La encrucijada italiana

Una TV de Berlusconi muestra cómo espió a un juez

R. D.
ROMA

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Llevar calcetines azules que no pegan con la indumentaria es una noticia que ha merecido la atención del Canale 5 de Mediaset, grupo televisivo de Silvio Berlusconi. Todo depende de quién se los ponga. Magistrados y periodistas están soliviantados, ya que Mediaset grabó en secreto y emitió escenas ordinarias de la vida de Raimondo Mesiano, juez del tribunal civil de Milán. Es el magistrado que dos semanas atrás condenó a la editorial Mondadori a pagar 750 millones de euros a Carlo De Benedetti, editor del grupo Espresso-La Repubblica, porque en 1991 la Fininvest de Berlusconi se hizo con ella gracias a una sentencia lograda con la corrupción de un magistrado de Roma. El tribunal penal ya condenó a un abogado del primer ministro y al juez corrupto.

Por las imágenes del Canale 5 han protestado la Asociación Nacional de Magistrados (ANM), el órgano de autogobierno de los jueces (CSM), la Autoridad para la Tutela de la Vida Privada y del sindicato nacional de los informadores (FNSI). «Tenemos que reaccionar, hemos convocado huelgas por mucho menos», dijeron fuentes de la ANM.

NADA COMPROMETEDOR / «Pronto oiréis cosas interesantes sobre el juez Masiano», anunció Berlusconi poco después de la sentencia, que su hija Marina, presidenta de Fininvest, tachó de «desconcertante e injusta». El jueves, el Canale 5 pasó el vídeo de las presuntas «extravagancias» de Mesiano, de 57 años, comentado por una becaria de la cadena que destacó sus calcetines azules y que fumase mientras esperaba que el barbero abriese. No había nada especial, sino el seguimiento, en secreto, de un magistrado durante el fin de semana, con una bolsa de la compra en las manos.

Sin embargo, el conjunto, de por sí anodino, ha sido interpretado como una intimidación. «Un aviso de tipo mafioso», han escrito varios informadores. Algunos ministros se frotaron las manos, aduciendo que «es el mismo tratamiento que han hecho otros con la vida privada de Berlusconi». Pero en este caso no había prostitutas ni jóvenes invitadas a pasar la noche, sino un tranquilo deambular por las calles de Milán. En señal de protesta, Dario Franceschini, secretario de los progresistas (PD), se presentó en público con calcetines azules.