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Los lectores opinan: "Se ha utilizado a los pasajeros como rehenes de unas reivindicaciones laborales”

Usuarios de Rodalies se acumulan en la puerta de un vagón durante la segunda jornada de huelga de maquinistas.

Usuarios de Rodalies se acumulan en la puerta de un vagón durante la segunda jornada de huelga de maquinistas. / ACN / Tàrsila Galdon

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Luis Benavides
Luis Benavides

Periodista

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La huelga de maquinistas convocada por el sindicato Sindicato Español de Maquinistas y Ayudantes Ferroviarios (Semaf) está poniendo a prueba la paciencia de sus usuarios habituales. La comunidad de lectores de El Periódico afea el comportamiento tanto de empresa como de los trabajadores del servicio ferroviario por la falta de información y el incumplimiento de los servicios mínimos durante las primeras jornadas de protesta. El resultado, explica en su carta José Maria Torras, de Sabadell, fue que “muchos viajeros quedaron atrapados” en unas estaciones convertidas en “ratoneras”. El mismo lector exige “responsabilidades”, pues se ha utilizado a los pasajeros como “rehenes de unas reivindicaciones laborales”.

En esa misma línea, Vicente Bellmunt, vecino de Montgat, pide a Renfe y trabajadores que solucionen sus discrepancias sin perjudicar a los usuarios, que al final son los que pagan los billetes para que puedan “cobrar sus sueldos”. Y añade: “Las actuaciones por parte de los maquinistas no son las correctas, pues están perjudicando a muchos usuarios que pagan sus billetes y tienen pocas opciones de transporte. Una vergüenza”. 

Algunos han optado por las combinaciones de metro y bus, el coche e incluso el teletrabajo. Las alternativas al tren existen, evidentemente, pero en algunos casos pueden ser limitadas y más caras. Jùlia Pérez, de Sabadell, cuenta su experiencia. Volvía de vacaciones y optó por desplazarse en taxi debido a la huelga de maquinistas. Y el importe del viaje se multiplicó por seis. “Lo que me habría supuesto en tren menos de 10 euros, me salió por 60 y porque pacté el precio con el taxista. El taxímetro marcaba casi 70 euros más algún suplemento”, cuenta Pérez, enojada como Xavier Piqué, de Granollers, que señala la “incompetencia de sindicatos y gestores para negociar y de los políticos para intermediar”. Él tardó tres horas, escribe el lector, para un trayecto de una hora. 

Para algunos lectores, llueve sobre mojado. “Trenes sucios, viejos, incómodos, abarrotados de gente, malolientes, con servicios de seguridad bajo mínimos e impuntuales”. Así describe el servicio de Rodalies Marcel•lí Trabal en una misiva muy dura. “Precaria infraestructura” y servicio “deficiente”, continúa este lector sin una alternativa al alcance de su bolsillo. Explica que no puede desplazarse en vehículo privado por “el alto coste” que supone hacer 150 kilómetros, ida y vuelta, durante todos los días de la huelga. No será el único.

"Sensación de caos" interesada

El descontento es unánime en los lectores que han escrito a Entre Todos para explicar cómo les afecta una huelga que está previsto que se alargue hasta el próximo 12 de octubre. “Después de casi hora y media de espera en Castellbisbal, he renunciado. Desisto”, escribe Narciso Martínez, de Sant Andreu de la Barca, que sospecha que “la sensación de caos” vivida en las estaciones en los últimos días podría ser alimentada por alguna de las partes para tensionar más la negociación. 

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La escasa información, uno de los elementos que más lectores incluyen en sus cartas, llevó a José María Antequera, de Manresa, a validar un billete. Si hubiera sabido que no pasaría el tren a tiempo habría escogido otro modo de transporte para llegar puntual a una cita con su médico. “En la estación de Manresa había cuatro trabajadores donde están situadas las máquinas para sacar el billete ida y vuelta y ninguno me avisó de que había huelga. Incluso pregunté y tan tranquilos me dijeron que fuera a la vía 4”, recuerda Antequera, que intentó sin éxito que le devolvieran el billete. En su carta se insinúa mala fe por parte de los trabajadores o, en el mejor de los casos, dejadez.

La más comprensiva con los maquinistas es Imma Fuster que asegura sufrir la huelga como el resto de usuarios habituales pero respeta a los trabajadores. Esta vecina de Villassar de Mar entiende las jornadas de protesta en Catalunya como resultado de “las luchas políticas” entre los gobiernos catalán y español. La huelga, dice, es “otro ejemplo de una lucha política de un gobierno que pretende llegar a la independencia de su país y que por el bien de los catalanes (sus catalanes, que no somos todos), todo lo justifican”. Fuster hace referencia a declaraciones como las del vicepresidente del Govern, Jordi Puigneró, cuando ijo que "el Estado español no cuida los servicios públicos en Catalunya. Rodalies es un ejemplo, pero podríamos poner otros".