Fenómeno cultural

'Barbenheimer': la batalla por el público que enfrenta a 'Barbie' vs 'Oppenheimer' (y beneficia a las dos pelis)

¿Por qué es 'Barbie' la película más esperada del año? 12 claves para entender el fenómeno

Crítica de 'Barbie': rosa, feminista, ¡fantástica!

Oppenheimer, ascenso y caída de un "destructor de mundos"

Crítica de 'Oppenheimer': el moderno Prometeo

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Nando Salvà

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A primera vista, ‘Barbie’ y ‘Oppenheimer’ no podrían ser películas más distintas entre sí. Una es una alocada comedia sobre viaje iniciático que la versión estereotípica de la muñeca más famosa del mundo lleva a cabo al mundo de los humanos, y la otra es un drama severo sobre la vida del científico que lideró el proceso de creación de la primera bomba atómica. Una parece haber sido diseñada enteramente a base de gamas de gris y marrón, y durante el rodaje de la otra se usaron tantos litros de una tonalidad determinada de pintura rosa que la única compañía capaz de producirla y suministrarla se quedó sin existencias en todo el mundo. Y a pesar de esas diferencias, o quizá precisamente a causa de ellas, los destinos de ambas películas han permanecido íntimamente conectados durante meses.

Los dos títulos más esperados de 2023 llegan a las salas de cine de todo el mundo a la vez, este jueves, y a estas alturas la competición derivada de esa coincidencia se ha convertido en un fenómeno cultural autónomo que llena internet a diario de memes, discusiones y productos a la venta que se ríen del contraste entre el asunto y la estética de ambas ficciones. Inicialmente, el concepto ‘Barbenheimer’ nació como herramienta para posicionarlas la una contra la otra. Greta Gerwig, directora de ‘Barbie’, contra Christopher Nolan, director de ‘Oppenheimer’. Feminidad contra masculinidad. Alegría contra depresión.

Cillian Murphy, en ’Oppenheimer’

Cillian Murphy, en ’Oppenheimer’ / EPC

Sin embargo, las redes sociales lo han reconvertido en significante de todo un movimiento formado por aquellos que tienen intención de ver ambas películas el mismo día, y que a estas horas siguen manteniendo un enconado debate: ¿deberían ver ‘Barbie’ primero, antes de que ‘Oppenheimer’ les deje mal cuerpo? ¿O bien deberían invertir ese orden, para concluir la jornada de buen humor, tal y como proponen los multicines de Barcelona que han programado una sesión doble exclusivamente para mañana, titulada -obviamente- ‘Barbenheimer’? Sea como sea, lo que empezó como una batalla entre viejos aliados se ha transformado en el tipo de publicidad mutamente beneficiosa que el dinero no puede comprar. 

Contraprogramación con trasfondo

En el pasado es cierto, no era extraño que en Hollywood recurrieran a la contraprogramación -estrenar el mismo fin de semana películas dirigidas a audiencias muy distintas con el fin de llenar las salas de forma más eficaz-, pero hace tiempo que los estudios renunciaron a enfrentarse entre sí de ese modo. Hoy, al fin y al cabo, todos ellos se juegan cada vez más dinero en un número cada vez más reducido de títulos de alto contenido comercial y, considerando que hay suficientes fines de semana en un año para acomodarlos a todos, ¿para qué arriesgarse a una merma en los beneficios? 

Que ese pacto de caballeros haya saltado por los aires este verano tiene una explicación. ‘Oppenheimer’ es la primera película de Christopher Nolan que Universal distribuye mundialmente, después de que el director rompiera unilateralmente su alianza con Warner en el 2021 tras dos décadas de colaboración. ¿El motivo? El grave deterioro que durante la pandemia sufrió la relación entre el director, defensor a ultranza de la experiencia cinematográfica tradicional, y el estudio después de que los responsables de este anunciaran que, en Estados Unidos, todas sus películas de 2021 iban a estrenarse de forma simultánea en cines y en ‘streaming’. 

