EIXAMPLE

El templo de la vida

La Casa Sayrach, representante del modernismo tardío, fue concebida por el arquitecto que le da el nombre como casa familiar

Solo curvas 8Vestíbulo de la Casa Sayrach, que representa la vida con el agua y carece de ángulos.

Solo curvas 8Vestíbulo de la Casa Sayrach, que representa la vida con el agua y carece de ángulos.

BEATRIZ PÉREZ / BARCELONA

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En el cruce de la avenida de Diagonal y la calle de Enric Granados se encuentra uno de los últimos reductos del modernismo catalán. Es la Casa Sayrach, una gran finca privada (de cuatro pisos y una planta baja) construida entre 1917 y 1918 por el arquitecto y escritor Manuel Sayrach Carreras (1886-1937), admirador de Antoni Gaudí.

"En un momento en que sus compañeros giraron hacia el noucentisme, hacia lo mediterráneo, mi padre optó por idear un edificio modernista destinado a convertirse en la casa de la familia", cuenta el hijo del arquitecto que lleva su mismo nombre. El próximo año la Casa Sayrach, en la que vive Manuel Sayrach hijo, cumplirá su primer siglo.

"Mi padre no era solo un arquitecto, sino un pensador, un humanista -destaca-. Ideó la Casa Sayrach como un homenaje a Catalunya a través de su naturaleza: montaña, piedra y mar". Así, la fachada del edificio evoca los peñascos de Montserrat. Está coronada por un tejado blanco, que evoca la nieve, símbolo de la fragilidad y que contrasta con la dureza de la piedra.

"La entrada de la casa es como un templo sumergido dentro del agua. No hay ningún ángulo, todo son líneas curvas", continúa explicando el propietario, que asegura que la pretensión de su padre era simbolizar la vida a través no solo del agua, sino también del aire.

De esta manera, en el portal se pueden ver redes de pescar (símbolo, a una misma vez, de vida y muerte), arcos que simulan esqueletos de ballena, medusas, motivos florales y huevos, que representan el principio de la vida. Los timbres de las puertas, además, reproducen el efecto de una gota al caer en el mar. Esta majestuosa entrada está dividida en tres naves que culminan en una gran puerta trasera, de estilo noucentista y de cristal, a través de la que entra la luz al interior.

Lo mismo sucede con las ocho viviendas del edificio, de 300 metros cuadrados cada una de ellas. En todas se aprecia la pretensión del arquitecto por buscar la luz. La puerta principal del edificio es de hierro y de estilo modernista.

La Casa Sayrach fue el edificio más visitado el pasado octubre en el festival 48h Open House, que da a conocer diferentes espacios arquitectónicos de Barcelona.

Vida y amor

Justo al lado de este gran edificio modernista, en el 153 de Enric Granados, el arquitecto construyó otro en 1926, la Casa Montserrat, que simboliza el amor. Lo hizo en honor a su esposa, Montserrat Fatjó del Xiprés. Por eso en la reja de la puerta se puede ver una gran letra eme y una semilla de ciprés, en alusión al nombre y apellido de su enamorada.

La Casa Sayrach también tuvo una construcción predecesora en la que el arquitecto experimentó con el modernismo: la Torre Nova, conocida como Torre dels Dimonis, en Sant Feliu de Llobregat. "Era una especie de parque Güell, un canto a los siete días de la creación. El franquismo la expropió", finaliza Sayrach.