Empresas

El nuevo robot quirúrgico de Europa se fabrica en El Prat de Llobregat

El Hospital General de Catalunya ya cuenta con un robot quirúrgico Da Vinci

Una mañana en el quirófano del Clínic con el superrobot Da Vinci

Imagen del centro de pruebas ubicado en El Prat.

Imagen del centro de pruebas ubicado en El Prat. / MANU MITRU

Natàlia Ríos

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

A 11 kilómetros de Barcelona, en El Prat de Llobregat, sobre un terreno de tres hectáreas -que fue una granja experimental del Instituto de Investigación y Tecnología Agroalimentaria (IRTA) de la Generalitat de Catalunya- se ultima la salida al mercado del Bitrack, el que será el octavo robot quirúrgico europeo. Lo desarrolla Rob Surgical, empresa catalana que nació en 2012 como una 'spin off' de la Universidad Politécnica de Cataluña (UPC) y el Instituto de Bioingeniería de Cataluña (IBEC) y que en abril realizó ya sus primeras operaciones en pacientes del Hospital Clínic de Barcelona.

Las tres primeras cirugías con el nuevo robot Bitrack han sido tres nefrectomías radicales, operaciones que consisten en la extirpación del riñón debido a un mal funcionamiento o una enfermedad previa. Los impulsores calculan que a mediados del año que viene tendrán todas las certificaciones aprobadas para iniciar su comercialización e instalar las 10 primeras unidades en diferentes hospitales de Europa antes de que acabe el 2024.

Los robots quirúrgicos de última generación permiten realizar intervenciones más precisas y menos invasivas. El más conocido hasta la fecha, el Da Vinci, nació en el seno de Silicon Valley, a partir de patentes militares, y fue desarrollado por la empresa californiana Intuitive Surgical. Se lanzó al mercado en 1999. Hay 17 Da Vinci en los hospitales españoles, pero no es el único robot. La barcelonesa Fundación Puigvert, por ejemplo, opera también con Hugo, de Medtronic.

De hecho, el germen del Bitrack surgió al querer mejorar las carencias del Da Vinci. "Los catedráticos especializados en robótica Josep Amat y Alicia Casals coincidieron en un congreso con cirujanos que empezaban a trabajar con el Da Vinci y al que veían algunas posibles mejoras. De las dos miradas, la de los cirujanos y la de los ingenieros, nació en 2008 un grupo de investigación en robótica quirúrgica que generó las primeras patentes", recuerda Jaume Amat, ingeniero técnico de Telecomunicaciones, hijo de Josep Amat y CEO de Rob Surgical.

Arrancar con 180.000 euros

Empezaron con un prototipo sencillo que financiaron "con el poco dinero que se consiguió en una primera ronda de familiares y amigos y alguna subvención, 180.000 euros en total". "A medida que se ideaban prototipos más elaborados -indica Amat-, se podía captar más financiación. Y en 2016 llevamos a cabo una ronda de inversión que nos permitió dar un salto importante en la investigación con casi dos millones de euros". Tres años más tarde entró el primer socio importante, Scranton Enterprises, accionista de empresas catalanas emblemáticas como Juvé & Camps, Aigües de Vilajuïga y el Club Joventut Badalona, y consiguieron una nueva financiación de cinco millones. Hasta la fecha llevan levantados en toral 21 millones.

Jaume Amat argumenta que una de las principales aportaciones del nuevo robot es poder universalizar y democratizar la cirugía de precisión, además de incorporar mejoras en el momento de la operación. Y es que, según el CEO de Rob Surgical, "después de más de 20 años de implantación del Da Vinci en el mercado, solo se utiliza para el 3% de todas las cirugías que se podrían hacer con robot". "Con los sistemas actuales -continúa-, cuando un hospital planifica una cirugía con robot la hace toda con él, tanto las partes donde tiene sentido como aquellas donde no aporta un valor diferencial. Esto hace que la robótica sea lenta, cara e inflexible. Además, ha motivado que este tipo de operaciones se hayan quedado atrapadas en la punta de la pirámide: en hospitales y cirujanos de referencia y operaciones de gran complejidad".

