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Mi odio a Franco empezó en el Ejército

En realidad, nunca me di cuenta de nada ya que, en mi casa de condición obrera y más bien precaria, el catalán era nuestra lengua, y  en el cole, tampoco teníamos problemas al margen, eso sí, de tener que cantar el 'Cara al sol', todos los sábados al mediodía. Aunque tampoco le dabas importancia, igual que cuando íbamos al colegio de las monjas y teníamos que ir cada domingo a hacer dos misas, la de 9 de la mañana y la de las 12, y así teníamos acceso a la zona de la iglesia por la  tarde y cine gratis.

El odio a Franco lo empecé a gestar nada más entrar a filas en Sant Climent.  Qué odio nos tenían a los catalanes. Y a partir de ahí, empecé como pude a documentarme -en el trabajo diario en el taller no se cobraba mucho, pero como podías hacer muchas horas, pues ya tirabas-. En el ejercito nadie quería a la gente de aquí.

El día que se murió el caudillocaudillo, yo estaba sirviendo en Jaen  25, en el cuartel del Bruch, y lo primero que hicieron fue tocar generala. Durante los pases pernocta podíamos ir a casa a comer y luego, a las 6 de la tarde, otra vez tocaban generala. 

Podría escribir un libro de mis vivencias en el cuartel del Bruch en aquellos dias.

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