El último naufragio reaviva las críticas a la pasividad de la UE

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ROSSEND DOMÈNECH / ROMA

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Palermo recibió ayer los barcos con los 373 supervivientes 25 cadáveres del naufragio del miércoles en las costas libias. El número estimado de víctimas mortales asciende a los dos centenares. Cinco timoneles han sido detenidos añadiéndose a los 1.000 arrestados en los últimos años -aunque el 90% de ellos han conseguido huir de los campamentos de retención-.

La fiscalía de Palermo ha abierto un sumario y dado órdenes a la policía portuaria para que interrogue a los supervivientes con el objetivo de establecer la dinámica del naufragio y las eventuales responsabilidades. La organización Médicos Sin Fronteras (MSF), que opera en la zona con barcos propios para el salvamento de refugiados, fue ayer particularmente dura al afirmar que «es hora de que los países europeos adopten políticas de asilo más humanas».

En un comunicado en el que reconstruyen el naufragio del que fueron testigos directos, la organización sanitaria explica que «si bien es cierto que se han incrementado los recursos desplegados para la localización y el salvamento, sigue habiendo carencias; no hay suficientes barcos en la conocida como zona de rescate, cerca de las costas libias donde se producen la mayoría de los naufragios.

Testigo directo

«La visión a sido horrible», explicaba Juan Matias, coordinador del proyecto de Médicos Sin Fronteras (MSF), a bordo de la nave de rescate Dignity 1.

«La gente se agarraba desesperadamente a todo lo que podía encontrar para luchar por su vida, en medio de personas que estaban ahogándose y algunas que ya estaban muertas», añade.

Mientras Frontex, la agencia europea de vigilancia de las fronteras exteriores, se dispone a alquilar los servicios privados de vigilancia aérea en el Mediterráneo, porque los Estados miembros no colaboran como se esperaba, Médicos Sin Fronteras (MSF) pide «la asignación y el aumento de recursos adecuados que permitan mantener las operaciones de localización y salvamento todo el tiempo que éstas sean necesarias», a causa de la «magnitud» de la crisis.

En concreto, MSF solicita, como anteriormente habían hecho la agencia de la ONU para refugiados (ACNUR), «formas seguras y legales para solicitar asilo» y el establecimiento urgente de «condiciones de recepción adecuadas y humanas en los puntos de llegada en Grecia e Italia que deben incluir refugio, alimento, agua, saneamiento, atención médica y acceso a los procedimientos de asilo».

La organización deja bastante en mal lugar a la UE porque, frente a los cuatro millones de sirios que viven refugiados en los países límitrofes (uno de cada cuatro residentes en Líbano es un sirio) «en Europa han llegado sólo 250.000 personas», por lo que, según MSF, la UE no está asumiendo su parte.

Entre lanchas y naves militares, el personal de MSF opera desde el pasado mayo en el Mediterráneo a bordo de otros tres buques. Según datos de la Organización Internacional para Migraciones (OIM), en lo que va de año han llegado 96.971 emigrados a Italia y otros 90.500 a Grecia. En el mismo paríodo han muerto en la travesía más de 2.000 personas.