El misterio de Llados, enemigo de las panzas y los mileuristas

Las redes sociales lanzan al estrellato, casi siempre efímero, a personajes a menudo grotescos pero que, por una u otra razón, encuentran la preciada tecla de la viralidad. Es exactamente lo que le ha pasado a Amadeo Llados, un energúmeno inculto y soez que, sin embargo, ya ha dejado varios vídeos para la posteridad. Si muchos jóvenes se relacionan estos días prácticamente intercambiando palabras como "panza", "mileurista" o "fuuuuuck" (pronunciado alargando mucho la vocal y con un acento inclasificable, entre pijo y garrulo) se debe a este hipermusculado e hipertatuado 'tiktoker'.

¿A qué se dedica exactamente Llados? Parece que a vender cursillos a pobres incautos en los que los intenta empoderar con consignas de autoayuda que, de tan casposas y tronadas, mueven a la carcajada. "La gente hoy en día se piensa que copiar es malo. A ver, cabrones, todos copiamos. Estamos tontos o qué. Solo léete un libro de 1930, de la época romana. No hay más, no se ha descubierto nada nuevo", alecciona en un vídeo a unos adolescentes sin camiseta.

Sus delirantes discursos sobre que quien es pobre lo es porque quiere, sus vídeos con cochazos y sus fanfarronadas se han convertido en los protagonistas indiscutibles de la semana en las redes sociales. Él dice que en 2015 era friegaplatos -'fregaplatos' en su versión- y que en solo tres años se hizo millonario. Pero lo poco que se sabe de su pasado pone en cuestión este origen humilde, como que pudiera participar con escudería propia en el campeonato de Moto2. También parece turbio su modelo de negocio: tiene decenas de cuentas de Instagram donde se presenta como "coach de fitness", a través de las cuales capta a clientes, a los que ofrece una comisión por la gente que a su vez consigan captar. Atufa a esquema Ponzi, a timo piramidal de toda la vida. Si no fuera por eso, daría mucha risa.

"Mi idea de negocio: un canal de televisión en el que Brad Pitt coma patatas fritas las 24 horas. También podríamos verle sorbiendo mojitos con una pajita, comiendo sushi masticando muy despacio, etc.", escribió el lunes en Twitter @carlosclavijo22. Acompañaba al mensaje un vídeo del actor norteamericano haciendo eso, comiendo una patata frita, en las gradas del All England Club de Londres, durante la final de Wimbledon que Carlos Alcaraz ganó de manera heroica a Novak Djokovic. 

Y no parece mal negocio, a juzgar por la calurosa acogida en las redes sociales que ha tenido cada imagen de Pitt durante ese día. Parece increíble que tenga 59 años: el actor se conserva casi como cuando protagonizó 'Seven', hace ya cerca de tres décadas. Los mensajes de admiradoras y admiradores del actor se contaron por miles. "Brad Pitt es un ser humano transversal, histórico. Imagina cómo debes de ser para llevar 40 años en los que si alguien, a nivel mundial, si quiere decirle a un tío ‘¿qué vas, de guapo?’ NO LE SALE OTRO NOMBRE que decir ‘¿qué te crees, Brad Pitt?’", apuntó @Brioenfurecida.

Menudearon también las comparaciones con Miquel Iceta -el ministro de Cultura y Deportes, solo tres años mayor que Pitt, estaba cerca de él viendo el partido- y las apelaciones a su genética privilegiada y a su papel en la película 'El curioso caso de Benjamin Button', en la que el protagonista rejuvenece.

Tal fue la notoriedad del actor durante el partido que, para muchos usuarios de las redes -no demasiado aficionados al tenis- se convirtió en el principal reclamo de lo que estaba pasando en Londres, por delante de la proeza de Alcaraz. "Si lees Twitter por encima llegas a la conclusión de que ha habido un partido de tenis entre Carlos Alcaraz y Brad Pitt", resumió @Farmaenfurecida.

El pasado jueves se produjo un hecho poco habitual. Las dos películas más esperadas del año, 'Barbie' y 'Oppenheimer', llegaban juntas, en el mismo momento, a las salas de cine. Y el contraste entre ellas es tan evidente y acusado -del mundo rosa chicle de la famosa muñeca, interpretada por Margot Robbie, al drama fúnebre y gris que narra la vida del creador de la bomba atómica- que incluso se ha creado un neologismo, 'Barbenheimer', para subrayarlo.

Pero, como contaba en este diario Nando Salvà, los usuarios de las redes sociales le dieron la vuelta al 'palabro' -que ha tenido tanto éxito que ya cuenta con entrada propia en la Wikipedia-, que ya no evoca contraste, sino complementariedad, porque la gente que tenía intención de ver las dos películas el mismo día empezó a decir que iba a hacer un 'Barbenheimer'. 

"Hoy dediqué fácilmente cinco horas de mi vida confirmando que Nolan es y será una de las mejores mentes creativas que Hollywood nos ha dado. Además de presenciar nuevamente la maravilla de los libretos y los 'plot twists' de Gerwig en 'Barbie'. 'Barbenheimer', excelente plan", escribió por ejemplo @gabsangelv. "Lo que comenzó hoy en cines alrededor del mundo es lo que comprueba que la gente aún quiere ir al cine, que quiere vivirse la experiencia, que quiere disfrutar el momento, solo se necesitan proyectos de interés, no cosas sacadas de la gaveta. 'Barbenheimer' es cine", sostuvo @MarvelLatin.

La creatividad de los tuiteros se ha disparado también imaginando cómo serían los carteles anunciadores de 'Barbenheimer'. En uno de ellos se ve, con el tono ocre característico de la película de Cristopher Nolan, a Robbie en una pose típica, pero ya no la sostiene Ken, sino Oppenheimer; en otro, la mansión de la muñeca más famosa del mundo aparece devastada en mitad del hongo que deja una explosión atómica.