Proceso contra el líder de los Hermanos Musulmanes

«¡Soy el presidente de Egipto!», desafía Mursi en el tribunal

El derrocado Mohamed Mursi, ayer en la sala del tribunal de El Cairo.

El derrocado Mohamed Mursi, ayer en la sala del tribunal de El Cairo.

ANA ALBA
JERUSALÉN

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

El depuesto presidente egipcio Mohamed Mursi entró ayer en la sala donde se celebró la primera sesión de su juicio, en la Academia de Policía de El Cairo, con semblante sereno y actitud tranquila, entre aplausos y gritos de «¡abajo el régimen militar!» proferidos por dirigentes de los Hermanos Musulmanes a quienes se juzga en el mismo proceso.

Mursi, con americana azul marino y cuyo rostro se veía por primera vez desde que fue arrestado por los militares el 3 de julio, cuando llevaron a cabo el golpe de Estado, apareció en el espacio delimitado con barrotes y una reja, a modo de jaula, donde se sitúa a los acusados y donde ha comparecido en anteriores ocasiones el expresidente Hosni Mubarak, derrocado en febrero del 2011. El resto de procesados presentes -siete están en paradero desconocido-, que vestían el uniforme blanco obligatorio para los acusados que Mursi rechazó ponerse, dieron la espalda al tribunal y corearon la palabra «¡ilegal!» varias veces.

Con media sonrisa y tono desafiante, interrumpió al juez cuando le preguntó su nombre: «Soy el doctor Mohamed Mursi, el presidente de la República. Soy el presidente legítimo de Egipto. Ustedes no tienen derecho a abrir un juicio sobre cuestiones presidenciales», dijo.

Mursi, a quien se imputa la muerte de al menos 10 manifestantes en una protesta ante el Palacio Presidencial de Ittihadiya el 5 de diciembre del 2012, calificó al tribunal de «ilegal» y lo instó a «juzgar a los líderes del golpe de Estado militar» por «traición y crímenes».

Los gritos y el alboroto de una parte de los presentes en la sala -en la que se permitió entrar a la prensa pero sin cámaras ni teléfonos móviles, aunque tras la sesión, la televisión egipcia emitió unas imágenes de la llegada de Mursi- provocaron la suspensión de la comparecencia en dos ocasiones. También las constantes interrupciones de Mursi colaboraron decisivamente en las suspensiones. Finalmente, el juez decidió aplazar el juicio hasta el 8 de enero para permitir que los letrados de la acusación y la defensa puedan revisar un sumario que consta de más de 7.000 folios.

CÁRCEL EN ALEJANDRÍA / El exmandatario, que podría ser condenado a pena de muerte si el tribunal lo considera culpable, fue trasladado en helicóptero a la cárcel de Burg al-Arab, equipada con estrictas medidas de seguridad y situada en la zona desértica de Al Garbiniyat, al oeste de Alejandría. El resto de los procesados, entre ellos el vicepresidente del Partido Libertad y Justicia (PLJ) -brazo político de los Hermanos Musulmanes-Esam el Arian y el miembro de su Ejecutiva, Mohamed Beltagui, que ayer negaron todos los cargos que les imputan, están ingresados en la cárcel cairota de Tora.

Mursi, a quien las autoridades egipcias han mantenido en un lugar secreto hasta ayer y sobre el que pesan otros cargos cuyos juicios aún no han sido fijados, como conspirar con el grupo islamista palestino Hamás, atacar a las fuerzas de seguridad e insultar al poder judicial, llegó a la Academia de Policía en helicóptero a primera hora de la mañana.

Ya entonces decenas de personas se agolpaban en las inmediaciones del recinto policial. Según la televisión egipcia, diversos manifestantes islamistas agredieron y expulsaron a periodistas apostados en la entrada de la Academia de la Policía.

Las protestas de los partidarios de Mursi se multiplicaron en diferentes ciudades y en muchas ocasiones acabaron en disturbios y enfrentamientos entre manifestantes y la policía, que dispersó las concentraciones con gases lacrimógenos. En la protesta de Alejandría las fuerzas de seguridad arrestaron a un número indeterminado de personas.

Los seguidores del exmandatario habían advertido que no iban a reconocer la autoridad del tribunal que juzga a Mursi ni la legitimidad de un proceso que consideran «político». Los abogados del presidente depuesto habían anunciado que asistirían al juicio solo «para observar el procedimiento». El equipo legal, formado por unos 30 letrados, se quejó que a la mitad de ellos no se les permitió entrar en la sala.

La oenegé Amnistía Internacional (AI) indicó ayer que el juicio contra Mursi, el único jefe de Estado egipcio elegido democráticamente, es «un test» para evaluar la voluntad de las autoridades interinas egipcias de respetar los derechos humanos. «Si Mursi no tiene derecho a un juicio justo, entonces nos podremos preguntar si existen motivos escondidos detrás de este proceso».