Fallece el excéntrico tirano de Turkmenistán

DMITRI POLIKÀRPOV / MOSCOU

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A muchos les parecía perpetuo, pero murió a los 66 años como un simple mortal. El presidente de Turkmenistán, Saparmurat Niyazov, el extravagante dictador heredado por los turcomanos de la antigua Unión Soviética, falleció ayer a causa de un paro cardiaco en su lujoso palacio tras haber gobernado 21 años, según informaron fuentes oficiales.

El viceprimer ministro del Gobierno de Turkmenistán y titular de Sanidad, Gurbangulí Berdimujammédov, asumió provisionalmente el cargo de jefe de Estado. La oposición turcomana afirmó que el autodenominado Turkmenbashi (el líder de todos los turcomanos) falleció el lunes, pero las autoridades "no se atrevían" a informar a la nación, por temor posibles disturbios.

PRESIDENTE VITALICIO

Niyazov fue operado del corazón en 1997 y el mes pasado reconoció públicamente que tenía serios problemas de salud. Niyazov, que gobernaba en Turkmenistán desde 1985, cuando todavía era una república de la URSS, fue elegido presidente en 1990. En 1999, el Consejo Popular de Turkmenistán le nombró presidente vitalicio. En los 90, aplastó cualquier tipo de oposición política, prohibió la prensa libre y cerró las fronteras. La riqueza del régimen se ha basado en las importantes reservas de petróleo y gas.

Al concentrar el poder absoluto en sus manos, el presidente creó a su alrededor un culto a la personalidad sin precedentes. Llegó a renombrar los días de la semana y los meses del calendario en honor a su persona y a su familia. Así, enero se llama turkmenbashi en Turkmenistán, en honor de Niyazov, mientras abril fue reemplazado con el nombre de la madre del presidente. Los turcomanos también llaman el pan con el nombre de la madre de Niyazov.

ESTATUAS Y BUSTOS

Decenas de estatuas y bustos dorados del "ídolo" nacional fueron instaladas en todas las ciudades turcomanas. En el 2001, escribió el Rujnamá, un código espiritual para el pueblo turcomano y publicó un millón de ejemplares traducidos a más de 30 idiomas.

La obra ha sido una lectura obligada para todos los turcomanos, que no pueden conseguir un empleo sin pasar un examen en que se comprueba que conocen a la perfección la obra de su líder. A través de su libro, Niyazov prohibió ballet, la ópera y el circo, al afirmar: "No entiendo el ballet. ¿Para qué lo necesito?".

Además, Niyazov sustituyó con números los nombres de las calles de la capital turcomana y prohibió poner radio en coche.

Numerosos proyectos de grandeza ideados por el presidente se hicieron famosos en todo el mundo. Una de estas empresas no realizadas, con el coste estimado de unos 15 millones de euros, fue la construcción de un zoológico en el desierto de Kara Kum, a 40 grados centígrados. La idea más exótica tenía como objetivo salvar de la extinción a los pingüinos, amenazados de hambre a causa del efecto invernadero, según Niyazov. El otro ambicioso plan del Turkmenbashi fue plantar inmensos bosques alrededor la capital del país, Ashjabad, que se halla en medio de un desierto. Niyazov anunció en el 2006 el suministro gratuito de gas y electricidad a sus ciudadanos hasta el 2.030.