LA VUELTA A LA FEDERACIÓN RUSA

La zozobra del día siguiente

Los crimeanos se preguntan cómo afectará la nueva situación a los pormenores diarios

IRENE SÁVIO / Simferópol (enviada especial)

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En la calle Bolshevistskaya, un hombre observaba ayer los carteles pegados en la verja del consulado ruso de Simferópol. Pero noticias nuevas no había. "La verdad es que, por ahora, nos han dado poca información y ningún dato preciso sobre qué tendremos que hacer en esta etapa", explicaba Tania, quien el domingo votó a favor de la incorporación de Crimea a Rusia y que ahora quiere el pasaporte ruso que le han prometido.

Tras el controvertido referendo, los crimeanos tienen su independencia y a Rusia como madre patria, pero todavía no saben bien qué hacer con ello. Más allá de los actos oficiales, poco se dice sobre cómo se afrontará en el día a día la escisión de Crimea de Ucrania y, con posterioridad, su unión a Rusia.

Ayer, el Parlamento crimeano pidió oficialmente ser parte de Rusia, decidió que se pasará al huso horario de Moscú, e informó de que las compañías estatales ucranianas serán nacionalizadas, entre otras medidas. Pero nada claro se dijo sobre cómo y cuándo las autoridades rusas empezarán a expedir a los crimeanos su nueva documentación -pasaportes, permisos de conducir, códigos bancarios, entre otras cosas- ni qué cambios habrá en la legislación -normas de circulación, códigos civiles y penales, Constitución, por ejemplo-, lo que inquieta sobremanera a la población.

Turismo

«Este verano quisiera pasar mis vacaciones en Grecia, pero no sé si podré, con qué documentos y si habrá que pedir un visado», explicaba Tania. La cuestión es que, para los crimeanos, se tratará de un salto estratosférico. «Ahora mismo, no sabemos cuándo se pondrá en marcha el proceso, aunque lo más probable es que ocurra tras las reuniones en el Kremlin y en el Parlamento ruso», explicó a EL PERIÓDICO Alexánder Ryabkov, diputado de la Rada de Crimea, al referirse al viaje a Moscú que llevará a cabo estos días una delegación de Crimea para realizar consultas sobre la adhesión a Rusia. «Los problemas más serios los tendremos con los inmuebles pues la legislación rusa es diferente de la ucraniana», indicó Sergéi Chubanov, del partido Rusia Unida.

Poco se sabe incluso sobre quién pagará este proceso que, quiérase o no, será caro. «Parece ser que la tramitación de la documentación será gratuita para los ciudadanos y Rusia ya ha dado algo de dinero», explicó el economista Alexei Bridko. Aun así, algunos sienten tal orgullo y emoción por la situación que son optimistas sobre el futuro. «Las compañías crimeanas no tendrán problemas, se adaptarán», opinó el empresario Igor Iukashenko, mientras ondeaba una bandera con la hoz y martillo de la extinta URSS delante del Parlamento.

Otra incógnita es qué ocurrirá con el dinero que los crimeanos tienen en los bancos ucranianos afincados en Crimea. Uno de estos, Privatbank, ya cerró sus oficinas de atención al público en Crimea y la mayoría de sus cajeros automáticos no proporcionan efectivo.

La semana pasada, el viceprimer ministro de Crimea, Rustam Temirgaliev, aseguró que los bancos ucranianos podrán seguir funcionando en la península solo si se registran como entidades extranjeras.

Las autoridades crimeanas confían en que Moscú lo solucione todo. Y Rusia, al menos de momento, no les decepciona. Rusia creará «las condiciones jurídicas» para una pronta integración de Crimea, afirmó ayer el vicepresidente de la Duma, Serguei Neverov.

Eso después de que se revelera que, según los datos del Gobierno crimeano -sin ratificar por observadores autorizados-, el 96.77% de los votantes eligió volver con su vieja patria.