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Salvi Huix: "Los enfermos somos los grandes olvidados de esta crisis"

Este manresano de 54 años, ahora aislado de cuarentena y ya recuperado, ha superado el coronavirus tras trece días de ingreso hospitalario

"Cuando me dieron el positivo me quitaron un peso de encima", rememora Huix, a quien en un principio le dijeron que no daba el perfil del virus

Salvi Huix, haciendo el símbolo de la victoria en su balcón tras recuperarse del coronavirus.

Salvi Huix, haciendo el símbolo de la victoria en su balcón tras recuperarse del coronavirus.

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Manuel Arenas
Manuel Arenas

Redactor y coordinador del equipo de información del área metropolitana de Barcelona

Especialista en historias locales, audiencias e información del área metropolitana de Barcelona y reporterismo social

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El día que trasladaron a Salvi Huix (Manresa, 1966) al Hospital Sant Joan de Déu de Manresa, la responsable de recibir a los pacientes abroncó a los sanitarios de la ambulancia: “Este hombre no da el perfil del coronavirus”. Ese mismo día, 10 de marzo, Huix ingresaba en el centro hospitalario, donde al cabo de seis días daría positivo por covid-19. No saldría hasta el pasado 23 de marzo, cuando le dieron el alta.

Los síntomas le comenzaron el 28 de febrero: malestar general y un poco de dolor muscular. Pensó que era una gripe y no le dio mucha importancia, aunque en su subconsciente algo le impulsaba a tomar cierta distancia con su madre, de 79 años, cuando comían juntos. Así estuvo seis días; al séptimo empezó a subirle algo de fiebre… que el décimo día llegó hasta 39º. Llamó al 061: “¿Ha hecho usted algún viaje a zona de riesgo o tiene contactos de riesgo?”. “No”. “Entonces diríjase a su ambulatorio”.

Así lo hizo: en el Centro de Atención Primaria le señalaron que no daba el perfil epidemiológico, pero sí el clínico. Desde allí le volvieron a derivar al 061, que le consiguió una ambulancia de aislamiento. “Yo creo que me contagié el día 23 de febrero, cuando fui a hacer un café con una amiga que coge a diario transporte público”, anota Huix.

Al llegar a la sala de espera del hospital, plagada de ancianos, Huix empezó a apartarse de todo el mundo: “Yo pensaba que lo tenía; dos y dos cuatro: si me encuentro así y hay por ahí un virus nuevo…”. Le hicieron análisis de sangre, placa torácica, pruebas de neumonía y gripe… todo negativo. “Al día siguiente, ya ingresado, la doctora vino y me dijo: ‘Los análisis dicen que estás perfectamente, pero tu cuerpo está fatal’”, recuerda Huix.

Finalmente le hicieron las pruebas del coronavirus y a los seis días le comunicaron el positivo. ¿Cómo se sintió cuando le dieron el resultado? “¿Que cómo me sentí? ¡Me quitaron un peso de encima! Porque, si no era coronavirus, ¿qué coño tenía?”.

Testimonio de un enfermo de Covid-19 recuperado, Salvi Huix / SALVI HUIX

"Me recuperé rápidamente, pero mi debilidad era extrema"

Huix, que fue de los primeros pacientes catalanes en ingresar por coronavirus–“el primer día, sólo yo; el segundo, tres; el tercero, 8; el cuarto, 30; y ahí perdí la cuenta”-, define su tratamiento como “de choque”. “El segundo día la doctora me ofreció un tratamiento experimental que empezó en China y que a los cuatro días comenzó en el Clínic. Yo soy una persona sana, así que mi recuperación fue rápida: a los dos días se fue la fiebre y dejé de sufrir, aunque mi debilidad era extrema”, rememora Huix.

Salvi Huix, muy crítico con la “nefasta” gestión sanitaria del coronavirus pero agradecido al personal sanitario que le atendió, afirma que “los enfermos somos los grandes olvidados de todo esto”. Y lo ejemplifica con una anécdota: “Un día llegué a 39,8º de fiebre y pedí un paracetamol y una manta por el interfono a las doce de la noche. Un enfermero me contestó: ‘Lo sentimos, pero ahora no tenemos batas de aislamiento y no podemos entrar’. Tardaron dos horas y media en traérmelo”.

Explica también que cinco días antes de su alta, cuando ya estaba “bastante recuperado”, le llevaron a una habitación con un compañero de 70 años, al que le acabaría explicando cómo se iba a encontrar los días próximos, algo que Huix ya había vivido. “Me dijeron que no me iba a suponer más riesgo, y ahí me enfadé y les pedí que no me mintieran. Pensé: ‘Mierda, esto ya está saturado’”.

Optimismo y esperanza frente al virus

“Sufrí físicamente, pero no mentalmente porque estaba convencido de que me recuperaría: soy una persona optimista. Lo pasó peor mi familia que yo”, agrega Huix.

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El 23 de marzo, cuando Huix salió del hospital, su hijo fue a buscarlo en coche. Para no contagiarle, él le dijo que prefería ir andando, y caminó treinta minutos hasta su casa mientras el coche de su hijo le acompañaba lentísimo al lado. “Ahora estoy volviendo a hacer los ejercicios que hacía antes del coronavirus: estoy totalmente recuperado. Me dijeron que hiciera quince días de cuarentena pero haré treinta para asegurarme”, apostilla Salvi Huix, que describe cómo vive aislado de su madre, él en la planta de arriba y ella en la de abajo, y cómo desinfectan con alcohol todo, platos y cubiertos incluidos.

“Hablo con mi madre por el agujero de la escalera, imagínate. Ahora le han hecho la prueba a ella, porque estuvo un par de días con síntomas. ¿Qué les diría a otros contagiados? “Lo que les digo en mi canal de Youtube: ‘Lo pasaréis mal, pero saldréis de ésta. No hagáis esfuerzos inútiles y sed positivos’”.