Carta de un lector: "Sin 'mea culpa', la amnistía será poco edificante"

Queda claro que una amnistía o su equivalente es una anomalía democrática que debe fundamentarse. Y eso es así porque en un sistema democrático con separación de poderes y normal funcionamiento de sus instituciones, no se puede admitir un “olvido” de delitos gratuito. La ley de amnistía debe fundamentarse señalando las vulneraciones del ordenamiento constitucional de las instituciones catalanas y partidos independentistas, así como de la desproporcionada respuesta del estado español con la imputación de delitos de rebelión y sedición (este último derogado), prisión preventiva inadecuada y vulneración de derechos fundamentales.

Se debe indicar a los independentistas que no se pueden defender objetivos políticos en una democracia europea consolidada, vulnerando la legalidad constitucional vigente. Todavía se espera la entonación de un 'mea culpa' por parte del independentismo por su deslealtad constitucional. Pero la respuesta del estado central ha sido desproporcionada. Unos hechos que apuntaban a la desobediencia (dos años de inhabilitación como máximo) y la malversación de caudales públicos (este último de díficil acreditación), debieron parecer poca sanción y se imputaron, por elevación, delitos gravísimos de rebelión y sedición que comportaban penas de prisión elevadas.

Los indultos y la derogación del delito de sedición son una señal de que la respuesta estatal fue excesiva. Pero en el independentismo ha faltado autocrítica por su nulo reconocimiento de delito alguno. De todas maneras, permanece el problema de la situación de los independentistas del exilio y una cantidad apreciable de causas judiciales relacionadas con el 'procés' abiertas. La necesidad de una "amnistía" o algo equivalente se hace necesario.

La exposición de motivos de la ley debe señalar la deslealtad constitucional de los independentistas y la desmedida respuesta estatal. Sin ese 'mea culpa', la amnistía será arbitraria y poco edificante.