Desde bien pequeños, a todos nos han enseñado que la mejor y única forma de resolver los conflictos es el diálogo. A todos nos han enseñado que vivimos en un mundo diverso y plural en el cual todos y cada uno de nosotros tenemos distintos puntos de vista, gustos u opiniones respecto a un mismo tema. A todos nos han enseñado que para poder llegar a un acuerdo es necesario que ambas partes implicadas estén dispuestas a ceder, porque ceder no es una derrota, sino el inicio necesario para el diálogo. Y evidentemente, a todos nos han enseñado que la violencia, la imposición o la amenaza nunca es la solución.
Sin embargo, parece ser que los líderes políticos de nuestro país fueron los únicos que no aprendieron la lección.