OPINIÓN

Cuatro volcanes en tan solo siete días

Sergi Mingote cuenta su experiencia de los últimos días en los volcanes de los Andes, en Chile, donde se encuentra aclimatando para su próxima expedición en Nepal

Sergi Mingote en su última expedición en Chile, donde ha coronado cuatro volcanes en siete días

Sergi Mingote en su última expedición en Chile, donde ha coronado cuatro volcanes en siete días

Sergi Mingote

Sergi Mingote

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Han sido unos días intensos, de esos que me sirven para sentir de nuevo esa sensación de seguridad que me aportan las alturas. Un país conocido, Chile, con unos fantásticos recuerdos del año anterior. Si le tuviera que poner nota a estos días sería sin duda un 10. 

Buena compañía, mucha montaña, buena aclimatación y buenas conversaciones. Las expectativas eran altas, ya que conocía bien la zona y quería intentar coronar un volcán más que el año pasado. Teníamos una semana por delante y cuatro volcanes que "me llamaban" con más fuerza que el resto. Uno de ellos es 'el rey de los volcanes', el más alto y frío del mundo: el<strong> Ojos del Salado </strong>(6.893 metros). 

Nuestra llegada a Copiapó, a pies del desierto, fue muy rápida. Aprendí la lección del año anterior y en vez de ir en camioneta fuimos en avión. Primer acierto: en una hora estábamos en la capital de la región de Atacama, donde nos encontramos los cartagineses Carlos y Pepe, los catalanes Juan, Chemo, Jordi y yo, con los chilenos Ivano, Sandy y Jorge. Ninguno de ellos había conseguido ascender el Ojos del Salado, y este era su sueño. 

Primeros días en Atacama

El día 22 de febrero, después de llegar a un lugar de ensueño, la Laguna Santa Rosa, ascendimos hasta los 4.2000 metros del volcán Padre Encantado. Para mí era un volcán conocido, ya que lo ascendí el año anterior, pero no tocaba subir hasta su cima sin haber aclimatado antes un poco. Fue un buen primer paso y todos estábamos bien. 

El día 23 coronamos los 5.090 metros del primero objetivo, el Pastillito. Un volcán fácil pero muy largo. El día 25 afrontamos nuestro primer 6.000, el Barrancas Blancas, un volcán interesante que pertenece a una cadena montañosa próxima a Laguna Verde, nuestro Campamento Base. 

Después de 12 horas de esfuerzo, ascendiendo y descendiendo por unos enormes canchales de piedra volcánica y con una fantástica cima de 6.030 metros que hace de mirador de su hermano mayor, el Ojos del Salado, llegamos de nuevo a los 4.350 metros del refugio. Un baño en las aguas termales que allí nacen nos hizo recuperar las fuerzas perdidas.

Adversidades meteorológicas

No deja de ser curioso que un refugio libre sea tan especial y acogedor como este. Un espacio poco cuidado y con solo cuatro paredes y unas maderas viejas que conforman una cama y una litera y que los nueve componentes de la expedición "colonizamos" durante cinco días. 

Después de un día de descanso nos llegó un parte meteorológico bastante esperanzador: la madrugada del día 27 podía ser buena para intentar hacer cima. Los vientos allí arriba se preveían de 45 km/2, pero eso es muy habitual en estas montañas. De hecho, los días anteriores se habían alcanzado rachas de viento superiores a los 90 km/h. 

Camino a la cima

A la una de la mañana nos levantamos y en poco más de dos horas en 4x4 estábamos en Tejos. La  llegada no fue fácil, ya que una de las furgonetas se quedó clavada en una de las dunas del desierto. A las cinco de la mañana empezamos a caminar hacia la cima. La noche era muy fría; la sensación térmica bajaba hasta casi -30º y no sentía los dedos de los pies y de las manos. 

De hecho, esta es una de las pequeña preocupaciones que me llevo. Siento que tantas expediciones seguidas han sensibilizado mucho mis pies y las congelaciones son más fáciles. Todos estos "excesos" por encima de los 8.000 metros siempre se cobran su precio. 

Chemo decidió después de una mala noche quedarse en el refugio y Juan y Jordi no se encontraban muy bien, así que inteligentemente decidieron dar la vuelta sobre los 6.000 metros Yo decidí subir con Carlos, que el año pasado se quedó sin hacer cima porque se le congelaron el Camelback y las manoplas. Me encantó poder ir con él y compartir la felicidad de la cima juntos.

Nueve horas y media de ascenso

Después de nueve horas y media de esfuerzo, frío y determinación, llegamos a la cima del volcán más alto del mundo. La última parte del recorrido es muy bonita y aérea, un diedro de unos 15 metros verticales que mueren en una arista preciosa que conduce hasta la cima. Más allá de las seis de la tarde, ya todos juntos en el precario refugio de Laguna Verde, celebramos juntos el éxito del ascenso. 

Somos un equipo, y si una parte del equipo consigue llegar a cima, el éxito es de todos. De unos, por tener la constancia y las fuerzas de llegar hasta los 6.893 metros, y de otros por tener la capacidad de renunciar y por no condicionar los ascensos del resto. Somos un equipo, un buen equipo, y como cabeza visible de la expedición quiero agradecer públicamente a todos ellos su esfuerzo, comprensión, amistad y compañerismo

Después de un nuevo día de merecido descanso afrontamos el último de los volcanes programados, un precioso pico de 6.044 metros, el Peñas Blancas. Para mí fue el más importante y emotivo de todos, porque pudimos pisar las piedras de su cráter todos juntos. Y es que lo más importante no es la cima ni la altura, sino lo que sentimos y que seamos capaces de conseguirlo juntos. Han sido cuatro volcanes en tan solo siete días. Objetivo conseguido, felicidad plena

Un sueño cada vez más próximo

Creímos en nuestras posibilidades, soñamos grande y nos hemos ganado uno de los momentos más bonitos que se pueden vivir por encima de las nubes. Los abrazos sinceros dieron paso a la bajada y, como no, a buscar en nuestras mentes nuevos sueños. Mi sueño está muy cerca y ya escrito a fuego en mi cerebro y en mi corazón: el Annapurna.

El primer ochomil conquistado por el hombre, una de las montañas más peligrosas del mundo pero de las más atractivas y maravillosas, me espera el día 28 de marzo. Me siento fuerte, bien aclimatado y con las energías suficientes para afrontar este reto.

El 14x1000 continúa y yo os iré explicando en primera persona cómo lo vivo, cómo lo planifico y cómo lo disfruto. Y también, por qué no, cómo lo sufro. Seguimos contactados, amigos. Soñad grande.