En comunidad

El pasaje olvidado de Horta: "Somos fantasmas para la administración"

Una lectora reclama en una carta enviada a la sección Entre Todos la reurbanización de Baix de Mariner, una vía con aceras inservibles y socavones situada en el ámbito de una supermanzana.

Calle de Baix de Mariner, en Horta, esta semana.

Calle de Baix de Mariner, en Horta, esta semana. / Luis Benavides

3
Se lee en minutos
Luis Benavides
Luis Benavides

Periodista

ver +

A pocos pasos de la concurrida plaza de Eivissa existe una estrecha callejuela aparentemente olvidada llamada Baix de Mariner. Las actuaciones realizadas por el Ayuntamiento de Barcelona en este punto del casco antiguo de Horta en las dos últimas décadas se pueden contar con los dedos de una mano. Lo explica en una carta la lectora, Lena González, de 49 años, una habitual de la sección Entre Todos.

“Sufrimos un abandono total, absoluto por parte de las administraciones. Debe ser una de las pocas calles de Barcelona que está sin hacer o a medio hacer, porque solo hay un 10% de la calle hecho”, escribe González. No exagera. Sus desgastadas aceras de apenas un palmo y los incontables socavones de la calzada contrastan con las remozadas vías de su entorno más inmediato, sobre todo tras las obras enmarcadas en la supermanzana de Horta. Nadie se acuerda de ellos, denuncia. "Nos sentimos como fantasmas cuando reclamamos nuestros derechos -continúa-, pero seres vivos a la hora de pagar impuestos".

Entretodos

Publica una carta del lector

Escribe un 'post' para publicar en la edición impresa y en la web

“Cuando llegamos a esta calle hace ya unos 20 años buscábamos tranquilidad y aquí encontramos un silencio absoluto”, recuerda al otro lado del teléfono González, que estos días disfruta de unos días de relajo en el Bierzo. Cuando compraron el piso la calle tenía un peor aspecto si cabe, pero les gustaba la zona, esa esencia de pueblo. “Estaba lleno de grafitis, pero no murales bonitos, eran pintadas feas. Los vecinos limpiamos nuestras fachadas y conseguimos a base de denuncias que el Ayuntamiento limpiara los muros, en varias ocasiones, hasta que los grafiteros se cansaron”, rememora esta vecina. Fue su primera victoria vecinal. Que pasara una brigada de limpieza por su calle, la segunda. La reurbanización del pasaje en su totalidad, en cambio, se resiste hasta el punto que el último boquete lo arreglaron ellos mismos. “El vecino del piso de arriba bajó, hizo la masa y cubrió un agujero del que salían ratas. Llamamos al Ayuntamiento, pasaron al cabo de una semana y dieron la incidencia por solucionada cuando aquello solo era un apaño”, protesta la lectora, que asegura que llevan años recibiendo respuestas “esperanzadoras” desde el consistorio. La última decía que esta calle formaba parte del ámbito de la supermanzana. Eso fue en 2021, asevera, y todavía están esperando la llegada de los operarios.

La propietaria de una de las casas de dos plantas situadas en los primeros números de Baix de Mariner, Mari Carmen, comparte esa sensación de abandono. Y lo peor, se ha acostumbrado a vivir en una calle que nadie en el consistorio parece tener en cuenta. “Hasta no hace tanto no pasaban a limpiar, pero ahora sí pasan una vez a la semana con una manguera”, comenta con total normalidad.

Noticias relacionadas

El plan de acción de la supermanzana de Horta -páginas 43 a 45, sobre el funcionamiento de las vías y propuestas a corto plazo-, en cambio, no contempla la circulación por la calle de Baix de Mariner, lo que podría explicar en parte la falta de inversión en este punto. La consulta realizada por EL PERIÓDICO DE CATALUNYA en el Ayuntamiento no ha obtenido respuesta. Ciertamente, Baix de Mariner es una una calle residencial -no tiene establecimientos comerciales- con un tráfico residual.

Atajo

Los vehículos que circulan por esta vía que conecta que conecta las calles de Horta y Sanpere i Miquel eran básicamente residentes que entran y salen de los aparcamientos hasta que pacificaron Horta, Fulton, Chapí y Feliu i Codina (limitadas a 10 kilómetros/hora) para evitar el tráfico de paso hacia la Ronda de Dalt. Esta intervención, sumada a algunos cambios de sentido, ha tenido efectos en el día a día de la callejuela, aseguran los vecinos. Así, lo que fue un remanso de paz es ahora el atajo preferido de algunos motoristas impacientes y una suerte de zona de carga y descarga no oficial para algunos comercios y repartidores. Este uso algo más intensivo de la vía, dicen, genera más molestias y provocará más socavones.