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Daniela Ortiz: "Los trabajadores migrantes sufren una explotación brutal"

La artista reaccionó a una situación laboral abusiva con una instalación con información incómoda para su antigua empresa

Daniela Ortiz, frente al mural de Carmen Amaya en El Clot.

Daniela Ortiz, frente al mural de Carmen Amaya en El Clot. / FERRAN NADEU

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Gemma Tramullas
Gemma Tramullas

Periodista

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Hoy, primero de mayo, se conmemora que hace 100 años miles de hombres y mujeres sostuvieron una dura huelga en Barcelona que culminó en la jornada laboral de ocho horas. ¿Qué colectivo sería, un siglo después, el equivalente a aquellos trabajadores de La Canadenca? Daniela Ortiz (Cuzco, Perú, 1985), una artista afincada en el barrio de El Clot que convierte las condiciones de trabajo en acciones artístico-políticas, lo tiene muy claro.

Nació en Perú y vino a Barcelona a estudiar arte.

Pero tuve que aparcar los estudios porque para sostenerme tenía que trabajar 40 horas a la semana. Repartí folletos, limpié pisos, fui camarera y a los dos años entré en una tienda de chocolates. Como el trabajo me consumía todo el tiempo, empecé a hacer cosas de arte dentro de la tienda.

Algunas tienen que ver con el Día de los Trabajadores.

Cuando el dueño decidió abrir el 1 de mayo, hice un cedé con información sobre el movimiento obrero (desde una descripción de la Wikipedia hasta un texto de Rubianes, canciones y una película) y lo repartí entre los trabajadores y algunos clientes. En otra ocasión dibujé dos planos con todas las indicaciones para entrar a robar en la tienda.

¡¿Qué?!

La empresa pagaba tarde. Me decían que no tenían dinero pero yo cerraba caja cada día y ahí había el doble de mi sueldo. Podía describir la tienda con los ojos cerrados, sabía cuánto dinero movían, dónde estaba la caja fuerte y cuál era el código de la alarma. Si ellos incumplían el acuerdo laboral, ¿por qué tenía que guardar yo esa información confidencial?

¿Qué ocurrió?

Presenté los planos a una convocatoria artística en Madrid y los expusieron, pero una compañera se lo cantó a los jefes. No había datos que permitieran identificar la tienda, pero si se abría un proceso penal yo no podría renovar mis papeles. Ahí fui consciente de que la ley de extranjería es un mecanismo que genera más explotación. Puedes llevar años de residencia y cotizando al Estado, pero si te despiden ya no tienes derecho a nada.

¿Le interpela el 1 de mayo para salir a la calle?

Solo si es un espacio real de disputa con el poder y no un festivo en el que la gente sale a caminar. Los trabajadores migrantes son la clase trabajadora por excelencia, pero cuando los grandes sindicatos hablan de clase y de derechos laborales nunca se refieren a nosotros. También se explota a los trabajadores blancos, pero los migrantes sufren una explotación brutal.

¿Ellos serían los herederos de los huelguistas de La Canadenca?

Sí. ¿Quién trabaja la tierra en España? Las temporeras de Huelva, un caso casi de esclavitud de mujeres migrantes. ¿Quién cuida a niños y ancianos? Las mujeres latinoamericanas y racializadas. En ámbitos como Correos o el profesorado casi todo son trabajadores blancos, en cambio hay una mayoría de personas negras recogiendo chatarra y de latinoamericanas dedicadas a los cuidados. Es una reproducción precisa del orden colonial en el ámbito laboral.  

¿Y quién representa a toda esta gente?

Ahí está el sindicato popular de trabajadores ambulantes, que ha dado una lección a nivel de lucha política, de cómo gestionar una situación de persecución, explotación y represión. También están las compañeras del Sedoac (Servicio Doméstico Activo), Sindihogar/Sindillar, Las Kellys (asociación de camareras de piso)…

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¿Cuál sería un equivalente a la lucha por las ocho horas de hace 100 años?

La regularización del trabajo doméstico. ¿Cómo se puede permitir que una trabajadora tenga que dormir en la casa donde trabaja? ¿Se imagina que un obrero de la Seat tenga que dormir al lado de la línea de montaje? Eso se consideraría esclavitud, pero en el caso del trabajo doméstico está normalizado.