La muerte sin nombre

En las escaleras frente a la entrada del ahora clausurado edificio del Ayuntamiento de Krasnoarmiisk yace un reguero de flores mortuorias. En el que está situado justo en medio, dos austeros cuadros de madera enmarcan el recuerdo de dos vidas que se apagaron, mientras que una caja de cartón sirve para recoger algo de consuelo económico destinado a los familiares. Ante la puerta de entrada está, en cambio, la rabia y el desconsuelo. «No a los tanques», puede leerse en una de las pancartas.

Aleksándr S. de 39 años y minero, cuenta cómo se originó en incidente que acabó con las dos muertes: un comando de milicianos se presentó y, tras una breve trifulca, disparó. Dos vecinos murieron al instante. «Yo estaba allí. Había ido a votar (para el referendo de secesión de Donetsk de Ucrania). Llegaron en siete furgonetas», cuenta este prorruso. «Les pedimos que por favor se fueran pero ellos nos dijeron que esas eran sus órdenes y luego empezaron los disparos», rememora la profesora Ludmila.

Como el resto de los vecinos prorrusos de Krasnoarmiisk, un pequeño pueblo de 60.000 habitantes, a 60 kilómetros al oeste de Donetsk, Aleksándr y Ludmila están convencidos que se trató de milicianos venidos de la cercana provincia de Dnipropetrovsk, en manos de una administración proucraniana de Igor Kolomoisky, quien, según la prensa local ha ofrecido dinero por la caza y captura de milicianos prorrusos. Sin embargo, nadie ha realizado aún una investigación.

El oscuro accidente de Krasnoarmiisk fue también fotografiado y filmado por la televisión local Orbita. En las imágenes, se ven milicianos con armas de alto calibre y uniformes negros y sin insignias. No son del Ejército, ni los de la Guardia Nacional ucraniana. «Está grabado. En el vídeo que tenemos, los milicianos dicen pertenecer al Batallón Dniéper», argumentan en la sede de la televisión, mostrando el material. «No sabemos por qué dispararon, probablemente se pusieron nerviosos porque algunos vecinos los insultaban y había borrachos», añaden.

Grupos armados

El teniente coronel Dmitriy Obraztsov portavoz de la Guardia Nacional ucraniana, aclara que, «en el este ucraniano, operan unas 30 facciones armadas que no están bajo el control de las autoridades del país». «Cada uno cuenta entre los 50 y 600 miembros y, si bien la mayoría son prorrusos, también hay proucranianos», agrega el oficial.

No obstante, también la Guardia Nacional que integra Obraztsov es vista por los prorrusos como una fuerza hostil. Según el Gobierno ucraniano, entre sus tropas hay 5.000 soldados de formación y 350 voluntarios que, en su mayoría, provienen del brazo armado de Maidán. «Son los del 1º Batallón que llegaron a principios de abril», confirma el propio Obraztsov.

El problema es que estos voluntarios apenas tienen «aproximadamente un mes de entrenamiento», antes de llegar al frente, según confiesa Ruzlan Muzychuz, el portavoz de la Guardia Nacional. «Es una de las consecuencias del acentuado sentimiento patriótico» que experimenta Ucrania, analiza el experto militar Oleksy Melnyk, del centro de estudios Razumkov de Kiev. «Y de la poca confianza de Kiev en las fuerzas del orden locales», concluye.