TESTIMONIOS DE DOS MESES DE ENCIERRO

Coronavirus: Las vidas que el confinamiento revolucionó

La reclusión obligada por el covid-19 ha alterado radicalmente a millones de personas que de pronto han tenido que adaptarse a una nueva realidad

De agravar una depresión a impedir el duelo familiar por la muerte de una madre, seis lectores cuentan cómo se han visto agitados por la clausura

Laura Viñola, autora en ’Entre Todos’ de una carta sobre cómo el confinamiento afectó a sus alumnos.

Laura Viñola, autora en ’Entre Todos’ de una carta sobre cómo el confinamiento afectó a sus alumnos. / JOAN CORTADELLAS

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Manuel Arenas
Manuel Arenas

Redactor y coordinador del equipo de información del área metropolitana de Barcelona

Especialista en historias locales, audiencias e información del área metropolitana de Barcelona y reporterismo social

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Seis lectores explican a EL PERIÓDICO cómo estos dos meses de confinamiento han alterado sus vidas.

La revolución de vidas de las que dependen otras 

Laura Viñola (Cornellà de Llobregat, 1993) y Juanjo Sánchez (Barcelona, 1966) tienen un elemento común: los dos meses de reclusión no solo han revolucionado sus vidas, sino también otras muchas que dependen de las suyas indirectamente. En el caso de ella, las de los 25 alumnos de sexto de Primaria de los que es tutora. En el caso de él, las de los aproximadamente 1.500 pacientes que tiene asignados como enfermero en el Centro de Atención Primaria (CAP) La Sagrera.

Laura publicó en este diario un texto sobre cómo la nueva realidad iba a ser la lección más valiosa para sus alumnos. "Ha cambiado todo radicalmente: la escuela tal y como la dejamos el 12 de marzo no va a volver en mucho tiempo", cuenta la profesora, que ve en la actual coyuntura un 'tema tipo' idóneo para hacer pedagogía: "El temario nos ha venido dado". El término que define su confinamiento con más precisión es resiliencia, pues considera que representa la fortaleza de alumnos y profesores pese a las dificultades. ¿Y el de sus alumnos? "Adaptación, cambio, altibajo, novedad, optimismo", apunta.

"Nuestra vocación de servicio público nos dejó vendidos; sabíamos que debíamos atender a la población pero no teníamos recursos", señala Juanjo, que describió en 'Entre Todos' el complejo papel de los enfermeros de la sanidad pública ante los recortes. Juanjo reivindica los CAP: porque hacen seguimiento de los contagiados, porque atienden a las residencias y porque son el primer apoyo de los pacientes más vulnerables, especialmente los crónicos.

"La curva se ha aplanado en los hospitales pero en los CAP apenas lo hemos notado", opina este enfermero cuyo estado de alarma describe con la palabra empatía de la "mirada enfermera".

El enfermero Juanjo Sánchez define con la palabra empatía su confinamiento / MAITE CRUZ

Desesperanza tras dos confinamientos

Hacía dos días que Lorena Tortajada (Ripollet, 1997) se había atrevido a salir a la calle tras caer en depresión a finales de enero. A sus 22 años, la autoexigencia de esta estudiante de la doble titulación de Ingeniería de Telecomunicaciones e Ingeniería Informática se había vuelto autodestructiva. El 11 de marzo, cuando se vio estable tras un primer tratamiento, se desconfinó enfrentándose a su realidad por primera vez. A los dos días, el 13 de marzo por la tarde, el presidente Pedro Sánchez comparecía para anunciar el estado de alarma y el confinamiento generalizado. "Fue un jarro de agua fría. Ya no podía luchar. Me volvió el pánico", explica.

Esta semana se cumplen dos meses de aquel día en que Lorena rompió a llorar mientras escuchaba a Sánchez. Lleva en total cuatro meses confinada. En este tiempo publicó su experiencia en en este diario para ayudar a quienes estuvieran en su situación y la leyeran. "Quería llegar tan lejos que me despreocupé de mí misma. Un día no podía levantarme del sofá. Temblaba, no comía, no iba al lavabo. Empecé a pensar que no encajaba en esta vida porque no iba a saber disfrutarla", recuerda al otro lado del teléfono.

