UNA historia deL EIXAMPLE... la Casa Lleó Morera

Una joya en la manzana más modernista

La casa de Domènech i Montaner en el paseo de Gràcia alberga a Loewe, Guess y Swaroski

Detalle 8 Relieve de la nana 'La dida de l'infant rei', en el piso principal.

Detalle 8 Relieve de la nana 'La dida de l'infant rei', en el piso principal.

VEGA S. SÁNCHEZ / BARCELONA

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Si alguien oye hablar de la manzana de la discordia, podría pensar en el origen de la guerra de Troya, que al parecer empezó por una pelea entre tres bellas diosas --Hera, Atenea y Afrodita--. O incluso, yendo más allá, podría pensar en la fruta prohibida que Eva entregó a Adán para pecar que, según el Génesis, supuso la expulsión del Paraíso.

Pero si se habla de la manzana de la discordia de Barcelona, se está hablando de tres de los mejores ejemplos del modernismo de la ciudad que, en apenas 100 metros, engloban la esencia del estilo arquitectónico modernista de la capital catalana. Los tres monumentos --la Casa Lleó Morera (obra de Lluís Domènech i Montaner), la Casa Ametller (de Joan Puig i Cadafalch) y la Casa Batlló (de Antoni Gaudí)-- compiten entre sí en belleza desde su construcción. Y, de hecho, son la expresión del fenómeno que se dio en aquellos años entre las familias burguesas de Barcelona que, al instalarse en el Eixample, pugnaban entre sí por hacerse construir la casa más bella de la zona. Gracias a esta discordia de las familias acomodadas, se creó un verdadero museo de arquitectura modernista al aire libre.

Una de estas joyas arquitectónicas, la Casa Lleó Morera (restauración de la Casa Rocamora), es de titularidad privada y alberga en sus bajos y en sus pisos superiores una tienda de Loewe y oficinas de Guess y Swarovski. Por tanto, y pese a estar incluida en la Ruta Europea del Modernismo desde octubre del 2007, no se puede visitar «salvo en unas jornadas de puertas abiertas que se celebran anualmente», comenta Gala Comangés, representante de ventas de Guess, que ocupa el piso principal de la Casa Lleó Morera. Un piso que, «pese a ser más incómodo para trabajar, porque sería mejor un espacio diáfano, compensa por la belleza», apunta Comangés.

Es en este piso principal donde se halla uno de los grandes tesoros de la casa: una enorme vidriera, que da a una la terraza exterior y que ocupa los pisos principal y primero, y que retrata aves, árboles y flora diversa y de vivos colores. También en este principal el escultor Eusebi Arnau esculpió unos dinteles de cerámica, con figuras de porcelana en relieve, con una canción de cuna: La dida de l'infant rei (La nodriza del niño rey).

Pero todo en la Casa Lleó Morera es digno de admiración. No en vano la casa proyectada por Domènech i Montaner consiguió el primer premio del concurso de edificios artísticos de 1906. Junto a la bella decoración interior, siempre de acuerdo con esquemas simétricos, destaca la singular estructura de la fachada.

La última reforma realizada en la casa concluye en marzo del 2012, con la restauración de los bajos comerciales. Ahí, donde está instalada una tienda de Loewe, «se recuperaron algunos de los elementos destruidos, como la puerta de carruajes, y algunas columnas y mosaicos» que se pueden contemplar en el exterior, comenta Montse Dalmau, directora de la tienda de Loewe. Asimismo, Loewe mantiene dos fragmentos de techos originales realizados al fresco que, bajo supervisión de Patrimonio del ayuntamiento, fueron restaurados con un complejo proceso de «investigación, para tratar de mantener los colores originales», indica Dalmau. Lo que no se pudo recuperar son las figuras femeninas de estilo clásico que, en su origen, estaban situadas en los balcones y la entrada de la Casa Lleó Morera. Estas figuras estaban apoyadas sobre dos grandes jarrones, dispuestos para albergar plantas.