Donde se calienta la noche

La oferta gastronómica de la ciudad de Barcelona es tan amplia que, a la hora de salir a cenar, el dilema es saber escoger. Lo mismo ocurre con la cartelera de espectáculos. Sin embargo, si lo que buscamos es una cena espectáculo, las opciones se reducen considerablemente, especialmente si somos exigentes en cuanto a la calidad artística y culinaria de la velada. Una de las mejores propuestas de la ciudad se encuentra en el sótano del The Barcelona Edition, que acaba de ser nombrado Mejor Nuevo Hotel en España del 2019 por los prestigiosos premios de la revista Condé Nast Traveler.

El 'supper club' esconde su Cabaret, con música en directo los miércoles, de ambiente los jueves y sesiones de electrónica los viernes y sábados. Un programa musical que se entremezcla con actuaciones inesperadas que transitan desde el circo, al 'pole dance', pasando por la  magia, la ópera, la danza o la comedia. Las actuaciones –en las que los artistas interactúan con el público– no solo se desarrollan en el escenario, sino que surgen en el lugar menos esperado, sorprendiendo a los asistentes.

El espectáculo se acompaña de una suculenta carta que acaba de ser renovada con vistas a la temporada estival. El chef Sebastián Mazzola ha ideado una carta refinada pero poco pretenciosa elaborada a partir de productos de temporada. Algunos de los platos que hay que probar son el original 'panisse' de garbanzos con mayonesa de trufa; el carpacho de pez limón o la pechuga de pollo de corral con parmentier de patatas y colmenillas. En cuanto a los postres, hay dejarse sorprender por el trampantojo del melocotón. Suena siemple, pero no lo es.

En un local como este –oscuro y con altas dosis de sensualidad–, lo mejor es acompañar la cena con alguno de los elaborados combinados que elaboran sus expertos 'barman'. Para ello, Davide Segat, jefe de bebidas de Edition Hotels, se ha inspirado en las ciudades de París, Nueva York y Barcelona de los años 70. El French 54, por ejemplo, es la versión de este cóctel clásico con un 'twist' de Ruinart, yuzu, salvia y lavanda; mientras que el Sant Jordi incorpora ingredientes tan catalanes como carquiñoles o una rosa roja. Para degustarlos en un ambiente más íntimo, nada como la zona 'lounge' del restaurante que, con sus techos bajos y sus paredes de terciopelo negro, invitan reducir distancias.