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En la plaza de Letamendi, el único espacio abierto en el corazón de 'la dreta de l'Eixample', tienen que convivir niños, vecinos, mascotas, ciclistas, turistas, coches y motos creando conflictos entre ellos a diario. La distribución del parque esta mal pensada.
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¿Por qué el parque para niños esta divido en dos? ¿No sería más lógico uno grande que dos pequeños? ¿Cómo es posible que la zona para perros ocupe la mitad que la zona para jugar a la petanca? ¿Quién juega a la petanca en este parque? ¿Qué pasó con el carril bici que obligaba a los ciclistas rodear la plaza?
¿Y qué pasa con aquellos que meten a los perros en el parque de los niños? "No tenemos un espacio donde soltarlos", responden. ¿Y con lo de recoger las cacas del césped? Y ya que tocamos el tema de las cacas, mención especial merecen las personas sin hogar, que han convertido el parque en su retrete y a la vista de todos.
Es triste también ver como todo esto sucede ante los ojos de la Guardia Urbana, que por cierto, aparca sus coches en la acera o incluso dentro de la plaza para hacer su pausa en algún bar de la zona.