A mi padre, la persona más importante de mi vida

Aún escucho tus silbidos por los pasillos de casa, estiro el brazo para poder tocarte en el sofá y confío en que cuando me levante me estés esperando con el café recién hecho y una broma a las 7 de la mañana. Han pasado dos meses y 14 días desde que recibimos la llamada que nos ha roto la vida a todos. Tus 64 años, tu salud envidiable, tu fortaleza, tu energía y vitalidad, tus planes de futuro... nada de eso ha sido suficiente y el covid me ha arrebatado a la persona más buena y cariñosa, un profesor dedicado como el que más a sus alumnos y al mejor padre que cualquiera podría tener.

Saliste de casa hacia el hospital el 20 de marzo, asustado como no te había visto nunca, pero confiando en volver a casa pronto con nosotras. Tanto, que antes de irte metiste tu tarjeta de autobús en la cartera, para no tener que molestar a nadie cuando pudieses volver a casa. Nos escribiste a las pocas horas de ingresarte, te habían hecho todo tipo de pruebas, te estaban cuidando mucho y tú estabas tranquilo. Y eso fue lo último, tras siete días de lucha, cinco de ellos en la uci, tus pulmones no pudieron más.

Nadie en la vida está preparado para perder a un padre, menos en siete días, sin opción a despedirse y con tanto por delante aún por enseñarme. Aunque todo el mundo me dice que el tiempo curará las heridas y que habrá un momento en que vuelva a reír recordándote, lo cierto es que para mí nada nunca llenará el vacío que me ha dejado tu marcha.

Durante estos 24 años, además de ser el mejor padre del mundo, has sido mi amigo, has apostado y confiado en mí en todo momento, me has protegido (a veces incluso demasiado), has celebrado conmigo los logros, me has secado las lágrimas y te has reído conmigo hasta llorar. No tenerte y poder disfrutar más de ti, de tu humor y de tu compañía, me hace pensar que la vida es más injusta de lo que realmente creía, aunque allá donde estés estoy segura que no te gustaría verme escribir esto.

Papá, ojalá algún día podamos volver a compartir más vida, te quiero.