LA CONSAGRACIÓN EUROPEA

"¿Alguien ha visto lo que ha hecho Pedri, un niño de 18 años, en esta Eurocopa?

Pedri es consolado por Unai Simón tras la eliminación de España ante Italia.

Pedri es consolado por Unai Simón tras la eliminación de España ante Italia. / @SeFutbol

Marcos López

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En Londres aún andan buscando a un bailarín. No lo encuentran todavía. Quedaron hechizados de la misma manera que ese fútbol sedoso y mágico atrapó a Pepe Mel, el técnico del Las Palmas, cuando lo vio siendo un juvenil. ARonald Koeman, que no tenía noticia alguna de ese prodigio canario, le asombró, como a Luis Enrique, técnicos ambos que son valientes para abrir la puerta a los jóvenes.

No miran cuándo nacieron ni de donde vienen sino lo que ya son. A Gary Lineker, el exdelantero del Barça, estrrella televisiva de la BBC, le quemaron los dedos para tuitear antes incluso del final, dramático final de España con Italia.

"Pedri es tan bueno. Súperestrella absoluta en ciernes, futbolista magnífico", escribió asombrado Lineker sin que la máquina de recoger datos de la UEFA no hubiera escupido aún los datos de la obra cumbre del canario: 63 pases buenos de 63 en los primeros 90 minutos. Ni un solo error.

Lágrimas sin fin en Wembley

Pero hay algo que la ciencia, por mucho que desee, no puede cuantificar. "¿Alguien ha visto la Eurocopa que ha hecho este niño de 18 años", se preguntó Luis Enrique, el hombre que consolaba, pero sin éxito alguno, a ese niño sobre el jardín de Wembley. Era Pedri un mar de lágrimas. La pena era infinita, tanto como su prodigioso fútbol. "Ni Don Andrés Iniesta fue capaz de hacerlo", proclamó el asturiano.

Luis Enrique consuela a Pedri y Thiago al acabar el partido con Italia en Wembley.

Luis Enrique consuela a Pedri y Thiago al acabar el partido con Italia en Wembley. / @SeFutbol

"Casi no corre, su ritmo bajo congela mágicamente el juego a su alrededor», escribía el diario londinense The Times sobre el canario

"Casi no corre, su ritmo bajo congela mágicamente el juego a su alrededor", escribía el diario londinense The Times, perplejos como estaban por "ese montaje slow-motion" en el que Pedri es capaz de detener el balón. Y el tiempo.

"Su velocidad mental, ver espacios antes de que se abran, saber qué hacer antes de recibir el balón, sus pases son un acto tan natural como el respirar", argumentó James Gheerbrant, el periodista, atrapado por ese embrujo de Pedri, porque una cosa es que te lo cuenten o seguirlo por la tele, pero otra es cuando baila ante tus ojos.