La propuesta de Rob Surgical se centra en intervenciones de tejidos blandos de la zona abdominal, lo que en la práctica se traduce en tratamientos de urología, ginecología y gastrointestinales, y propone poner en el mercado una herramienta de precisión de uso híbrido. "Los cirujanos pueden empezar con sus utensilios manuales convencionales y coger el Bitrack para el momento en que se requiera una precisión milimétrica". De este modo, "se puede ampliar el abanico de centros que pueden permitirse tener acceso a la robótica, así como el número de cirugías que pueden hacerse con ella", subraya.

Nueva meta

El CEO de Rob Surgical asegura que queda "muy poco para conseguir un nuevo hito importante": "Ya hemos cerrado el primer estudio con personas y estamos esperando la autorización para el segundo, que nos tiene que permitir completar la evaluación clínica que autorice la certificación del robot". Si los plazos se cumplen, a mediados del 2024 tendrán el robot certificado y entregarán todas las características del diseño a la Unión Europea para que les dé el sello para empezar a fabricar. El objetivo es tener instalados 50 robots Bitrack en diferentes hospitales de Europa en 2025 y llegar realizar las primeras 500 operaciones.

Para conseguirlo están montando la primera "miniplanta de producción", que deben dar de alta en la Agencia Española del Medicamento para empezar con el proceso de ensamblaje y accesorios. El pasado julio enviaron la solicitud y cuentan con recibir el permiso "en breve". "Hemos asumido el riesgo de la fabricación para poder iniciar la comercialización" en el momento en que se obtenga la certificación, afirma.

Ahora mismo, "cada robot es casi una obra de arte, muy singular, con unos costes por pieza y por unidad exagerados". "Estamos revisando la escalabilidad del sistema para facilitar el proceso", destaca. Para ejemplificarlo, Jaume Amat explica: "Cada pieza del primer instrumental que hicimos del robot nos costaba 6.000 euros producirla, un coste que evidentemente no se puede ni plantear. Tras una primera revisión, el coste de producción se sitúa en los 200 euros la pieza y aún haremos alguna revisión más".

Rob Surgical, con una plantilla de 35 personas, cuenta con capital suficiente para avanzar en el diseño final y la certificación. "Pero somos ambiciosos y es evidente que buscaremos incorporar nuevos socios, no solo desde el punto de vista de la financiación, sino también como partners que nos ayuden en la parte de la comercialización con una mirada global", destaca el CEO.

Mantienen conversaciones con el Clínic y con el Vall d’Hebron, "como hospitales públicos de primera línea», pero también aspiran a demostrar que un hospital «del consorcio sanitario de Vic, por ejemplo, puede permitirse tener este tipo de cirugía". La comercialización de las 10 primeras unidades quieren hacerla con un mix de hospitales que representen todo tipo de centros públicos, grandes, medianos y pequeños de toda España, también alguna clínica privada y algún centro europeo que les dé "visibilidad internacional", avanza.

El modelo de comercialización está todavía por acabar de definir. Amat apunta que en el caso del Da Vinci se generan tres líneas de ingresos: el 30% de la facturación proviene de la venta del robot; el 60%, del instrumental quirúrgico necesario, y el 10% restante, de los servicios de mantenimiento. "Si podemos vender el robot, fantástico, y facturaremos desde el primer momento. Pero cada vez más los hospitales no están dispuestos a hacer esta inversión y por eso nos preparamos para un segundo escenario que supone un reto adicional de movilización de fondos y donde los ingresos se generarán básicamente por el uso del robot y la venta de material", afirma.

En Europa se han aprobado hasta la fecha siete robots para estos tipos de cirugía. "Seremos el octavo", concluye Jaume Amat.