Cita con las urnas

Elecciones en pandemia: menos participación pero sin desplome

La abstención ha crecido de manera controlada en la mayoría de comicios que se han celebrado en el mundo desde hace un año

El coronavirus desplaza el foco de la cuestión independentista, lo que según los expertos podría desmovilizar a este electorado

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Miriam Ruiz Castro

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Entre los viejos rituales que el virus ha transformado están también los procesos electorales: al menos 75 países y territorios en todo el mundo han pospuesto elecciones desde febrero de 2020, y unos 50 las celebraron después de haber sido inicialmente retrasadas, según datos recopilados por el Instituto Internacional para la Democracia y la Asistencia Electoral (IDEA). Fue el caso de las gallegas y vascas, fijadas para el 5 de abril y celebradas el 12 de julio del año pasado. El resultado fue una caída notable de la participación: en Euskadi, con un 50,8%, fue la más baja en unas elecciones al Parlamento Vasco; y en Galicia, con un 48,97%, la más baja desde 1981. 

Además de protocolos estrictos, mamparas, gel y mascarillas, la cita con las urnas en tiempos de pandemia tiene otra consecuencia: un aumento casi generalizado de la abstención. La segunda vuelta de las municipales en Francia tuvo una abstención récord, y en Portugal, en plena ola de contagios, superó el 60%. También bajó la participación en Croacia, Islandia, Rumanía o Serbia, aunque también hay excepciones como Polonia, Corea del Sur o Estados Unidos, donde la polarización y un voto por correo disparado desafiaron al miedo al contagio.

Intensidad política

Los expertos consultados coinciden en que el virus va a hacer bajar la participación electoral del 14-F, pero sin grandes sobresaltos. “Catalunya es diferente porque, pese a la pandemia, sigue habiendo un activismo político más intenso”, señala Paloma Román, directora de la Escuela de Gobierno de la Universidad Complutense de Madrid. El politólogo Oriol Bartomeus también apuesta por un aumento de la abstención, pero cree que “será una vuelta a la participación habitual, de alrededor del 65%”.

Aunque la independencia sigue siendo uno de los temas centrales en Catalunya, el covid-19 lo ha desplazado inevitablemente. No es solo el miedo al contagio, sino un escenario de militancia política adormecido por la pandemia, que permite que se valoren otros temas. “Nacionalistas de un sentido y de otro han tenido que ir aparcando sus reivindicaciones porque esta situación de emergencia no entiende de banderas”, indica Román.

Desmovilización independentista

Las elecciones catalanas de 2017 llegaron en un momento de tensión política extrema y una enorme polarización: el resultado fue una asistencia masiva e histórica a las urnas, del 79%. “Hay varios factores que presionan la participación hacia abajo: el miedo por el covid, pero también el cansancio”, apunta Bartomeus. “Hay cierto cansancio en una parte del electorado independentista. La falta de horizonte estratégico después del referéndum del 1-O y las divisiones internas pueden desmovilizar a parte de este electorado”, aunque el experto apunta a que la incertidumbre por los resultados sigue siendo alta y ello puede activar a segmentos de población que puedan sentir que su voto será útil y acabe yendo a votar.

El bloque independentista es el más amenazado por el fantasma de la abstención. Bartomeus señala que hay “una opinión extendida entre parte del electorado independentista de que el Govern ha sido un desastre y esto puede llevarlos a la abstención”. “No existe un bloque tan unido como en 2017 -coincide San Román- y habrá una parte independentista, aunque quizás en menor grado, que no votará únicamente en clave nacional y valorará la gestión de la pandemia, y es posible que opte por la abstención”.

La encuesta ‘flash’ del CIS arroja un 12,2% de electores que aseguran que no irán a votar, y al menos uno de cada cuatro todavía no ha decidido si lo hará o por qué opción optará. El alto porcentaje de indecisos deja a ciegas a las encuestas.

Sin movimiento entre bloques

Ese escenario de movilización general que dejó 2017 tuvo un eco importante en Ciudadanos. “Hasta 200.000 personas que no votaban tradicionalmente lo hicieron para parar la independencia y optaron por Ciudadanos”, dice Bartomeus. Ese escenario se ha destensionado y el partido naranja será otro de los perjudicados: “Ciudadanos pasará de ganar las elecciones a quedar, con suerte, como cuarta o quinta fuerza. La comparación con 2017 es odiosa, pero será el que más caiga”, vaticina. Parte de sus votos volverán a sus anteriores partidos, PSC y PP, aunque este último tendrá que compartirlos con Vox.

Desde que arrancó el 'procés', en Catalunya los resultados electorales se miden también en bloques: los partidarios de la independencia y los que no lo son. Según los expertos, ni la pandemia va a hacerlos más permeables. El CEO preelectoral señala que el voto trasvasado entre bloques no llega al 2% del total. Es ahí donde está la mayor incertidumbre: lo que decantará la victoria de un bloque sobre otro será qué electorado es más abstencionista.

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