La fecha de estreno fue anunciada hace poco menos de dos años, en octubre del 2021. Desde Warner, que distribuye ‘Barbie’, contraatacaron seis meses después anunciando que su película se estrenaría justo el mismo día que la del hombre que en el pasado les había hecho ganar más de 4.000 millones de dólares; resulta inevitable dar por hecho que su motivación fue la venganza, especialmente porque hasta hace poco han mantenido esa misma actitud antagonista y confrontativa de varias otras formas, como haciendo coincidir sus proyecciones para la prensa estadounidense exactamente con las que Universal ya había programado previamente. Al mismo tiempo, al parecer, en Warner aspiran a recuperar a Nolan cara al futuro; de ser eso cierto, tienen una forma ciertamente curiosa de demostrarlo.

La actriz australiana Margot Robbie, caracterizada como Barbie

La actriz australiana Margot Robbie, caracterizada como Barbie / Barbie

Márketing agresivo

‘Barbie’ ha ocupado el centro de las más agresivas acciones de márketing desde que en diciembre pasado vio la luz su primer tráiler, que emulaba la primera secuencia de ‘2001: una odisea del espacio’ -la misma imitación, de hecho, funciona como arranque de la película-; en los últimos meses ha salido al mercado al alquiler de vivienda turística la casa de Barbie, XBOX ha comercializado una consola inspirada en la muñeca y, en algunos países, Burger King ha puesto a la venta una hamburguesa aderezada con salsa rosa; actualmente es posible encontrar en tiendas todo tipo de productos, de calzoncillos a colchonetas de playa, estampados con el sello de la película.

Oppenheimer’, claro, no favorece tantas posibilidades de promoción, porque nadie quiere muñequitos o camisetas relacionados con las masacres de Hiroshima y Nagasaki. Sus responsables, eso sí, están gozando de una publicidad gratuita valorada en millones de dólares gracias a ‘Barbenheimer’, porque cada vez que en redes sociales se publica un contenido relacionado con una de las dos películas, la otra también protagoniza incontables alusiones.

A decir verdad, ‘Barbie’ y ‘Oppenheimer’ no son tan diferentes. Ambas han sido dirigidas por una figura aclamada y prominente del cine actual, exploran un icono nacido a mitades del siglo pasado y, cada una a su manera, se cuestionan los ideales de aquella versión de Estados Unidos. Ambas, además, funcionan como advertencia de los peligros que acarrea dejar el poder en manos de los hombres, y los protagonistas de las dos experimentan viajes existenciales similares, aunque Barbie lo hace al volante de un descapotable rosa. Y tanto la una como la otra justifican las expectativas creadas a su alrededor.

‘Oppenheimer’ es una obra monumental, apabullante, demoledora. ‘Barbie’ es visualmente deslumbrante y socialmente relevante aunque, eso sí, hay algo molesto en el cinismo con el que por un lado apuesta por el distanciamiento irónico de la iconografía de Barbie mientras por otro se presta a funcionar como portavoz de los supuestos valores progresistas de la compañía juguetera Mattel y como publicidad para la venta de tantas muñecas como sea posible.

Las dos, por último, ven la luz en un momento crucial para Hollywood, que intenta averiguar cómo volver a atraer a la gente a las salas -las espectaculares cifras de taquilla obtenidas la semana pasada por ‘Misión imposible: Sentencia mortal - Parte 1’ no hacen olvidar los decepcionantes números obtenidos a nivel mundial por títulos como ‘Flash’, ‘Elemental’ e ‘Indiana Jones y el dial del destino’- y aún tiene pendiente averiguar cuánto le perjudicarán las huelgas de actores y guionistas en Estados Unidos. Está por ver si el número 1 de la taquilla de este fin de semana lo acabará ocupando ‘Barbie’ o bien ‘Oppenheimer’ pero, sea como sea, el fenómeno cinematográfico del verano se llama ‘Barbenheimer’.

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