La de Lorena es una de los millones de vidas que el confinamiento revolucionó. Aunque con el tratamiento psiquiátrico nota mejoría y ahora es "capaz de vivir", no olvida que estos dos meses han agravado su depresión: "Todo ha ido a peor porque mi realidad cambió: me da miedo salir a pasear, sigo sin relacionarme con amigos". La palabra que mejor define su confinamiento, dice, es . "Entiendo las medidas, pero los organismos olvidaron cómo afectarían a quien se quiere morir", dice. En su proyecto de fin de grado prepara "un 'Wallapop' de servicios" pensado para que en un confinamiento nadie se sienta tan solo como ella.

Lorena Tortajada, autora en 'Entre Todos' de una carta sobre la desesperanza que le hizo sentir el confinamiento. de foto / M. M.

Videollamadas contra el aislamiento

A esa soledad de Lorena se refiere Elisabeth Redorta (Sabadell, 1970) como aislamientoel concepto con el que define sus días de encierro. Pero un aislamiento particular. Entre tanto pesimismo, esta community manager decidió publicar en 'Entre Todos' una carta titulada 'Videollamadas a la hora del vermut', en la cual exponía cómo el paradigma de las pantallas había irrumpido en su hogar, donde vive con sus dos hijos. "Nos han prohibido salir por nuestra seguridad, pero no nos han prohibido el vermut de los fines de semana con los amigos", se leía en su misiva.

"Antes de esto, nosotros no hacíamos videollamadas", reconoce Elisabeth. ¿Y por qué de golpe se han vuelto tan esenciales? "Porque te hacen la vida más amena; te hacen olvidar el aislamiento cuando tus amigos o tu padre, de 87 años, te dicen que te quieren abrazar", señala.

Elisabeth Redorta, autora en 'Entre Todos' de una carta sobre sus videovermuts durante su aislamiento. / MM

Desasosiego ante la agonía

Las muertes de los ancianos en los geriátricos es uno de los grandes dramas que el coronavirus dejará grabados en la memoria colectiva para siempre. Lo sabe bien Álex de Gregorio-Rocasolano (Zaragoza, 1956), quien publicó en este diario una carta en recuerdo de su madre, Nuria Jaumot, que falleció en abril a sus 95 años en una residencia de Barcelona. Álex explica su confinamiento a través del vocablo desasosiegosensación que se le quedó "al ver que no puedes hacer nada ante su agonía". Él fue el único de sus hermanos que pudo despedirse de su madre en la residencia.

"El problema de la reclusión por el virus es el duelo para la familia, que está separada y eso supone que se le haga muy largo y no pueda cerrar el capítulo", agrega Álex, que siente impotencia al ver "cómo una generación de abuelos que se sobrepuso a una guerra y una dictadura muere sin que podamos hacer nada por ellos".

Álex de Gregorio-Rocasolano, autor en 'Entre Todos' de una carta en recuerdo de su madre, fallecida durante el confinamiento. / LAURA GUERRERO

Superviviencia frente a los ertes

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Las nueve semanas que han pasado desde que se activó el estado de alarma se explican a través de las cartas donde los lectores expresan desesperanza, aislamiento, resiliencia, empatía, desasosiego o supervivencia. Este último es el término que destila el escrito en 'Entre Todos' de Miriam Sánchez (Corbera de Llobregat, 1983), sobre el caos burocrático de los expedientes de regulación temporal de empleo (erte).

Aunque a principios de mayo consiguió cobrar, pasó dos meses de incertidumbre tirando de ahorros pero sin saber qué iba a pasar al día siguiente; de ahí que califique su confinamiento como un tiempo de supervivencia. "He tenido que olvidarme de un negocio de escape room que quería abrir. Los afectados por los ertes tenemos ahora un grupo de Facebook en el que nos asesoramos y damos apoyo moral unos a otros", zanja esta trabajadora del sector de la restauración.

Miriam Sánchez, autora en 'Entre Todos' de una carta durante la supervivencia durante el confinamiento. / MANU MITRU