Microurbanismo en la 'superilla'

El Eixample clavetea los límites de las 155 terrazas de los ejes verdes

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La contaminación da tres meses de respiro al Eixample de Barcelona

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A1-178135265.jpg / Manu Mitru

Carles Cols

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Cada una de las 155 terrazas preexistentes en los cuatro ejes verdes del Eixample tendrá, a partir de hoy, unas pequeñas pero inamovibles piezas metálicas claveteadas en el pavimento que delimitarán el espacio máximo que pueden ocupar las mesas y las sillas. Comienza así ya la recta final de microurbanismo de las calles de Consell de Cent, Girona, Borrell y Rocafort, en el que uno de los objetivos es fijar desde un primer momento las reglas del juego. Igual que se impidió ya de entrada que esas cuatro calles se convirtieran en un aparcamiento de motos (medida respetada desde entonces), el nuevo propósito es impedir que, tal y como ha sucedido en zonas de la ciudad, como Rambla de Catalunya y, sobre todo, Enric Granados, los establecimientos de restauración ocupen indiscriminadamente la nueva zona peatonal.

Las señales, casi imperceptibles, salvo para los inspectores y los restauradores.

Las señales, casi imperceptibles, salvo para los inspectores y los restauradores. / Manu Mitru

Las señales son pequeñas, apenas un minúsculo mojón insertado en el pavimento, pero permitirán a los inspectores realizar periódicas visitas a esas calles y comprobar el cumplimiento de la norma. Tal y como lo plantea el Ayuntamiento de Barcelona, esta es una medida en beneficio de los propios establecimientos, para conseguir así una adecuada coexistencia entre todos los usuarios de los ejes verdes. Al dueño de cada una de esas 155 terrazas (solo en Consell de Cent hay 103) se la ha proporcionado un manual de instrucciones para que tengan claro cómo instalar las mesas y las sillas. A modo de ejemplo, ninguno de esos elementos de mobiliario puede invadir la línea de baldosas podotáctiles que orientan a las personas con problemas de visión.

Nuevas pilonas para evitar el paso de vehículos por rutas prohibidas.

Nuevas pilonas para evitar el paso de vehículos por rutas prohibidas. / Manu Mitru

Las señales han comenzado a colocarse primero en la confluencia de las calles de Girona y Consell de Cent, donde, simultáneamente, se están perfilando otros detalles de microurbanismo. Se han colocado pilonas para impedir (como ya ha sucedido en más de una ocasión) que los vehículos crucen por mitad de la plaza, a pesar de que de manera muy evidente es una zona peatonal.

La boca de metro de Girona, tras su remodelación.

La boca de metro de Girona, tras su remodelación. / Manu Mitru

Por otra parte, en esa misma plaza están a punto de finalizar las obras de remodelado de la boca de metro de la línea L4. Se ha sustituido el acceso de hormigón por uno acristralado, de modo que la tienda más icónica de aquella intersección, la Panadería Sarret, gana por fin una visibilidad de la que carecía.mitrumi