Tiempo de ocio, la educación que no se ve

El tercer Congreso de Ocio Educativo reunió en Barcelona a 300 educadores y expertos de un sector que involucra en Catalunya a 600.000 menores

DOS DÍAS DE PONENCIAS. Ciudadanía activa, cohesión social y entorno digital fueron algunos temas que el congreso trabajó.

DOS DÍAS DE PONENCIAS. Ciudadanía activa, cohesión social y entorno digital fueron algunos temas que el congreso trabajó.

CARME ESCALES / BARCELONA

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Considerar el patio del colegio un aula más es poner en valor las relaciones humanas, las emociones y el ingenio compartido a través del juego, como un pilar educativo más de los alumnos. Las actividades extraescolares, la diversión y el entretenimiento en el tiempo libre, son eso y algo más. «Favorecen la conciliación de la vida familiar y profesional, y aportan prevención social e igualdad de oportunidades». Son dos de los reconocimientos que recoge el manifiesto resultado del tercer Congreso de Ocio Educativo, que se celebró en octubre en el CaixaFòrum de Barcelona.

Trescientos educadores se congregaron bajo la premisa de compartir sus experiencias sobre La contribución del ocio educativo en el siglo XXI. La Fundació Pere Tarrés, organización no lucrativa de acción social y educativa que tiene como finalidades la educación en el tiempo libre, la promoción del voluntariado, la mejora de la intervención social y el refuerzo del tejido asociativo, con más de 50 años de experiencia en ello, convocó el congreso, junto a Didania (Federación de Entidades Cristianas de Tiempo Libre).

El manifiesto resultante también recoge peticiones de colaboración con las administraciones, entre las que figura la necesidad de evaluar el impacto y los cambios generados en las personas y las comunidades, impulsando datos estadísticos, indicadores de avances, estudios y aplicación de sus resultados para potenciar el ocio educativo.

También dejaron clara las ponencias del congreso la necesidad de reconocimiento al sector, por su contribución a la prevención social, como espacio generador de oportunidades, y como herramienta de transformación social. «Desde el ocio educativo, procuramos que los niños y niñas vivan como niños y niñas y crezcan como personas», expresó durante su intervención el congreso el presidente de la Fundació Pere Tarrés, Oriol Pujol.

Experiencias de deporte no competitivo, castellers, pesebres vivientes, guarderías, ocio en familia, actividades lúdicas, creativas y recreativas son ramificaciones de ese tiempo libre equitativo y necesario para la felicidad de los niños y jóvenes. En Catalunya, entorno a los 600.000 niños y niñas participan en actividades extraescolares cargadas de valores para un futuro mejor.