoginia, xenofobia, desafortunadamente se les ha dado una voz... Por eso Clinton tendrá que seguir haciendo lo que ha estado haciendo en campaña, elevarse. Pero al país le queda un largo camino por recorrer para que esta herida sane».