Ensalada con tomate y pipas

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La cocina de los candidatos, con Salvador Illa

El Periódico

Sara González

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Trajeado, aunque sin corbata, cesta de mimbre en mano -su abuelo paterno las hacía- llena de lechugas, zanahorias y cebollas del huerto de su padre, el candidato del PSC, Salvador Illa, sortea a turistas en el mercado de la Boqueria hasta llegar a la parada de los tomates. Es el único ingrediente que le falta antes de quitarse la americana y enfundarse el delantal para ponerse ante los fogones de la cocina de los candidatos de EL PERIÓDICO. Dirigente sobrio, de disciplina, enemigo de estridencias y poco dado al riesgo -con permiso de Pedro Sánchez-, apuesta por ir sobre seguro en un terreno comanche para él. Así que su receta es una ensalada con productos de tierras de La Roca del Vallès. Saludable, sencilla y recomendada para todos los públicos, metáfora del proyecto "transversal" que presume que abandera en esta campaña.

Queda claro que Illa es hombre de tradición. Lo del huerto es de linaje. "Mi abuelo materno era payés y el paterno era nacido en el Montseny y vivía en el bosque. Cuando era pequeño en casa había huerto, conejos y gallinas", relata mientras se dispone a cortar las hortalizas. Algún día, asegura, tendrá tiempo él para volver a cultivar la tierra. Un 'algún día' que ahora mismo queda lejano si lo que pretende es ser president de la Generalitat. De su madre Maria viene el hecho de ser creyente, pese a no ser "una familia de misa". El domingo es San Pancracio y aún no ha tenido tiempo de pasar por el despacho para ponerle perejil a la figurita que lo preside. "Me ha dicho Lluïsa Moret que lo haga", admite. Y si lo dice la jefa de campaña, amén.

Disciplina y timidez

Cocinar, no cocina mucho. En esto es más de hacer de pinche y de "recibir instrucciones". Pero sí que tiene la "autosuficiencia" como base dentro y fuera de la política. Manuscribe las ideas fuerza de sus discursos. "Construyes, piensas". Pero es cuando corre cuando reflexiona sobre él mismo y "desconecta". En silencio, sin música, cuatro veces a la semana. A veces se permite la licencia de hablar con su preparador o de escuchar algún pódcast de radio. Ensalada y plancha es lo que más come, especialmente estos días. "Me tengo que cuidar y tener disciplina horaria", insiste mientras corta los tomates para bocas grandes. Nada de trocitos pequeños -a excepción de la manzana- o de zanahoria rallada. Y la cebolla a juliana y sin lágrimas.

Me ha dicho Lluïsa Moret que le ponga el perejil al San Pancracio

El candidato del PSC no cuenta chistes. "No, no, soy tímido", reconoce. Pero sí que se emociona "cada vez más". En su libro sobre su año como ministro de Sanidad al frente de la pandemia ya dejaba caer que tardará en digerir lo que, asegura, le cayó como un "chaparrón" del Montseny pese a estar lejos de él en aquel momento. "Se me hace difícil imaginar una situación más complicada. Había gente que moría y eso le da siempre una dimensión diferente. Tampoco teníamos un manual previo. Fue un momento muy intenso y no tenía más remedio que tirar adelante", responde en ser preguntado si se imagina un cargo más complejo que el que ostentó. El de 'president', por ejemplo.

El 'feeling' con Josep Rull

Aunque sus 10 años como alcalde de La Roca -entre 1995 y 2005- tampoco fueron precisamente plácidos. La vara le llegó de forma abrupta -murió Romà Planas, su mentor político- y entre medio tuvo una moción de censura. "Es una etapa de las más intensas de la que me siento orgulloso. Soy un gran defensor de los alcaldes y concejales", dice rindiendo homenaje a su "vocación" con unas pipas dorándose en la sartén. Será lo único para lo que necesitará la vitrocerámica y las esparcirá por encima de la lechuga fresca recogida en la víspera.

Salvador Illa, preparando su receta en el mercado de la Boqueria

Salvador Illa, preparando su receta en el mercado de la Boqueria / ZOWY VOETEN

Y precisamente con un exconcejal, aunque del otro Vallès, el Occidental, compartiría la ensalada que está lista para aliñar: con el número 3 de Junts, Josep Rull, a quien considera "buena persona" y con quien confiesa haber hablado "mucho" estos días entre bambalinas antes de los debates. Es una afinidad que, apostilla, se sitúa al margen de los proyectos políticos. "No mezclemos las cosas", deja caer para que no se hagan dobles interpretaciones. De hecho, ha puesto todos los ingredientes en el plato juntos, pero no revueltos.

No sé si le hago un favor diciendo esto, pero felicité a Laure Vega tras el debate

Sin embargo, no tiene inconveniente en reconocer, al hablar de sus rivales, que le sorprendió gratamente la número dos de la CUP, Laure Vega, en el debate de La Sexta. "No sé si le hago un favor diciendo esto, pero la felicité", asegura destacando que es de Sant Boi, ciudad bajo mando de Moret. Con este talante, Illa no tiene duda alguna de que su hija y, de hecho, toda su familia, vota al PSC. Nadie en casa se le ha rebelado. Y encaja, incluso agradece, los "buenos consejos" de su esposa Marta, de quien vaticina que se mantendrá en su rol "discreto" porque así es como es ella si él alcanza la Generalitat.

Valores y principios... pero con flexibilidad

Ahora sí, un buen chorreón de aceite de oliva y sal. El vinagre no entra en escena, que no está el panorama electoral como para añadir agrios, sino que precisamente hará falta mucho engrase para pactar. "Yo lo que pido es que no bloqueen, que respeten el camino escogido por los ciudadanos", reclama.

¿Hay algo que Salvador Illa haya hecho en política que ahora no haría? Se queda pensativo, más allá de tirar del clásico de que, a toro pasado, uno cree que hay cosas que hubiera hecho de forma distinta. ¿Ir a las manifestaciones de Societat Civil Catalana? "No, eso no". ¿Decir 'no' a la amnistía y, después, apoyarla? "La política no es cambiar valores ni principios. Pero tenemos que ver los momentos y debemos tener un punto de flexibilidad", responde. Más o menos como una ensalada: la base es siempre lechuga y, los ingredientes, según temporada.

La conversación ha sido más larga que la ejecución de la receta, está claro. Hora de colgar un delantal que, cuando era pequeño, jugaba a esconder haciendo enfadar a su abuela Ana. "Alguna travesura hice", dice con esa media sonrisa que se le dibuja cuando en los debates lanza un dardo que considera certero a sus contrincantes. "En el fondo, todos llevamos un niño dentro", zanja. Raíces y tradición para la estabilidad pregonada en cada mitin.

Salvador Illa, aliñando la ensalada con productos del huerto de su padre

Salvador Illa, aliñando la ensalada con productos del huerto de su padre / ZOWY VOETEN

Ensalada con tomate y pipas

Ingredientes:

  • Lechuga
  • Cebollas
  • Zanahorias
  • Pepino
  • Tomate
  • Manzana
  • Pipas
  • Aceite de oliva y sal

El candidato del PSC, Salvador Illa, preparó para EL PERIÓDICO una ensalada verde de productos frescos, parte de ellos del huerto de su padre Josep en La Roca del Vallès, su pueblo natal. Receta apta para todos los niveles culinarios, porque el secreto es la calidad de los ingredientes. Se lavan y se trocean la lechuga, las cebollas, las zanahorias, el pepino, el tomate y la manzana -la cantidad, en función de los comensales- y se doran las pipas. Se corona todo con un buen aceite de oliva y sal. No quedó ni rastro.

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