Alimentación

La mitad de los productos frescos que consume una ciudad podrían cultivarse en huertos urbanos

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El huerto urbano del centenario Joan Carulla

El huerto urbano del centenario Joan Carulla / JORDI COTRINA

María Jesús Ibáñez

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La construcción y explotación de huertos urbanos en distintos puntos de una ciudad (azoteas, jardines privados o parcelas sin construir) podría llegar a generar el 50% de los alimentos frescos que consumen los habitantes de esa población, según han concluido los investigadores Josep Pueyo-Ros, Quim Comas y Lluís Corominas, del Institut Català de Recerca de l’Aigua (ICRA). El estudio, publicado en la revista científica 'Landscape and Urban Planning', se basa en un análisis realizado en Sant Feliu de Llobregat (Baix Llobregat), que forma parte del proyecto Edible Cities Network (Red de Ciudades Comestibles]. Los autores aseguran que los resultados de la investigación son extrapolables, al menos, al resto de ciudades medias de la geografía catalana y del norte del Mediterráneo.

Un huerto plantado en el tejado de un edificio de oficinas de Staten Island, en la ciudad de Nueva York.

Un huerto plantado en el tejado de un edificio de oficinas de Staten Island, en la ciudad de Nueva York. / @BROOKLYNGRANGE

El informe parte de la base de que "la agricultura urbana ha ganado atención más allá de los círculos académicos en los últimos años, especialmente en países que se encuentran en vías de desarrollo". Según algunas estimaciones, aproximadamente entre el 15% y el 20% de los alimentos frescos del mundo se producen ya en ciudades. Destacan algunas, como La Habana, que lidera este fenómeno, pero "también hay ejemplos dignos de mención en países del norte global, como Berlín, que cuenta con más de 80.000 jardines comunitarios", agregan los investigadores. Otro ejemplo que citan es el Reino Unido, donde en 2010 el gobierno anunció la asignación de "tierras infrautilizadas y descuidadas" a las comunidades locales para satisfacer la demanda de 100.000 personas en listas de espera de asignación y permitirles cultivar sus propios alimentos.

Jardines comunitarios, patios traseros, recreos escolares, azoteas y espacios donde también se instalan colmenas o corrales son algunos de los lugares donde ya se están cultivando huertos urbanos. Hasta ahora, la actividad se ha relacionado, en los países occidentales, como una forma de ocio, pero cada vez son más los expertos que resaltan la importancia de esta modalidad de agricultura en el contexto de una población urbana en crecimiento. Todo apunta a que las explotaciones agrarias urbanas desempeñarán un papel fundamental para garantizar la seguridad alimentaria en las ciudades del futuro, "tal como lo ha hecho en tiempos de crisis o conflicto", indican los autores del estudio.

Otros beneficios

La agricultura urbana, sostiene el estudio, también tiene implicaciones positivas en aspectos como la reducción del riesgo de inundaciones, ya que una superficie agrícola filtra las aguas y permite reducir las escorrentías, o como la apertura de depósitos u otros sistemas de captación del agua de lluvia (para regar los mismos huertos). Contribuyen, en términos ambientales, a mitigar el impacto de las islas de calor que se generan en las ciudades y a mejorar la calidad del aire, "porque facilita la fijación de partículas contaminantes como el dióxido de nitrógeno".

Pero además, la creación de huertos urbanos contribuye a desarrollar oportunidades laborales, que en el caso analizado (el de Sant Feliu) podrían llegar a cifrarse en unos 3.500 nuevos empleos. En particular, se generarían puestos de trabajo 'de cuello verde'. "El establecimiento de nuevos empleos en la agricultura urbana puede tener un impacto significativo, especialmente en áreas con tasas de desempleo más altas, contribuyendo así a la igualdad social", argumenta el informe del ICRA.

Los investigadores concluyen que los beneficios de la agricultura urbana dependen mucho del tipo de huerto, así como de su localización en la trama urbana. Josep Pueyo-Ros, principal autor del estudio, considera, en declaraciones al Diari de Girona, que "para maximizar los potenciales beneficios de la agricultura urbana es necesario que las ciudades encuentren nuevas formas de planificación estratégica que permitan unir la visión integral de ciudad propia de la planificación urbana con la naturaleza fragmentada de los huertos urbanos".