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El espacio púbico en la ciudad de Barcelona

Espacio público, ciudadanía y diversidad en la ciudad de Barcelona del futuro. La competencia en un contexto de crisis social y escasez de recursos. La crisis, el paro, la territorialización urbana han agudizado notablemente la lucha por los espacios y por la movilidad social en el seno de nuestro sistema social actual.

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Se puede aceptar la idea de una sociedad barcelonesa casi mestiza o multiétnica, siempre y cuando nos refiramos a una realidad superficial en la que las personas diversas presentan externamente unos rasgos físicos distintos y colores de piel diferentes. Sin embargo, conviene señalar que el reconocimiento de esta realidad se lo ha tomado mucho menos en serio la derecha nacionalista que otras fuerzas políticas, como los que defendemos el progresismo y la democracia radical y participativa, por nuestra vinculación social, y esta realidad, puede ser, en general, una de las razones que fundamentan el principio de la abstracción de parte de la ciudadanía de Barcelona.

Las estadísticas étnicas, que a veces se utilizan, pueden tener efectos perversos para la cohesión social. Marcan a quienes pueden beneficiarse de las ventajas de las políticas de discriminación positiva convirtiéndolas, a ojos del resto de la población, en personas asistidas y beneficiarias de ventajas sociales en razón de su supuesto origen étnico. Si bien es cierto que existe una fuerte discriminación en el ámbito de la vivienda en barrios determinados, donde hay mayor presencia de inmigrantes, la atribución sistemática de viviendas de alquiler de renta limitada a ciertos colectivos sociales, que atraviesan situaciones especiales, por la actual crisis económica, y los inmigrantes contribuye a concentrarlos en dichos barrios y a encerrarlos en una condición de la que en realidad no se liberan nunca. Lo cual ayuda a posibles encontronazos de ocupación del espacio público.

El Ayuntamiento de Barcelona debe estudiar y reflexionar si practica una política de cuotas o baremos en la atribución de las viviendas de protección social y de promoción pública. También se deberá plantear si por cuestión de necesidad o dar salida a las peticiones el poder trasladar a algunas de estas personas, a municipios del área metropolitana, aduciendo siempre, por supuesto, buenos motivos y razonados.

La igualdad moderna, como sabemos, es incluso lo más artificial que hay, lo más difícil de integrar en la formación del vínculo social. Se fundamenta jurídicamente en el respeto del principio de igualdad en la sociedad; en cambio, entran en juego las luchas, los enfrentamientos, la tensión permanente entre los intereses particulares y el interés colectivo. En la sociedad, la igualdad siempre está en proceso de construcción. La lucha por la igualdad de derechos y obligaciones de todos los ciudadanos no tiene necesidad de sacar a la luz las razas, los colores de la piel y las creencias religiosos para conseguir derechos iguales para todos y obligaciones compartidas por todos.

Hoy en día, el tema de la igualdad es una cuestión que afecta a todos, pues el sistema económico que prevalece conlleva potentes mecanismos de desigualdad y marginación. La inmensa desregulación social, la competencia entre todas las capas de la sociedad durante estas últimas décadas, el auge de un liberalismo económico sinónimo de precariado, como una nueva clase social, la disolución del bien colectivo y la pérdida de referencias identitarias de solidaridad  y fraternidad social,  han hecho posible esta fijación en chivos expiatorios más fáciles de identificar en la medida en que ocupan una posición subalterna en la sociedad

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