consecuencias de una tragedia en alemania

Los vecinos de Duisburgo echan al alcalde de la Love Parade mortal

Unas 130.000 personas votaron a favor de la destitución en una consulta

El alcalde, Adolf Sauerland, tras anunciar su dimisión en Duisburgo.

El alcalde, Adolf Sauerland, tras anunciar su dimisión en Duisburgo.

J. M. FRAU
BERLÍN

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Los ciudadanos de Duisburgo -localidad donde en julio del 2010 se produjo un tumulto durante la Love Parade que acabó con 21 muertos, entre ellos dos españolas- destituyeron el domingo a su alcalde, Adolf Sauerland (CDU).

En la localidad de Renania del Norte-Westfalia, una votación promovida por la iniciativa ciudadana Un nuevo comienzo para Duisburgo dio una amplia mayoría a los partidarios de echar a Sauerland de la alcaldía.

Unas 130.000 personas, más del 85% de los votantes, se pronunciaron a favor de destituir a su alcalde. Una victoria aplastante. Una ley aprobada en mayo del 2011 por el Parlamento regional hizo posible la iniciativa ciudadana, organizada gracias a la alianza de socialdemócratas (SPD), Los Verdes y La Izquierda (Die Linke) .

El final de Sauerland comenzó al día siguiente de la trágica Love Parade de julio del 2010, la multitudinaria fiesta de música electrónica que empezó a celebrarse en Berlín y que, después de lo ocurrido en Duisburgo, se suspendió para siempre.

RECHAZO DE RESPONSABILIDAD / El mismo día de la tragedia, en una sala abarrotada de periodistas, el alcalde democristiano evitó asumir la responsabilidad como máxima autoridad de la institución que había autorizado la concentración y que había diseñado los dispositivos de seguridad. A la veintena de personas aplastadas por una avalancha humana en el túnel de acceso a los conciertos, se unieron unas 500 que resultaron heridas.

A partir de entonces se iniciaron los movimientos para lograr que Sauerland dejara la alcaldía. Además, durante estos casi 20 meses, ha tenido que ser protegido por la policía ante los insultos y abucheos de sus conciudadanos. Poco después de las ocho de la tarde del domingo, cuando ya se sabía que Sauerland se iba, él pronunció sus últimas palabras como alcalde: «Dios proteja a la ciudad de Duisburgo».